Los equinoccios ocurren dos veces al año y son momentos en los que el día y la noche tienen la misma duración
El domingo 22 de septiembre tuvo lugar uno de los dos equinoccios que ocurren cada año en el planeta Tierra. En este caso, el equinoccio marca el inicio del otoño en el hemisferio norte y el inicio de la primavera en el hemisferio sur. ¿En qué consiste este fenómeno?
La palabra equinoccio procede del latín y significa “noche igual”: una referencia al hecho de que, durante este fenómeno, el día y la noche tienen la misma duración. De esta manera, el período de luz y de oscuridad duran aproximadamente 12 horas cada uno, completando las 24 horas que tiene un día.
En el caso de la Tierra, nuestro planeta gira en un eje con una inclinación de 23,5 grados respecto a su plano orbital. Esto significa que, mientras la Tierra realiza su órbita de 365 días, los hemisferios se inclinan y por lo tanto están más cerca o más lejos de los rayos solares. En el momento del equinoccio, el Sol se encuentra exactamente sobre el ecuador de la Tierra.
Como consecuencia de esta posición, la luz solar se distribuye de manera uniforme sobre ambos hemisferios, provocando que todas las partes del planeta reciban la misma cantidad de luz y sombra dos veces al año (en el equinoccio de otoño y en el primavera).
Por otro lado, la Tierra no es el único lugar donde se producen estos fenómenos: todos los planetas del Sistema Solar experimentan equinoccios. En 2009, por ejemplo, la sonda Cassini se encontraba en la órbita de Saturno y captó un equinoccio de este planeta.
Los equinoccios y el cambio de estación
En la Tierra, los equinoccios de otoño y primavera (junto con los solsticios de verano e invierno) marcan los cambios de estaciones. El equinoccio de otoño tiene lugar cada año entre el 22 y 23 de septiembre en el hemisferio norte, mientras que en el hemisferio sur empieza la primavera en estas fechas. Y viceversa: cuando la primavera empieza en el hemisferio norte, llega el otoño en el sur.
A partir de hoy, el Sol se esconderá antes en el hemisferio norte y es probable que empiecen a notarse temperaturas más frescas. No obstante, hay que tener en cuenta que los cambios de estación no vienen marcados por los cambios de temperatura, sino por los cambios en la posición astronómica de la Tierra en relación con el Sol.
Esto significa que el otoño (así como el resto de estaciones) viene marcado por el momento en que ocurre el equinoccio, aunque en algunos puntos de la Tierra siga haciendo un calor veraniego. Así pues, no debemos confundir los cambios climatológicos con los cambios astronómicos.
Celebrando el equinoccio de otoño
En muchas culturas, los equinoccios marcan el principio y el fin de un ciclo; en primavera, se termina el frío y se da paso al buen tiempo, mientras que en otoño es todo lo contrario. Por eso muchas comunidades del mundo celebran la llegada de los equinoccios de manera especial.
Por ejemplo, en la cultura celta la llegada del otoño se celebra con la festividad conocida como Haleg-Montah, que significa Mes Sagrado. Esta festividad se popularizó con el nombre de Mabon en el Reino Unido, aunque en la actualidad se conoce como “Tiempo de Cosecha” o “Día de Acción de Gracias”.
Esta es una fecha señalada en la que se dan las gracias por los frutos que han surgido de la tierra durante los meses anteriores y se recuerda la importancia de compartirlos con nuestros seres queridos. Esto se hace con el objetivo de obtener las bendiciones de los dioses durante los meses de invierno.
No es el único lugar donde se celebra la llegada del otoño. En Japón, los equinoccios marcan un periodo llamado Ohigan u O-Higan, en el que muchas personas honran a sus antepasados. Durante los días próximos al equinoccio, muchos japoneses visitan las tumbas de sus familiares y seres queridos.
La religión judía también tiene su propia festividad, conocida popularmente como Sucot. Esta fiesta tiene su origen en la Biblia, donde se refieren a ella como “Fiesta de las Cabañas” o de “Los Tabernáculos”. Esta fiesta también celebra la importancia de las cosechas, rememorando la precariedad de la vida de los judíos durante años pasados.
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