Autores, editoriales y lectores de todo el mundo celebran el Día Internacional del Libro a pesar de las restricciones por la pandemia
“La vida es demasiado corta para leer un libro malo”. La frase se atribuye al escritor irlandés James Joyce, autor de Ulises (1922), una de las obras más famosas de la literatura contemporánea. La novela de Joyce es, a su vez, la versión moderna de uno de los clásicos de literatura universal: la Odisea de Homero, escrita hace casi 3.000 años.
La literatura consigue unir a escritores y lectores de diferentes épocas y lugares, sin importar que nunca hayan llegado a conocerse.
También podría decirse que no existen libros buenos ni malos: cualquier texto que consiga hacernos viajar a otros mundos, imaginar otras realidades, ponernos en la piel de otras personas y reflexionar sobre nuestra vida ya merece la pena ser leído.
El 23 de abril se celebra el Día Mundial del Libro y los Derechos de Autor, una jornada instaurada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) para promover la lectura. Cada año se centra en un tema distinto y en 2021 se dedica a la traducción, una disciplina que permite acercar y compartir el conocimiento y la cultura de diferentes pueblos.
El Día del Libro también rinde homenaje a todos los profesionales que intervienen en el proceso de creación de un libro, desde los escritores y traductores hasta los editores, además de reivindicar la figura de las mujeres escritoras cuya obra no siempre ha sido reconocida.
Este 2021 también se celebran varias efemérides literarias: desde el centenario del nacimiento de Patricia Highsmith i Carmen Laforet; el 200 aniversario del nacimiento de Charles Baudelaire, Fiódor Dostoyevski o Gustave Flaubert, o los 700 años de la muerte de Dante Alighieri. Una buena excusa para descubrir a los grandes clásicos literarios.
La pandemia de coronavirus nos ha afectado de muchas formas, pero también ha tenido algunas consecuencias positivas: confinados en casa, hemos tenido más tiempo que nunca para abrir un buen libro y disfrutar de la lectura.
23 de abril: un día de escritores
El Día Mundial del Libro también coincide con la fecha del fallecimiento de tres grandes escritores de la historia: Miguel de Cervantes, William Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega murieron el 23 de abril de 1616. Aunque solo uno de ellos falleció realmente en esa fecha.
Cervantes escribió El ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha (1605), más conocido como El Quijote, considerada la obra por excelencia de la literatura en español. Se trata de una parodia de las novelas de caballerías que estaban de moda en el siglo XVI.
Para Cervantes, aquellas historias eran aburridas, los argumentos no tenían ningún sentido y sus personajes eran ridículos. Por eso el protagonista de El Quijote es un noble venido a menos que se cree un caballero con delirios de grandeza. Además de su sentido del humor, destaca por hacer un gran retrato de la sociedad de la época y de la naturaleza humana.
Cervantes murió en Madrid el 22 de abril de 1616, pero su muerte se registró al día siguiente.
Shakespeare sí que murió un 23 de abril, pero solo según el calendario juliano que aún se seguía en la Inglaterra de la época. En el resto de países, donde ya se había establecido el calendario gregoriano, era el 3 de mayo.
Las obras de teatro de Shakespeare son conocidas en todo el mundo: Romeo y Julieta, Mucho ruido y pocas nueces, Hamlet, Macbeth, Otelo… Y aunque tienen más de 400 años, sus versos expresan mejor que nadie el amor y el desamor, la ira y la desesperación a través de sus palabras.
Inca Garcilaso de la Vega nació en la ciudad peruana de Cuzco en 1539, cuando Perú era uno de los territorios conquistados por la Corona Española tras la llegada de Cristóbal Colón a América.
Hijo de un conquistador español y de una princesa inca, narró en varios libros escritos en castellano la cultura e historia del pueblo inca. Falleció el 23 de abril de 1616 en Córdoba (España).
El Día del Libro se celebra en varios países con ferias literarias, tenderetes de libros en las calles y actividades en bibliotecas, librerías y centros cívicos.
Durante este día los escritores y escritoras se convierten en ídolos de masas y firman autógrafos a sus fans, las editoriales confían en que las ventas de libros se superen un año más y los lectores se lanzan a la calle en busca del título perfecto. Ni tan solo el coronavirus puede detener una buena historia.