Las redes sociales aumentan la presión estética pero también juegan un papel fundamental a la hora de prevenir los trastornos de salud mental
Hoy en día vivimos conectados a internet las 24 horas del día: lo utilizamos para estudiar, para hacer los deberes y para trabajar, pero también para entretenernos y relacionarnos con nuestros amigos y familiares. Al mismo tiempo, las redes sociales se han convertido en una ventana al mundo desde la que mostrar lo que somos y lo que hacemos.
A veces, esta visibilidad que dan las redes sociales permite detectar ciertas actitudes o comportamientos que hacen saltar la alarma de algunos usuarios y de las autoridades. En el caso de los jóvenes y la salud mental, sus publicaciones pueden ser una pista para detectar conductas extrañas que pueden derivar en problemas graves de salud como los trastornos en la conducta alimentaria, la depresión o los pensamientos suicidas.
En ese sentido, las plataformas sociales acogen una doble realidad: la imagen perfecta que millones de usuarios se esfuerzan por mostrar, frente a la imagen de vulnerabilidad que muy pocos se atreven a hacer pública y que, en algunos casos, las propias redes intentan esconder.
Es el caso de Instagram, plataforma audiovisual propiedad de Facebook, con más de mil millones de usuarios en todo el mundo. Los usuarios de esta red social se esfuerzan por mostrar instantáneas perfectas de su vida; no obstante, Instagram también ha recibido muchas críticas por vetar imágenes que no se ajustan a los cánones estéticos: cuerpos más allá de la belleza normativa, cicatrices, escenas de pobreza o degradación...
Al mismo tiempo, Instagram ha adoptado medidas para combatir la presión social en las redes. Por ejemplo, hace un año prohibió los filtros de cirugía estética que mostraban imágenes irreales de las personas y añadió la posibilidad de ocultar el número de ‘Likes’ en las publicaciones, para no obsesionarse con el éxito de las fotos colgadas y la aceptación del resto de usuarios.
Potenciar la salud mental vs. ganar dinero
Las plataformas sociales son conscientes de la enorme influencia que pueden ejercer sobre los usuarios más jóvenes y por eso han empezado a adoptar medidas para promover contenidos que contribuyan a una buena salud mental: hacer ejercicio y estar activos, realizar comentarios positivos hacia otros usuarios, eliminar los insultos o comentarios agresivos y ofrecer ayuda a aquellos usuarios que lo necesiten.
Con cerca de 800 millones de usuarios, TikTok es una de las redes sociales más populares entre los adolescentes. Recientemente ha adoptado varias medidas para combatir los trastornos de salud mental: además de ofrecer guías con consejos para aumentar la autoestima y combatir los trastornos alimentarios, también ha creado una nueva función que promociona servicios locales de apoyo para aquellos usuarios que hagan búsquedas con palabras clavae como suicidio, depresión o anorexia.
Sin embargo, las empresas de internet también hacen mucho dinero con los contenidos que se publican en redes, especialmente aquellos que son polémicos o que implican a personajes famosos. En estos casos, los códigos de conducta no se aplican a todos los usuarios por igual.
Las redes sociales dan carta blanca a los perfiles de personajes famosos, como celebrities, deportistas de élite o políticos, porque tienen millones de seguidores y eso da publicidad a sus plataformas. Así lo demuestra una investigación del diario Wall Street Journal que publica unos documentos internos de Facebook, en los que se admite que las normas de moderación no se aplican en los contenidos de famosos.
https://twitter.com/Telemundo/status/1437883884629372934
La investigación también revela algunos estudios internos de Facebook, según los cuales el 40% de las jóvenes con problemas de autoestima en Estados Unidos y Reino Unido empezaron a sentirse así al utilizar Instagram. Los investigadores afirman que, a pesar de saber que esta red social afecta a la forma cómo se ven a sí mismas, no dejan de utilizarla porque forma parte de su entorno social.
Prevenir el suicidio es cosa de tod@s
Cada año se suicidan cerca de 700.000 personas en todo el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Además, aunque no hay datos que permitan confirmarlo, se estima que por cada suicidio hay 20 tentativas de suicidio.
Esta situación se ha visto agravada por la pandemia de covid-19, que ha aumentado los casos de trastornos psicológicos a nivel global. El confinamiento y las restricciones han afectado a las relaciones sociales y han hecho crecer el sentimiento de angustia y preocupación entre la población. Todo ello ha tenido graves consecuencias sobre la salud mental, especialmente entre los más jóvenes.
Una encuesta realizada por UNICEF entre miles de jóvenes de todo el mundo en 2020, durante los primeros meses de pandemia, muestra que 3 de cada 4 sintieron la necesidad de pedir ayuda, aunque al final casi la mitad de ellos no lo hicieron (el 40%).
La pandemia por #COVID19 y sus consecuencias no solo comprometen la salud física, también afectan a la #SaludMentalInfantil.
— UNICEF España (@unicef_es) June 18, 2020
Presentamos propuestas para garantizar a cada niño, niña y adolescente, su derecho a la salud mental: https://t.co/Yhnzdr6QQe pic.twitter.com/bYuEyjdvyM
Estudios de varios países muestran un aumento en el diagnóstico de depresiones juveniles y en la prescripción de medicamentos antidepresivos para menores. Otros muestran que el aumento de intentos de suicidio es más grave entre jóvenes y adolescentes que en la población adulta.
Con motivo del Día Mundial por la Prevención del Suicidio que se celebra cada año el 10 de septiembre, gobiernos e instituciones de todo el mundo han lanzado campañas para concienciar a la población y sensibilizar sobre esta problemática. Es importante hablar públicamente del tema para darle visibilidad y hacer saber a aquellos que sufren que no están solos y pueden hablar de ello.
