25 diciembre 2024
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25 diciembre 2024

El Papa pide perdón a las víctimas de abusos en Canadá

Miles de niños indígenas fueron apartados de sus familias y enviados a internados dirigidos por la Iglesia católica

El Papa Francisco ha viajado estos días a Canadá, en una visita histórica para pedir perdón por los abusos cometidos por la Iglesia católica contra la población indígena de este país durante décadas.

Desde finales del siglo XIX y hasta la década de 1990, más de 150.000 niños indígenas fueron separados a la fuerza de sus familias y enviados a internados católicos con el objetivo de alejarlos de su lengua y de su cultura, y de convertirlos al cristianismo.

En estos internados, muchos niños y niñas sufrían desnutrición, maltrato físico y verbal e incluso fueron víctimas de abusos sexuales, según una investigación llevada a cabo por la Comisión para la Verdad y la Reconciliación (CVR) y el gobierno de Canadá. Se calcula que cerca de 6.000 menores murieron como consecuencia de los abusos.

El Papa se ha reunido con representantes de diferentes pueblos indígenas de Canadá y les ha pedido perdón varias veces a lo largo de su discurso. Se trata de un gesto histórico por parte de un pontífice, que es la máxima autoridad de la Iglesia católica y representa a más de 1.300 millones de creyentes en todo el mundo.

Para los nativos, el hecho de que el pontífice se haya desplazado hasta Canadá para pedir perdón en persona (y no simplemente a través de un comunicado) tiene mucha importancia, porque es la tierra de sus antepasados y tiene un significado especial.

Francisco estuvo acompañado por el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, y la gobernadora general, Mary Simon, que actúa como representante de la Reina Isabel II, que es la jefa de Estado de Canadá. Simon fue nombrada en 2021 y es la primera persona indígena (de la etnia inuit) que ocupa este cargo. 

Abusos y malos tratos en las residencias indígenas

El Sistema Escolar de Residencias Indígenas funcionó durante más de 120 años, entre 1874 y 1996. Los niños y niñas indígenas que iban a estas escuelas eran separados de sus padres y de su familia. Muchos solo hablaban su lengua materna, una lengua aborigen, y eran obligados a aprender inglés o francés (el idioma de las autoridades canadienses).

En total había más de 130 internados repartidos por todo el país, a donde se enviaban los hijos de las Primeras Naciones (término que define a los pueblos indígenas que habitaban en Canadá antes de la llegada de los colonizadores europeos a partir del siglo XVI). 

La Iglesia católica gestionaba hasta el 70% de estos centros de acogida. Allí, muchos menores pasaban hambre, frío y no vivían en un entorno seguro para su correcto desarrollo a nivel físico, intelectual y emocional. Tampoco había personal médico cualificado que pudiera hacer un seguimiento de los problemas de salud del alumnado.

Los más pequeños eran objeto de burla por parte de los profesores y personal del centro, quienes les humillaban por hablar su idioma nativo y les obligaron a convertirse al cristianismo.

De acuerdo con las investigaciones, miles de niños murieron mientras estaban internados en estos reformatorios. Los cuerpos casi nunca se entregaban a las familias y se enterraban en tumbas sin nombre en los terrenos de la escuela.

En mayo de 2021, se encontraron los restos de 215 niños en una fosa común en Kamloops, en el suroeste del país, donde había una antigua escuela residencial para niños indígenas. El hallazgo provocó una fuerte conmoción entre la sociedad canadiense, que exigió que se investigaran todos los casos. Desde entonces se han descubierto más de 1.300 tumbas anónimas cerca de estos centros.

Un episodio oscuro en la historia de Canadá

La mayoría de las escuelas e internados donde se cometieron los abusos estaban dirigidos por religiosos católicos, pero estos centros educativos eran propiedad del Estado, que fue quien impulsó este sistema de reeducación y asimilación cultural. Durante mucho tiempo, el gobierno canadiense miró hacia otro lado para no reconocer las atrocidades que allí se cometían.

El pretexto de estas escuelas era educar a los niños indígenas, pero en realidad pretendían erradicar su cultura e imponer las costumbres e ideas de la mayoría blanca colonizadora, de origen británico y francés. También era una forma de acelerar la desaparición de los pueblos aborígenes y quedarse con sus tierras y recursos naturales.

Durante años, la Comisión para la Verdad y la Reconciliación de Canadá entrevistó a más de 7.000 víctimas e investigó los archivos gubernamentales para aclarar qué pasó en esas escuelas. En 2015 presentó un informe que describía la situación vivida como un “genocidio cultural”.

En enero de 2022, el gobierno canadiense anunció una indemnización de 31.000 millones de dólares para compensar a los niños que estuvieron en estas escuelas y centros de acogida y a sus familias. Las indemnizaciones del gobierno y la disculpa del Papa son los primeros pasos hacia la reconciliación.

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