Los ecologistas alertan del grave impacto ambiental de millones de bolitas de plástico que han aparecido en las playas gallegas
Millones de bolas de plástico de menos de cinco milímetros llevan semanas apareciendo en las costas de Galicia, en el norte de España. Se llaman pélets y su vertido en las playas gallegas ha hecho saltar rápidamente las alarmas de los ecologistas, que alertan que estos microplásticos suponen una grave amenaza para la biodiversidad marina.
Los plásticos vertidos en el litoral gallego formaban parte de la mercancía del buque Toconao, que el 8 de diciembre perdió en aguas portuguesas un contenedor que transportaba mil sacos de 25 kilos de pélet (unas 25 toneladas). Cinco días después, encontraron el primer saco en una playa de A Coruña. Actualmente hay más de 30 playas afectadas.
Una vez aparecieron los primeros plásticos, los ayuntamientos enviaron a sus equipos de emergencias y de limpieza. Varios voluntarios de diferentes asociaciones ecologistas también participaron en la retirada. El problema es que los pélets son muy ligeros y en la arena se dispersan fácilmente, complicando la labor de limpieza.
Los especialistas llevan semanas advirtiendo del riesgo que pueden provocar estos microplásticos para los organismos marinos. Al ser esferas tan pequeñas, los peces y otros animales pueden confundirlas con alimento. En caso de consumirlas, se pueden acumular en su sistema digestivo y dañar su salud, provocando infecciones o inanición.
Según un informe de la unidad especializada en Medio Ambiente de la Fiscalía General del Estado español, los pélets también son peligrosos para la salud humana: presentan indicios de toxicidad, no son biodegradables y no pueden eliminarse.
El vertido de estos microplásticos ha llegado ya a las costas de Asturias y Cantabria. La preocupación por el entorno es alta, por lo que el Principado de Asturias y la Xunta de Galicia han activado el nivel 2 de alerta por contaminación marina. Esto les permitirá recibir ayuda directa del Gobierno central.
Toneladas de plástico en el mar
Los pélets de plástico son pequeñas partículas en forma de gránulos que se utilizan como materia prima en la fabricación de productos. Estas pequeñas bolitas se modelan y acaban convirtiéndose en envases, embalajes, juguetes, utensilios de cocina, material de construcción y otros muchos objetos.
Su tamaño pequeño facilita el transporte y manejo durante la producción, pero también hace que sean más propensos a ser dispersados accidentalmente durante su transporte, manipulación o producción. Es lo que ha ocurrido con el buque Toconao en las aguas portuguesas, pero este no es el único caso.
Solo en la Unión Europea se calcula que se vierten al medio ambiente unas 160.000 toneladas de pélets plásticos al año, según denuncia Greenpeace. Actualmente no existen regulaciones internacionales que obliguen a las empresas a adoptar medidas para prevenir la pérdida de estos microplásticos.
El principal problema es que son tan pequeños que pueden ser transportados por el viento y el agua a todo tipo de lugares. De esta manera, se introducen en el organismo de animales marinos como peces y crustáceos y entran en la cadena alimentaria hasta llegar a las personas.
Por eso los riesgos para nuestra salud también son preocupantes. Según un informe de la ONU, las personas inhalan microplásticos a través del aire, los consumen a través de los alimentos y los absorben a través de la piel. Una nueva investigación ha revelado que hasta el agua embotellada puede contener cientos de miles de pequeños trozos de plástico.
Amenaza global
La contaminación plástica representa uno de los problemas medioambientales más graves a los que se enfrenta la humanidad en la actualidad. El plástico es un material muy duradero que tarda cientos de años en descomponerse, por lo que cuando se desecha se acumula en el medio ambiente, provocando un impacto negativo en la biodiversidad.
En la actualidad, multitud de productos que utilizamos en nuestro día a día están fabricados con plástico. El problema es que muchos de ellos son innecesarios, especialmente aquellos plásticos de vida corta (pensados para un solo uso, como botellas, bolsas o envases de comida).
Más de 280 millones de toneladas de productos plásticos de vida corta terminan en la basura cada año, según datos de la ONU. Como consecuencia, toneladas de residuos acaban en mares y océanos, amenazando la vida marina y sus ecosistemas.
Para combatir la #contaminación del #plástico ⚠️, diferentes organismos proponen dejar atrás la idea de “usar y tirar” 🚯 y apostar por la economía circular. ¿En qué consiste este sistema? ¿Es suficiente para frenar el impacto negativo de los plásticos 🥤?https://t.co/TWSmug8gyD
— Junior Report (@JuniorReport_) June 6, 2023
Sin embargo, todavía podemos cambiar la situación. Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) alerta que la contaminación plástica podría reducirse en un 80% de aquí a 2040 si los países y las empresas realizan profundos cambios en sus políticas y mercados.