Alba Sánchez, Paula Fernández, Danil Byelko, Javier López, Beatriz Sánchez, Carla Fernández y Cristian Fernández
Desde la última década, en nuestra sociedad existe una gran controversia en torno a la música urbana. El reggaeton es el género musical más escuchado por los jóvenes y ocupa los primeros puestos en nuestras listas de éxito. Se caracteriza por ser un género bastante comercial, sin embargo, el debate surge tras el análisis profundo de su letra y su parte armónica.
Eso que hoy llamamos música reguetonera, hablando desde un punto profesional, no es más que una mezcla de ritmo base y una melodía incoherente en su mayor parte. Los músicos profesionales han establecido una estructura para definir qué es música, y consiste en la presencia de un ritmo base estructurado ligado a una melodía, así como una armonía que permite organizar todos los elementos anteriores para hacer de la música algo agradable para el oído. Así pues, el reggaeton no puede ser música, ya que pese a tener un ritmo base, las melodías carecen de elementos pegadizos, y sus estribillos están hablados o rapeados. Por último, es difícil encontrar una canción de reggaeton con una armonía definida, por lo que se recurre al autotune para que no suene desagradable al oyente.
No quiero decir con esto que el reggaeton sea una basura, ya que su ritmo es capaz de hacer mover millones de caderas. Pero lo que sí supone una auténtica basura son sus letras, y su «maravilloso» monotema sobre el sexo. Puedes escuchar 10 canciones y pensar que se trata de la misma. En un mundo en el que las mujeres han sido y son, desgraciadamente, tachadas de inferiores no podemos cantar tranquilamente esa bazofia. Decimos que estamos avanzando mucho como sociedad en cuanto a los derechos de las mujeres, pero permitimos que canciones que se refieren a las mujeres como objetos que se puedan utilizar y tirar las escuchen los más pequeños de la casa y salgan al mercado y que estos «artistas» ganen millones con esta «música”. No se trata de eliminar este género, que es sin lugar a dudas uno de los más seguidos en todo el mundo, pero creo que se puede intentar cambiar el mensaje de estas canciones. Esto nos tiene que llevar a la siguiente reflexión: si se trata de una evolución o de una involución.
En conclusión, el reggaetón no es recomendable, menos aún a jóvenes en desarrollo, puesto que sus letras tienden a sexualizar el papel de la mujer y a tratarla como objeto en la industria. Esto puede influir negativamente en el pensamiento crítico de los muchos adolescentes que lo escuchan.