El marido de la reina de Inglaterra será enterrado mañana en un funeral privado y sin jefes de estado a causa de la covid-19
El príncipe Felipe, marido de la reina Isabel II de Inglaterra, murió el pasado 9 abril a los 99 años y será enterrado mañana en un funeral privado en el castillo de Windsor, una de las residencias de la familia real británica, situada al oeste de Londres.
También conocido con el título de duque de Edimburgo, Felipe había sido operado de una afección cardíaca en marzo y había salido del hospital con un aspecto muy desmejorado. En junio hubiera cumplido 100 años.
Las restricciones por la covid-19 han impedido que se realice un funeral de estado, como habría sido de esperar, con representación de las familias reales y gobiernos de todo el mundo, ya que el Reino Unido es un país muy influyente y mantiene numerosas relaciones políticas y comerciales a nivel internacional.
Además, Felipe había expresado en vida que no quería un funeral multitudinario. En esta ocasión solo asistirán una treintena de personas del círculo más cercano, familiares y amigos. El propio primer ministro británico, Boris Johnson, ha anunciado que no acudirá para que otro miembro de la familia pueda asistir al funeral.
Felipe nació el 10 de junio de 1921 en la isla griega de Corfú. Era hijo del príncipe Andrés de Grecia y Dinamarca y de la princesa Alicia de Battenberg. Vivió gran parte de su vida en el exilio, ya que la familia real griega fue desterrada tras la derrota en la guerra greco-turca (1921-1922).
Se formó en internados de Alemania y Escocia, e inició una carrera militar en la Marina Real Británica. Fue ascendiendo hasta ocupar el cargo de primer teniente y luchó en el bando aliado durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Pero en 1947 abandonó su carrera en la Marina para casarse con la princesa Isabel, heredera al trono británico. Tuvieron cuatro hijos: Carlos, Ana, Andrés y Eduardo.
Felipe estuvo casado con Isabel 73 años. Durante todo este tiempo tuvo un papel secundario como consorte real, acudiendo a actos oficiales y representando a la monarquía británica por todo el mundo. Pero en realidad fue un pilar muy importante para la reina, quien solía consultarle sobre cuestiones de estado.
Isabel II, monarca del Reino Unido y otros 15 países
Isabel II se convirtió en reina con tan solo 25 años cuando su padre, el rey Jorge VI, falleció el 6 de febrero de 1952. A día de hoy, su reinado es el más largo de la historia de Gran Bretaña y uno de los más longevos del mundo: lleva 69 años ocupando el trono.
Como jefa de Estado, la reina no tiene poder para gobernar (poder ejecutivo) pero sí que mantiene una función institucional: convoca y disuelve el Parlamento, y las leyes requieren de un “consentimiento real” para ser aprobadas. Aunque no intervenga directamente en las cuestiones políticas, su figura es muy respetada y, junto al resto de la familia real, representa al Reino Unido ante el mundo.
Pero además, Isabel II también es la reina de otros 15 países. La mayoría eran antiguas colonias británicas que, al independizarse, decidieron adoptar como sistema político la monarquía constitucional: tienen su propio gobierno, escogido en unas elecciones democráticas, pero su jefa de Estado es Isabel II.
Entre estas antiguas colonias se encuentran países como Canadá, Australia, Nueva Zelanda y varias islas del Caribe como Bahamas, Barbados o Jamaica. Otras colonias decidieron independizarse del todo y establecieron su propia monarquía, como los sultanatos de Malasia y Brunei.
La reina Isabell II también es la líder de la Mancomunidad de Naciones o Commonwealth, una organización de 54 estados que en algún momento formaron parte del Imperio Británico y que en la actualidad mantienen relaciones políticas y/o comerciales.
Las monarquías en el mundo
Una monarquía es un sistema político en el que el jefe de Estado y máximo representante del país es el rey o reina, que recibe el poder por vía hereditaria y suele ocupar el cargo de por vida. En la actualidad hay 44 estados en todo el mundo que tienen una monarquía, aunque de formas muy distintas.
En las monarquías constitucionales hay una separación de poderes establecido por la constitución: el gobierno es elegido por el pueblo y tiene el poder ejecutivo, mientras que el monarca ocupa un cargo más bien representativo. Es el caso de las monarquías europeas y de otros países como Japón, Camboya, Tailandia o Marruecos.
En cambio, en una monarquía absolutista, el rey o reina tiene todos los poderes, puede crear nuevas leyes y nombrar y derrocar al gobierno. Es el caso de las monarquías en Arabia Saudita, los Emiratos Árabes y Omán.
Además, las funciones y poderes del monarca varían según las leyes de cada país. Los reyes de Marruecos o de Jordania tienen más poderes que los monarcas europeos y pueden nombrar directamente a miembros del gobierno. En Malasia, el monarca es nombrado por un consejo de gobernantes y ocupa el cargo de forma rotatoria cada cinco años.