El Parque Natural andaluz sufre un gran deterioro medioambiental debido a la agricultura intensiva, la sequía y el turismo
Los efectos del cambio climático están afectando a parajes de gran valor, como el Parque Nacional de Doñana. Este espacio se encuentra situado entre las provincias españolas de Huelva y Sevilla y tiene más de 50.000 hectáreas de extensión. En la zona conviven especies únicas y en peligro de extinción, como el águila imperial ibérica y el lince ibérico.
Por esta razón se dice que es la mayor reserva ecológica de Europa. De hecho, la reserva de Doñana está considerada Patrimonio de la Humanidad desde 1994, cuando se le otorgó este reconocimiento por ser un espacio de gran importancia en términos medioambientales. En él conviven diversos ecosistemas que sirven de refugio para una variada fauna.
En los últimos años, las altas temperaturas y la falta de precipitaciones han dañado considerablemente el territorio, que también se ha visto afectado por el turismo de masas. Según datos de la Estación Biológica de Doñana, el 59% de las lagunas de mayor tamaño no se han inundado desde 2013, lo que ha provocado la desaparición de fauna y flora muy valiosas en la zona.
Aunque los efectos del cambio climático evidencian que la zona está secándose y el agua disponible está disminuyendo, la demanda de agua no ha dejado de aumentar. Alrededor de Doñana existen multitud de fincas agrícolas que necesitan agua para regar sus cultivos y la mayoría de agricultores utilizan el acuífero del parque para esta actividad.
El acuífero es una superficie de agua que se encuentra en el subsuelo de Doñana y, debido a la sequía, el agua disponible es muy limitada. Con el objetivo de preservar el entorno y no empeorar la situación de escasez, varias leyes han limitado la concesión de permisos a los agricultores para construir pozos y extraer agua.
Aunque la mayoría de agricultores tiene esos permisos, algunas fincas están extrayendo el agua subterránea de manera ilegal. El descenso en escalada del agua del acuífero está provocando consecuencias devastadoras sobre la fauna y la vegetación que habita en el Parque de Doñana.
La importancia del enclave de Doñana
La Estación Biológica de Doñana señala que la situación del parque está afectando directamente a la vida de multitud de animales. Según los últimos datos, la variedad de especies de anfibios que habitan en la zona se ha reducido de una media de 4,3 especies por km2 en 2003 a 2,5 por km2 en 2021, debido a la poca agua que hay en las lagunas.
También están sufriendo las consecuencias varias especies de galápagos autóctonas de la Península Ibérica, libélulas, caballitos del diablo, peces como la colmilleja o la anguila, y un largo etcétera. Entre todos ellos, las aves acuáticas son unas de las especies más afectadas por culpa del deterioro del humedal.
Estas especies dependen de los recursos naturales y del equilibrio ecológico de Doñana para su supervivencia y reproducción. Sin embargo, debido a la degradación del humedal, muchas aves acuáticas han experimentado una disminución en sus poblaciones y han enfrentado dificultades para encontrar hábitats adecuados para alimentarse y anidar.
El último informe de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) señala que, en los últimos años, han desaparecido como aves reproductoras el fumarel común y el porrón pardo (no crían desde 2018). De otras especies, como la cerceta pardilla, apenas se encuentran parejas reproductoras. Son solo algunas de las aves acuáticas más perjudicadas.
Estos animales son un componente vital del ecosistema de Doñana, ya que desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento de la biodiversidad. Además, muchas de estas aves migran desde diferentes partes del mundo para reproducirse y pasar el invierno en el humedal, lo que lo convierte en un lugar de importancia internacional para la conservación.
Ciudadanía solidaria para salvar Doñana
El Parque de Doñana ha empezado a ocupar titulares de los medios de comunicación después de que el gobierno regional anunciara que iba a poner en marcha una ley para regular centenares de hectáreas del paraje. El objetivo de la ley es solucionar la situación de ilegalidad que afecta a los agricultores que extraen agua del acuífero.
El problema es que, en lugar de obligar a cerrar los pozos ilegales, la ley pretende regularizarlos y ofrecer más permisos de extracción de agua. Esta medida ha generado una fuerte oposición de los ecologistas, que aseguran que esta regularización empeorará aún más la situación de escasez de agua en la zona.
En los últimos meses, las organizaciones ecologistas WWF, SEO BirdLife, Salvemos Doñana, Ecologistas en Acción y la plataforma ciudadana Movemos Europa han recopilado 260.000 firmas de ciudadanos para mostrar su descontento con la ley andaluza.
Las firmas se han entregado a la Comisión Europea, organismo que hace unos meses escribió una carta al gobierno español denunciando que la ley podría agravar la situación del agua y los espacios protegidos de Doñana. En caso de que esta se aprobara finalmente, las autoridades europeas podrían llegar a intervenir.