Este año se conmemora el centenario de la muerte de Joaquín Sorolla, representante del impresionismo y uno de los grandes maestros de la pintura española del siglo XIX y XX
El 10 de agosto de 1923 moría en Cercedilla (Madrid) el pintor Joaquín Sorolla. Por esta razón, con motivo del centenario de su fallecimiento, en 2023 se recuerda a uno de los artistas españoles más relevantes de la pintura de los siglos XIX y XX.
Sorolla, nacido el 27 de febrero de 1863 en Valencia, fue un destacado pintor y referente del impresionismo español. La influencia de Sorolla trascendió las fronteras de España y su obra fue ampliamente reconocida a nivel internacional.
Participó en exposiciones en todo el mundo y sus pinturas fueron aclamadas por su realismo y vitalidad. A lo largo de su trayectoria pintó una gran variedad de obras, que van de retratos y escenas costumbristas hasta paisajes y obras de carácter social. Su estilo fresco y moderno le valió el reconocimiento de críticos y artistas.
Desde temprana edad, Sorolla mostró un gran talento para el arte, lo que llevó a sus padres a enviarlo a estudiar a la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia.
Durante sus años de formación, Sorolla ya destacó por su habilidad técnica y su capacidad para capturar la luz y el color. Su estilo, único y personal, se caracteriza por pinceladas sueltas y una paleta brillante, que refleja la luminosidad y vitalidad de su tierra natal. Y es que fue en los paisajes de la costa mediterránea donde Sorolla encontró su mayor inspiración, que plasmó en pinturas que reflejan la playa y el verano.
En 1888 se casó con Clotilde García del Castillo, que se convertiría en musa y modelo para muchas de sus pinturas, así como también pintó en diversas ocasiones a sus propios hijos.
Sorolla visitó París por primera vez en 1885. Allí se impregnó de las nuevas corrientes artísticas. En 1893, el artista entraría por primera vez en el catálogo del Salón de París, lo que le permitió adquirir reconocimiento internacional. En 1894 volvió a París, donde desarrolló el personal estilo del “luminismo” que caracterizaría su obra desde aquel momento.
Tras muchos viajes por Europa y estancias en Madrid, realizó su primera exposición individual en 1906 en la galería parisina de Georges Petit. Gracias a este éxito pudo adquirir el terreno para construir su residencia en Madrid, que actualmente acoge el Museo Sorolla.
En noviembre de 1911, el pintor recibió el encargo de la Hispanic Society de Nueva York realizar el mural Regiones de España. En la última etapa de su carrera desarrolló también su faceta de retratista.
Joaquín Sorolla falleció el 10 de agosto de 1923 en Cercedilla, dejando tras de sí un legado artístico imborrable y una influencia perdurable en la historia del arte español e internacional.
El estilo de Sorolla
El estilo artístico de Joaquín Sorolla destaca por las pinceladas sueltas y un gran dominio de la luz y el color, lo que otorga a sus cuadros una vitalidad y sensación de inmediatez que capta la atención del espectador.
Su amor por la naturaleza y el mar se hace patente en sus representaciones de playas y paisajes marinos, donde capta la atmósfera y la luminosidad característica del Mediterráneo. Las figuras retratadas en sus pinturas parecen cobrar vida y energía, transmitiendo una sensación de movimiento y vida.
Sorolla, considerado un maestro del estilo impresionista, fusionó su técnica única con temáticas que le apasionaban, como lo costumbrista, los paisajes y las marinas. Al igual que los impresionistas, disfrutaba trabajando al aire libre, aprovechando la luz natural.
Comprometido con su época y la sociedad en la que vivía, Sorolla se valió de su arte para explorar temas sociales y políticos, plasmando la realidad de la España de principios del siglo XX. Sus obras reflejan tanto la belleza de las costumbres y tradiciones españolas como las desigualdades a las que se enfrentaba la sociedad de la época.
Este artista también destacó como retratista de personalidades como Ramón y Cajal, Benito Pérez Galdós, Antonio Machado, Blasco Ibáñez y Alfonso XIII.
La obra de Sorolla se puede apreciar en el Museo Sorolla en Madrid, núcleo principal de su colección. Asimismo, su obra puede disfrutarse en el Museo del Prado, el Museo Orsay en París, el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana en Cuba, y el Museo Metropolitano de Arte y la Sociedad Hispánica de América en Nueva York.
Las mejores obras de Sorolla
A lo largo de su carrera, creó numerosos cuadros destacados. A continuación, repasamos algunos de los mejores cuadros de Sorolla
«La hora del baño» (1909)
Este es uno de los cuadros más icónicos de Sorolla. Representa a un grupo de niños bañándose en el mar, capturando la luminosidad y el movimiento del agua de una manera magistral.
«Paseo a orillas del mar» (1909)
En esta pintura, Sorolla muestra su habilidad para capturar la luz del sol y los reflejos en la arena y el agua. En el cuadro aparece representada su mujer Clotilde y su hija mayor, María Clotilde, paseando al atardecer por la plata de Valencia.
Madre (1895)
Este lienzo celebra el nacimiento de Elena, la hija más joven del pintor, en 1895. Muestra a la madre y la hija descansando en un mar de blancos, destacando las cabezas de la recién nacida y la madre. Es una muestra impresionante del talento de Sorolla para transmitir emociones a través de la luz y el color, creando una atmósfera íntima y absorbente.
«Otra Margarita» (1892)
Sorolla aborda el realismo social y critica las desigualdades de la sociedad española de su época. En un viaje en tren, Sorolla presenció el traslado de una mujer acusada de matar a su bebé mientras viajaba de Valencia a Madrid, lo que lo impactó profundamente. Posteriormente plasmaría la escena en esta obra.