Uno de cada cuatro jóvenes accede al porno antes de los 12 años, según un nuevo informe
Un informe publicado por el Centro Reina Sofía de Fad Juventud y financiada por el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 alerta del consumo creciente de pornografía entre los adolescentes.
Según este informe, que consultó a 1.259 jóvenes y a cuatro expertos en sexualidad, uno de cada cuatro jóvenes españoles ha visto pornografía por primera vez antes de los 12 años, mientras que un 45% lo hace entre los 12 y los 15 años. El primer contacto con la pornografía suele tener lugar, de media, en torno a los 13 años.
Los chicos acceden antes, cuando tienen entre los 12 y 13 años, mientras que en el caso de las chicas sucede entre los 13 y 14 años. Lo más preocupante es que un 19,6% de las jóvenes tiene el primer contacto con el porno antes de los 12 años, un porcentaje que llega al 27,5% cuando se trata de los chicos.
Los expertos aseguran que los datos del estudio son “preocupantes” por la baja edad de acceso a estos contenidos o la frecuencia de consumo de los mismos. En este sentido, ocho de cada diez adolescentes aseguran que les ha sido muy fácil acceder a contenidos pornográficos por primera vez.
En lo que se refiere al consumo habitual del porno, el 62,5% de los jóvenes de 16 a 29 años lo consume alguna vez y uno de cada tres no lo ve. Un 12,6% de los jóvenes reconoce que consume pornografía a diario y tres de cada diez, mira porno todas las semanas; el 18,7%, al menos una vez a la semana. Solo el 2,1% de las chicas admiten ver porno a diario, ante el 22,4% de los chicos que reconoce que consume porno cada día.
Los jóvenes aseguran que buscan pornografía para masturbarse (46,4%), para excitarse (36,7%); para reducir el estrés, la ansiedad o la frustración (21,1%); para divertirse (19,5%); por curiosidad (17,2%); para descubrir gustos (16%); y aprender sobre sexo (11,8%). Las chicas suelen hacer un consumo más relacionado con la curiosidad, exploración, aprendizaje, frente a los chicos que lo hacen para masturbarse o divertirse.
Uno de los principales problemas de la pornografía es su representación poco realista y estereotipada del sexo, que denigra a las mujeres y distorsiona las relaciones sexuales. Además incorpora elementos como la dominación masculina, la cosificación y la violencia, que no reflejan una relación sexual sana y consensuada. Esto crea expectativas irrealistas sobre el sexo y puede llevar a comportamientos irrespetuosos.
Violencia y otros riesgos de consumir pornografía
El acceso al porno a edades tempranas no es el único motivo de preocupación. El estudio demuestra que el porno duro o 'hard porn', con desnudos y actos sexuales explícitos o violentos, es el que más ven los adolescentes. En concreto, el 45,6% de los jóvenes que lo consume lo hace con mucha o cierta frecuencia. Este tipo de pornografía es consumida más por los chicos (53,3%) que por las chicas (35,8%).
Según los expertos, existe una relación clara entre el consumo y prácticas violentas, en parte por los estereotipos machistas que se transmiten en ese tipo de contenidos. Por su parte, uno de cada tres jóvenes considera que este tipo de contenidos puede llevar a la reproducción de la violencia en las relaciones sexuales reales y el 31%, que contribuye a generar fantasías sexuales en las que se ejerce o se recibe violencia.
Un 43,1% de los jóvenes (55% de las chicas y 32,4% de los chicos) opina que la pornografía discrimina con frecuencia a las mujeres y un 37% (48,2% de las chicas y 26,7% de los chicos) sostiene que fomenta la violencia sexual. Un 35,8% de jóvenes cree que fomenta un menor uso del preservativo; el 30% ve relación entre su consumo y las presiones para tener sexo o realizar determinas prácticas, así como sentir presión sobre uno mismo. Las chicas consideran que el porno influye más en todas las cuestiones planteadas.
El informe también advierte de la adicción que puede provocar la pornografía entre los jóvenes. Un 16,5% cree que la consume con mucha frecuencia o a menudo y reconoce que ha intentado reducir o controlar el consumo sin éxito (22,9% le pasa con mucha frecuencia o a menudo).
Para un 40% de los encuestados, ver porno afecta negativamente a ámbitos importantes de sus vidas y cerca de un 35% ha dejado de hacer otras cosas que le interesan por ver porno (14,1% con frecuencia). Hasta un 30% reconoce que en algún momento ha tenido problemas con su familia o amigos por ver porno (10,7% le pasa con frecuencia) o se siente mal cuando no puede verlo (12,8% con frecuencia).
En lo que se refiere a aspectos positivos, un 59,8% de los jóvenes creen que el porno les ha llevado a una mayor experimentación en relaciones sexuales, a conocer y comprender mejor el sexo (56,1%), que es fuente de inspiración (49,5%), o a una mayor satisfacción en sus relaciones sexuales (49,3%).
Educación sexual
Ante los datos recogidos por este estudio se hace más evidente la importancia de promover la educación sexual entre los adolescentes. Casi la mitad de los jóvenes españoles entre 16 y 29 años admiten no haber recibido una educación sexual de calidad de sus familias, mientras que el 45,9% señala la falta de este tipo de educación en sus centros escolares.
Solo alrededor del 10% de los jóvenes se siente completamente satisfecho con la educación afectivo-sexual recibida, lo que sugiere la necesidad de una mejora en la calidad y la amplitud de la información sexual que reciben.
El temprano acceso de los adolescentes a la pornografía también ha puesto sobre la mesa el debate sobre la prohibición del uso de dispositivos móviles a edades tempranas. Para los expertos, prohibir el acceso a smartphones podría ser limitado, ya que los jóvenes tienen acceso a múltiples dispositivos. La solución, aseguran, pasa por el acompañamiento y la educación para ayudarles a comprender y manejar la información sexual disponible en línea.