El Acta de Gobierno de Irlanda de 1921 partió la isla en dos y dejó la región norte dentro del territorio del Reino Unido
El 3 de mayo de 1921 entró en vigor el Acta de Gobierno de Irlanda, una ley promovida por el parlamento del Reino Unido que dividía la isla en dos: Irlanda del Norte pasaba a ser una región dentro del Reino Unido, mientras que Irlanda del Sur se convertía en una región autónoma.
Por ese motivo, Irlanda del Norte celebra este año el centenario de su fundación. Se trata de una de las cuatro regiones que conforman el Reino Unido, junto con Inglaterra, Gales y Escocia.
Durante siglos, la isla de Irlanda estuvo bajo el control de los ingleses. Los irlandeses trataron de independizarse en varias ocasiones, pero siempre perdían la guerra. No fue hasta principios del siglo XIX, tras la Guerra de Independencia Irlandesa (1919-1921), que el movimiento separatista liderado por el Ejército Republicano Irlandés (IRA) consiguió imponerse a las tropas británicas.
Sin embargo, en la zona norte de la isla, llamada Ulster, la mayoría de la población era favorable al Reino Unido. Compartían lazos históricos, culturales y religiosos con los ingleses. Por eso, durante el proceso de separación, esta región quedó bajo el gobierno del parlamento británico en Londres.
La independencia de Irlanda tampoco fue inmediata. Desde la aplicación del Acta de Gobierno de 1921 tuvo que pasar poco más de un año hasta que, el 7 de diciembre de 1922, el nuevo parlamento irlandés declaró oficialmente su independencia del Reino Unido. Finalmente, en 1949 se constituyó como república y las funciones que antes se asignaban al monarca de Gran Bretaña pasaron a manos del presidente irlandés.
Ulster: una zona en disputa
La isla de Irlanda se divide en cuatro provincias: Leinster, Munster, Connacht y Ulster (también conocida como “Irlanda del Norte”). Las tres primeras son de mayoría católica, mientras que en Ulster la mayoría de la población es protestante, igual que en el Reino Unido. Cuando Irlanda del Norte pasó a formar parte del Reino Unido, la rivalidad entre católicos y protestantes creció.
Pero además, durante el proceso de independencia, la provincia del Ulster también quedó dividida: de los nueve condados, tres pertenecen a la República de Irlanda y los otros seis componen Irlanda del Norte (Reino Unido).
Esta situación provocó una disputa política entre ingleses e irlandeses, pero también enfrentó a los norirlandeses entre sí. Los unionistas (de religión protestante) querían seguir vinculados al Reino Unido, mientras que los independentistas o nacionalistas (de mayoría católica) querían recuperar el Ulster dentro de la República de Irlanda.
Durante la segunda mitad del siglo XX, el enfrentamiento se convirtió en un conflicto armado en el que murieron más de 3.000 personas entre soldados británicos, grupos paramilitares y civiles. El proceso de paz no concluyó hasta 1998, cuando todas las partes firmaron el Acuerdo de Viernes Santo.
El Brexit reaviva el conflicto
Desde que se celebró el referéndum del Brexit en 2016, la frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda ha sido uno de los asuntos más polémicos en las negociaciones. A pesar de que ganó el “Sí” al Brexit, la mayoría de la población de Irlanda del Norte (56%) votó a favor de permanecer en la Unión Europea (UE).
Con la salida del Reino Unido como país miembro de la UE, esta frontera pasa de separar dos países miembros (que comparten muchas políticas comunitarias) a ser el límite entre la Unión Europea y un país extranjero. Esto implica endurecer las condiciones para cruzar la frontera.
Para evitar una “frontera dura” que profundice en la división que todavía existe entre unionistas e independentistas, se ha creado el Protocolo de Irlanda: Irlanda del Norte queda dentro del mercado único europeo, no se construirá una nueva frontera física y el comercio se mantendrá con las mismas condiciones, sin aumentar los aranceles.
Este acuerdo no ha gustado del todo a los partidarios del Reino Unido y del Brexit, porque consideran que implica seguir cumpliendo la normativa europea y perder autonomía. A principios de abril, los manifestantes salieron a las calles y hubo enfrentamientos con la policía en varios municipios de Irlanda del norte.
Sin embargo, los expertos señalan que los motivos de las protestas no son solo por el Brexit. La mayoría de manifestantes violentos son jóvenes norirlandeses afectados por el paro y las pocas perspectivas de futuro en la región. Estos jóvenes han cruzado las llamadas “líneas de paz” que separan a las comunidades protestantes de las católicas, buscando el enfrentamiento.
La primera ministra de Irlanda del Norte, la unionista Arlene Foster, ha anunciado su dimisión a raíz de las protestas. Hace ya más de 20 años del Acuerdo de Viernes Santo, pero la población todavía recuerda lo mucho que costó conseguir la paz y teme que pueda resurgir el conflicto.