Multitud de jóvenes en España tienen dificultades para terminar sus estudios y acceder a un empleo que les permita emanciparse
La transición del mundo educativo al mundo laboral es un paso crucial en la vida de cualquier joven. Es el momento en el que deben aplicar los conocimientos adquiridos a lo largo de su formación académica y enfrentarse a las demandas y desafíos del mercado laboral.
Esta etapa no solo implica un cambio en su rutina diaria, sino también una nueva forma de interactuar con el mundo y asumir responsabilidades como personas autónomas e independientes. Estas nuevas situaciones y desafíos les permitirán desarrollar ciertas habilidades personales, como la resolución de problemas y la toma de decisiones.
Aunque esta transición sea crucial para ellos como individuos, existen varios factores que están obstaculizando que los jóvenes en España puedan terminar sus estudios y acceder a un empleo de calidad. Entre ellos, encontramos el problema del abandono escolar y las bajas competencias digitales.
El problema del abandono escolar
En España, el porcentaje de jóvenes con nivel educativo bajo ha ido descendiendo. Cada vez son más las personas graduadas en ciclos de formación profesional y en grados universitarios. Además, se ha logrado una importante reducción del abandono escolar desde el inicio de la crisis de 2008.
El problema es que la diferencia entre comunidades autónomas en este sentido es muy pronunciada. Según el Informe sobre cambios sociales y empleo juvenil en España, hay regiones como Murcia o Andalucía donde la tasa de abandono escolar supera casi el doble a la media de la Unión Europea.
El abandono escolar es un problema grave, pues priva a los jóvenes de una formación sólida y limita sus oportunidades de acceder a empleos de calidad. A menudo, aquellos que abandonan la escuela pronto se ven obligados a aceptar trabajos precarios y mal remunerados, lo que perpetúa el ciclo de desigualdad y pobreza para algunos jóvenes.
En este contexto, el absentismo escolar cobra especial relevancia, ya que es considerado como la antesala del abandono. La ausencia habitual e injustificada de los estudiantes conlleva una falta de participación y compromiso con el proceso educativo. Esto constituye un problema que puede llevar a una interrupción temprana y permanente de la educación.
Tanto el absentismo como el abandono se relacionan con diferentes factores, como problemas socioeconómicos, falta de motivación, dificultades académicas, problemas de salud o disfunciones familiares. Por eso es fundamental abordar la problemática desde un enfoque global, integrando en las respuestas aportadas tanto al alumnado, los docentes y las familias.
La importancia de las competencias digitales
A la problemática del abandono y el absentismo escolar se suma otro obstáculo: las bajas competencias digitales de algunos jóvenes. Según el informe de Ayuda en Acción, muchos niños, niñas y adolescentes de hogares más desfavorecidos tienen un contacto más tardío o menos intenso con la tecnología.
Esto resulta preocupante teniendo en cuenta que avanzamos hacia un mercado laboral cada vez más digitalizado. Muchos de estos jóvenes tendrán oportunidades muy limitadas de acceder a multitud de empleos en los que hoy en día se requiere tener ciertas competencias digitales, favoreciendo no solo la exclusión laboral sino también social.
Ayuda en Acción señala que la brecha digital en los colectivos vulnerables podría acentuarse todavía más, ya que el sistema educativo sigue incorporando tecnologías en los procesos de aprendizaje. Esto, a su vez, trae consigo una intensificación de la segregación educativa.
Pero además, la ONG señala que existen otras brechas educativas que siguen perpetuando las desigualdades, como la brecha socioeconómica, territorial o de género. Por un lado, los estudiantes de familias con menor nivel socioeconómico suelen enfrentar dificultades para acceder a recursos educativos, lo que puede afectar su rendimiento académico.
Asimismo, existen diferencias significativas en el acceso a la educación según el territorio. Algunas áreas rurales y remotas tienen menos recursos educativos, menor oferta de centros educativos y dificultades de transporte, lo que puede limitar las oportunidades educativas de los estudiantes.
Por último, la ONG recuerda que, aunque se han logrado avances significativos en la igualdad de género en la educación, las mujeres siguen enfrentando obstáculos en disciplinas STEM, es decir, relacionadas con ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.
Iniciativas
Ante este panorama es fundamental recordar que una educación pública, de calidad y accesible para todos es un mecanismo clave. Esta brindará a los jóvenes una serie de conocimientos clave para su futuro, pero también ayudará a reducir brechas de desigualdad y a frenar la exclusión social.
En España, diferentes organizaciones han puesto en marcha iniciativas con el objetivo de promover el derecho a una educación inclusiva y de calidad. Es el caso de Escuelas Digitales Resilientes, un proyecto de la ONG Ayuda en Acción y CAF-Banco de Desarrollo de América Latina que ayudó a la transformación digital de 13 centros educativos públicos de Andalucía, Aragón, Extremadura e Islas Baleares.
El proyecto permitió dotar de dispositivos tecnológicos a 3.176 alumnos y alumnas de 5º y 6º de primaria para que pudieran utilizarlos en sus tareas y su formación, con el objetivo de romper la brecha digital. Además, la iniciativa formó al profesorado en competencias digitales y generó planes de transformación digital personalizados para cada centro.
Este tipo de proyectos sirven para facilitar la transición del mundo educativo al mundo laboral, que hoy en día es un desafío significativo para muchos jóvenes en su camino hacia la emancipación. Sobre todo si tenemos en cuenta que el mercado laboral se está digitalizando y automatizando: según Ayuda en Acción, la digitalización creará alrededor de 97 millones de empleos entre 2020 y 2025 en todo el mundo.