El ayuntamiento prohíbe la entrada de estos barcos en el casco histórico para limitar el número de visitantes y frenar la contaminación
Ámsterdam, capital holandesa que tiene uno de los puertos más grandes de Europa, ha prohibido que los cruceros atraquen en el centro de la ciudad. La prohibición implica el cierre de la terminal central de cruceros en el río IJ, que podría hacerse efectiva a partir del año que viene.
El objetivo del ayuntamiento holandés es reducir la afluencia de turistas y frenar la contaminación que estos hoteles flotantes provocan en el ambiente. Cada año, la ciudad recibe alrededor de 20 millones de turistas; de los cuales, unos 300.000 llegan a través de cruceros.
La capital europea tiene grandes ambiciones en términos de sostenibilidad. El ayuntamiento quiere mejorar y mantener su entorno y recursos naturales a largo plazo, disminuyendo las emisiones de gases de efecto invernadero. Según han comentado miembros del gobierno local, el turismo de cruceros va en contra de esta idea.
Un estudio realizado por CE Delft, centro de investigación especializado en problemas medioambientales, reveló que un crucero anclado en el puerto de Ámsterdam emite tanta contaminación en un día como 31.000 camiones en la autopista de la ciudad.
No se trata de la primera ciudad europea que ha tomado este tipo de medidas. En verano de 2021, entró en vigor el veto al tránsito de barcos de más de 25.000 toneladas por el canal de la Giudecca, en el centro de Venecia. En la actualidad, los buques que hacen escala en esta ciudad italiana deben hacerlo lejos del casco antiguo.
Un turismo insostenible
La presencia de cruceros en las ciudades puede aumentar la visibilidad de estos lugares como destino turístico y atraer a más visitantes. Esto puede aportar beneficios económicos: los turistas suelen gastar dinero en excursiones, compras, restaurantes y otras actividades locales.
Sin embargo, este tipo de turismo de masas puede tener consecuencias negativas. Por un lado, estos hoteles flotantes emiten grandes cantidades de gases de efecto invernadero y partículas contaminantes, además de liberar aguas residuales a los océanos. Todo esto puede contribuir al cambio climático y a la mala calidad del aire y el agua.
Por otro lado, los cruceros suponen la llegada de miles de turistas de golpe a las ciudades. Esto puede provocar congestión en las áreas turísticas, lo que dificulta la movilidad tanto de viajeros como de residentes. Además, el flujo masivo de turistas puede provocar un mayor desgaste de las instalaciones e infraestructuras locales.
Este tipo de turismo también conlleva un aumento de los precios de bienes y servicios: restaurantes, alquileres turísticos y actividades culturales suelen ser más caros durante las visitas turísticas. Como consecuencia, la población local puede verse obligada a desplazarse desde las zonas céntricas a la periferia para poder asumir los costes.
Visión sesgada de la ciudad de destino
Los cruceros suelen promocionarse como una oportunidad de viajar a lo grande. Estos hoteles flotantes incluyen alojamiento, comidas y actividades de entretenimiento a bordo. Además, los cruceros suelen visitar múltiples destinos, lo que permite a los turistas explorar diferentes lugares en un mismo viaje.
El problema es que estos viajes se traducen en visitas muy cortas de apenas unas horas. La mayoría de los destinos turísticos que reciben cruceros están diseñados para satisfacer los intereses de los viajeros y proporcionar una experiencia atractiva en ese corto periodo de tiempo disponible.
Pero en unas horas los turistas no tienen la oportunidad de experimentar la vida cotidiana de los residentes locales, lo que dificulta la comprensión profunda de la cultura, las tradiciones y la historia del lugar. Como consecuencia, los viajeros pueden obtener una visión sesgada, estereotipada o muy simplificada de la ciudad que están visitando.
Para abordar estas limitaciones, algunas ciudades están trabajando en mejorar la experiencia y permitir a los turistas de cruceros tener un contacto más auténtico con la realidad local. Otras autoridades están regulando este tipo de turismo para asegurar el desarrollo sostenible de las ciudades.
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