Medio año después de los sismos, la recuperación de Turquía y Siria todavía no se ha hecho realidad
Seis meses después de los terremotos que asolaron el sur de Turquía y el norte de Siria, las regiones afectadas en ambos países siguen sufriendo las afectaciones. “A pesar de que ha pasado ya medio año de los devastadores terremotos, la recuperación todavía no ha terminado. Acción contra el Hambre continúa en ambos países trabajando para proporcionar asistencia humanitaria, recuperación temprana y programas de rehabilitación a largo plazo”, explica la directora regional de Acción contra el Hambre para Oriente Medio, Chiara Saccardi.
En Turquía, el seísmo afectó a 11 provincias del sur y sureste, matando a 50.000 personas, hiriendo a más de 100.000 y destruyendo casi 300 000 edificios. Cerca de tres millones de personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares, y hoy más de un millón y medio siguen viviendo en asentamientos informales, lo que plantea un reto adicional por las condiciones climáticas.
Además, muchas de estas personas no cuentan con acceso a las necesidades más básicas ni tienen fuentes de ingresos estables. En la actualidad, aproximadamente 4 millones de menores necesitan ayuda humanitaria en el país.
Los terremotos en Siria
En el lado sirio, los terremotos provocaron la muerte de más de 6.000 personas y 12.000 heridos, dejando graves daños en infraestructuras y zonas residenciales, afectando a un total de 8,8 millones de sirios.
En la actualidad, la población sigue teniendo problemas de alojamiento debido a graves daños en los edificios, dejando a numerosas familias sin vivienda. El acceso a servicios esenciales como agua potable, saneamiento, una nutrición adecuada o la atención sanitaria sigue siendo una gran preocupación en ambos países. Además, los medios de subsistencia y la seguridad alimentaria de la población se vieron gravemente afectados, así como el bienestar mental por estrés postraumático.
Tal y como explican desde Acción contra el Hambre, en Siria los terremotos han ejercido todavía más presión sobre los servicios públicos y algunos sectores concretos como la sanidad, la vivienda, los medios de subsistencia, el agua y saneamiento. Todo ello se suma a las múltiples crisis que vivía de antemano el país: el conflicto que dura ya más de doce años, la pandemia de la covid-19, la escasez de combustible, la recesión económica, el brote de cólera y la prolongada sequía. Son más 15 millones de sirios los que necesitan ayuda humanitaria, según Naciones Unidas.
El trabajo de Acción contra el Hambre
Durante los seis meses, la organización, junto a sus socios locales, ha apoyado a un total de 265.166 personas a través de su actividad holística en Turquía y Siria. Más de 48.000 personas han recibido apoyo en materia de agua, saneamiento e higiene; más de 20.000 en el ámbito de la salud y nutrición y 100.000 personas en cuanto a su seguridad alimentaria y medios de vida.
“Tras una catástrofe, los padres ya no pueden alimentar adecuadamente a sus hijos debido al estrés. Los niños y niñas necesitan tener una nutrición adecuada porque puede afectarles más adelante. En nuestro espacio “amigable para los bebés”, cualquier madre puede entrar y tener una variedad de servicios y apoyos necesarios», asegura la coordinadora de nutrición de Acción contra el Hambre en Turquía, Kenda Al Nsour.
En territorio sirio, para hacer frente a las necesidades relacionadas con el terremoto, Acción contra el Hambre también ha previsto rehabilitar infraestructuras clave en Lattakia, Alepo y Hama, incluyendo la formación de ingenieros. En lo que respecta a los recursos del sector sanitario, la organización está prestando ayuda con reparaciones, acceso a medicamentos, equipamiento y formación para trabajadores sanitarios tanto en Hama como en Lattakia, así como la puesta en marcha de un programa para complementar la seguridad alimentaria de comunidades rurales de esta región.
Durante los primeros meses, la organización ha centrado en el apoyo al sistema sanitario de Alepo, suministrando medicamentos esenciales a los hospitales, distribuyendo comidas calientes, materiales de refugio e higiene, atención psicológica, así como mejorar las condiciones de saneamiento en los refugios colectivos y la rehabilitación de emergencia de estos sistemas. Con la ayuda de ingenieros formados por la organización, el Sindicato de Ingenieros de Alepo ha podido evaluar también los daños estructurales de más de 100.000 edificios.