Miles de personas salen a la calle para protestar contra la represión y la violencia de las autoridades
Las protestas contra el régimen islámico de Irán se han extendido por todo el país. Miles de personas salen cada día a las calles para reclamar más derechos y libertades a pesar de la violenta represión de las autoridades. Hasta ahora han muerto 41 personas en los enfrentamientos, según la televisión estatal iraní, pero se teme que puedan ser muchas más.
Las manifestaciones y protestas comenzaron el 16 de septiembre, cuando se hizo pública la muerte de Mahsa Amini, una chica de 22 años que fue detenida en Teherán por llevar mal puesto el hiyab o velo islámico. Mahsa había sido detenida el 13 de septiembre y murió por las agresiones y torturas sufridas mientras estaba bajo custodia policial.
Irán es uno de los países musulmanes con una visión más estricta y conservadora de la sharía, el conjunto de leyes que rige el comportamiento y el estilo de vida de los musulmanes. La llamada “policía de la moral” es un cuerpo policial que se encarga de hacer cumplir estas leyes en público; por ejemplo, llamando la atención a las mujeres que llevan el velo demasiado bajo o la ropa demasiado ceñida.
La muerte de Mahsa Amini provocó una oleada de protestas. Mujeres de todo el país han salido a las calles sin pañuelo, algo que está prohibido en Irán, e incluso han encendido hogueras para quemarlos como si fueran un símbolo de opresión. También se inició una campaña en redes sociales en la que las mujeres se cortaban el pelo a modo de protesta.
El gobierno iraní ha respondido con dureza y no está dispuesto a ceder ante los manifestantes. De momento, ha anunciado el cierre de las universidades, ya que el movimiento estudiantil es uno de los más activos en las protestas y los jóvenes luchan por cambiar el régimen en Irán.
Varios periodistas han sido detenidos por informar sobre las protestas, se ha limitado el acceso a internet y se han bloqueado las redes sociales como WhatsApp, Instagram o Skype. De esta forma, el gobierno busca silenciar a los opositores y personas críticas con el régimen y evitar que consigan apoyos, tanto dentro como fuera del país.
Más allá del uso obligatorio del velo, una parte muy importante de Irán espera que estas protestas sean el inicio del cambio hacia un régimen más abierto y respetuoso con las libertades de su ciudadanía.
La “policía de la moral”
Las Gasht-e Ershad (“Patrullas de la Orientación” en persa), también conocidas como “policía de la moral”, se encargan de hacer cumplir las normas de moralidad islámica en público. Uno de los elementos más importantes para el islam es el uso del velo en las mujeres: un código de vestimenta que supuestamente les protege de las tentaciones y agresiones de los hombres.
Estas patrullas pueden detener a las mujeres que no llevan hiyab o lo llevan demasiado caído, mostrando demasiada melena. También pueden llamarles la atención si llevan los pantalones demasiado ajustados, si la falda es muy corta o llevan demasiado maquillaje.
Los agentes de las Gasht-e Ershad van acompañados por mujeres con chador (un pañuelo que cubre la cabeza y el cuerpo, pero deja la cara al descubierto). Patrullan por lugares muy concurridos, como parques, plazas o centros comerciales.
Cuando ven a una mujer cuyo aspecto infringe el código de moralidad, pueden darle una notificación. Algunas son enviadas a un centro correccional donde se les enseña cómo deberían vestirse. En los casos más graves, pueden recibir una multa, un castigo por flagelación o incluso una pena de cárcel.
Irán es uno de los países donde más se vulneran los derechos humanos, según organizaciones como Amnistía Internacional o Human Rights Watch. Las mujeres, minorías étnicas y el colectivo LGTBIQ+ son algunos de los grupos más vulnerables.
Irán en manos de los ayatolás
Las protestas de estos días también van en contra de la teocracia en Irán, es decir, de la influencia de la religión sobre la política y la vida social. El sistema político iraní está controlado por los ayatolás, que son líderes religiosos que deciden sobre las leyes y costumbres de la población.
Ali Jamenei, de 83 años, es el ayatolá más importante y el Líder Supremo de Irán. Además de ser el Jefe de Estado, también controla las fuerzas de seguridad, nombra al jefe de la Justicia y a los asesores del gobierno. Tiene la última palabra sobre la elección del presidente y sobre cualquier reforma importante.
Por otro lado, su visión sobre la religión musulmana condiciona la vida de millones de personas. En ese sentido, Jamenei ha mantenido la visión de su predecesor, el ayatolá Jomeini, que impuso una visión ultraconservadora del islam después de la Revolución de 1979.
Esta visión conservadora afecta sobre todo a las mujeres: controlar su cuerpo y su imagen es una forma de controlar su independencia y de seguir sometiéndolas a la autoridad del hombre, ya sea su padre o marido. De ahí la imposición de llevar el velo o de vestir con ropa ancha.
Sin embargo, cada vez más mujeres desafían estas normas, sobre todo en las ciudades. Muchas de ellas han compartido su gesto por internet y las redes sociales, lo que ha dado aún más visibilidad al movimiento de protesta y ha hecho que otras mujeres pierdan el miedo a ir sin velo o a enfrentarse a las autoridades cuando les llaman la atención.