Un golpe de estado liderado por Augusto Pinochet derribó al gobierno de Salvador Allende e impuso una dictadura militar durante 17 años
La fuerza de las manifestaciones de las últimas semanas ha sorprendido a todos los chilenos. El país no vivía unas protestas iguales desde el final de la dictadura hace casi 30 años.
Entre 1973 y 1990, Chile vivió una dictadura conocida como el Régimen Militar. El líder de esta dictadura fue Augusto Pinochet, comandante en jefe del Ejército Chileno que llevó a cabo un golpe de estado para derribar al presidente Salvador Allende.
Allende había ganado las elecciones de 1970 con una coalición de partidos de izquierdas que promovían un sistema político y económico que combinaba ideas socialistas y comunistas. El nuevo gobierno promovió la nacionalización de empresas privadas que gestionaban servicios básicos como el agua o la luz, por ejemplo.
Sin embargo, una parte de la sociedad no veía con buenos ojos las políticas socialistas de Allende, como los empresarios, las clases adineradas o los militares. Consideraban que su influencia comunista era un peligro.
En aquella época, el gobierno de los Estados Unidos competía con la Unión Soviética para imponer su sistema político. Por ello, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos financió un golpe de estado contra Allende.
El 11 de septiembre de 1973, los militares se revolvieron y entraron en el Palacio de la Moneda, la sede del gobierno. Allende se suicidó en su despacho cuando los militares entraban en el palacio.
El terror del Régimen Militar
Una de las primeras acciones del nuevo gobierno fue crear la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), organismo encargado de perseguir y reprimir cualquier tipo de oposición a la Junta Militar que dirigía el país.
La DINA podía detener a cualquier persona sospechosa de conspirar contra Pinochet, pero también intelectuales y políticos de izquierdas, estudiantes o sindicalistas. Utilizaban métodos como el secuestro, la tortura y el asesinato para atemorizar a la población.
Según los últimos datos del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) de Chile, hubo más de 3.000 muertos y desaparecidos entre 1973 y 1990. Las víctimas de la dictadura superan las 40.000 personas.
Durante la dictadura quedaron prohibidos los partidos políticos y sindicatos de trabajadores. El Régimen Militar aplicaba la censura sobre los medios de comunicación y se limitaron los derechos y libertades, como la libertad de expresión y de manifestación.
Pinochet adoptó un modelo económico neoliberal, similar al sistema de los Estados Unidos, que permitió a grandes empresas enriquecerse a costa de privatizar servicios básicos. La desigualdad social provocada por este modelo persiste y es el principal motivo de las protestas de hoy en día.
El final de la dictadura
Aunque los partidos y movimientos de izquierdas estaban ilegalizados, la oposición al régimen comenzó a organizarse en secreto durante la década de 1980. Se convocaron las primeras protestas y manifestaciones, se organizaron paros nacionales e incluso se sabotearon instalaciones energéticas.
El 7 de septiembre de 1986, Pinochet sobrevivió a un atentado del FPMR, una organización político-militar que recurrió a la lucha armada y el secuestro de personas afines al régimen para poner fin a la dictadura.
La presión popular cada vez era más intensa para que el gobierno iniciara una transición democrática. En 1988 se llevó a cabo un plebiscito para decidir la continuidad de Augusto Pinochet como presidente de la República: ganó el «NO» en Pinochet y al año siguiente se convocaron las primeras elecciones democráticas.
Con el paso a la democracia, en 1990 se creó una Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación para investigar los crímenes y violaciones de derechos humanos cometidos durante la dictadura. Pero durante los primeros años del Régimen Militar se había aprobado una Ley de Amnistía que permitía indultar a los militares de cualquier crimen.
En 1998, Pinochet fue nombrado senador vitalicio en medio de las protestas de una gran parte de la sociedad chilena. Ese mismo año viajó a Londres para operarse y fue detenido por delitos de genocidio, tortura y desaparición de personas a petición del juez Baltasar Garzón, que pedía su extradición para que fuera juzgado en España (ya que en Chile no había garantías de que la justicia lo condenara).
Finalmente, alegando problemas de salud, Pinochet fue liberado y regresó a Chile en el año 2000. Tras años de batallas legales, su caso acabó siendo desestimado. Pinochet murió en 2006 y no llegó a ser juzgado nunca por sus crímenes.