El año 2001 tuvo lugar el ataque terrorista a las Torres Gemelas y el Pentágono, símbolos del poder económico y militar de Estados Unidos
Los atentados del 11-S fueron uno de los ataques terroristas más dramáticos e impactantes de la historia, que captó la atención de los medios de comunicación de todo el mundo. Los atentados tuvieron lugar el 11 de septiembre de 2001 en varias ciudades de Estados Unidos.
Un grupo de 19 terroristas secuestraron 4 vuelos comerciales con cientos de pasajeros a bordo. Dos de estos aviones se estrellaron contra las Torres Gemelas, los dos edificios más altos de Nueva York, situados en la zona financiera de la ciudad; un tercer avión colisionó contra el Pentágono, la sede del Departamento de Defensa de Estados Unidos, en Washington; y un cuarto acabó estrellándose en un campo a las afueras de Pittsburgh (Pensilvania), aunque su intención inicial era estrellarse contra el Capitolio, la sede del gobierno estadounidense.
Cerca de 3.000 personas murieron (entre ellas los terroristas) y todavía hay 24 personas desaparecidas. En la actualidad, cada 11 de septiembre se encienden 88 focos de luz en la Zona Cero, el espacio que ocupaban las Torres Gemelas y donde también se erige un memorial en recuerdo de las víctimas del atentado.
Los ataques fueron reivindicados por Al-Qaeda, un grupo terrorista que defiende una visión radical del islam y estaba liderado por Osama Bin Laden, que por aquel entonces se encontraba en Afganistán gracias a su buena relación con los talibanes, un grupo militar que gobernaba el país.
Apenas un mes después del 11-S, en octubre de 2001, el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, decidió enviar tropas militares a Afganistán como respuesta al ataque terrorista. El objetivo: acabar con Al-Qaeda al tiempo que emprendía una lucha contra los talibanes.
De aquella ocupación militar también se cumplen 20 años, pero ahora Afganistán está en manos de los talibanes, que se han hecho con el poder pocas semanas después de la retirada de las tropas extranjeras, entre ellas la de Estados Unidos.
¿Quién es Al-Qaeda?
Al-Qaeda es una organización terrorista que tiene una visión extremista de la religión islámica y utiliza los ataques violentos para ejercer e imponer su poder. Al igual que los talibanes, rechaza la cultura y costumbres occidentales y persigue la restricción de los derechos y libertades de la ciudadanía, especialmente de las mujeres.
A diferencia de los talibanes, que solo se centran en un territorio concreto (Afganistán), Al-Qaeda tiene un seguidores a nivel mundial y persigue la creación del Califato: un sistema en el que un único líder religioso y político gobierne bajo las leyes del islam.
Al-Qaeda fue fundada por el multimillonario Osama Bin Laden a finales de la década de 1980, en el contexto de la Guerra de Afganistán(1978-1992). Este conflicto enfrentó a los muyahidines, un grupo armado afgano que recibía el apoyo de Estados Unidos, contra la Unión Soviética, que buscaba ampliar su influencia en el país asiático.
En sus inicios, Al-Qaeda se entendió como una red de apoyo a organizaciones armadas como los talibanes, a quienes proporcionaba armamento y entrenamiento militar. Pero con el tiempo se consolidó como una organización terrorista y se expandió a otros países como Pakistán, Irak y Siria.
Bin Laden se convirtió así en el hombre más buscado del mundo y su figura se convirtió en la representación del terror para Occidente. Tras años de búsqueda, el 2 de mayo de 2011, el presidente de Estados Unidos en aquel momento, Barack Obama, anunció que Bin Laden había sido abatido en Abbottabad (Pakistán).
El terrorismo como amenaza global
El 11-S marcó un antes y un después en la política exterior de muchos países occidentales, especialmente en Estados Unidos. El temor a un nuevo ataque terrorista se convirtió en el eje principal del debate político, lo que hizo aumentar la sensación de miedo entre la sociedad. La lectura que se hizo del 11-S es que los países occidentales podían ser atacados en cualquier momento por grupos terroristas.
Tras el 11-S, ciudades como Madrid, Londres, Bruselas y Barcelona sufrieron ataques terroristas. No obstante, las cifras demuestran que la gran mayoría de atentados y víctimas mortales en los últimos 20 años se han producido en países musulmanes, situados en las regiones de Oriente Medio, África del Norte, Asia Meridional y África Subsahariana, no en países occidentales.
El 11-S también sirvió como argumento para reformular las normas de seguridad, especialmente en los aeropuertos, donde los controles se intensificaron tanto para los pasajeros como para el equipaje que se transportaba.
Por otro lado, se aprobaron leyes antiterroristas para perseguir cualquier amenaza. En muchos casos, estas leyes limitaban los derechos y libertades de la ciudadanía con la excusa de protegerla. Las políticas migratorias y las leyes de extranjería también se endurecieron, dificultando la movilidad de personas de un país a otro, especialmente de países musulmanes a Estados Unidos.
Según analistas políticos, los atentados del 11-S dejaron un mundo más xenófobo e islamófobo, en el que los movimientos populistas y los discursos de extrema derecha han ido adquiriendo más influencia y poder.