16 octubre 2024
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16 octubre 2024

El huracán Milton impacta en Florida

Tras tocar tierra en Siesta Key (costa oeste), el huracán ha perdido fuerza, pero aún representa un peligro importante por las ráfagas de viento

El huracán Milton ha tocado tierra en Siesta Key (costa oeste de Florida) durante la madrugada del miércoles al jueves. Tras el impacto, el fenómeno perdió fuerza y pasó de categoría cinco a categoría tres. Sin embargo, las autoridades meteorológicas advierten que aún representa un peligro considerable por las ráfagas de viento.

El ciclón, con vientos sostenidos de 190 kilómetros por hora y lluvias torrenciales, ha causado cortes de electricidad que han afectado a más de 2,9 millones de personas. Horas antes de que tocara tierra, se registraron al menos 19 tornados en el centro y sur de Florida, causando la muerte al menos de dos personas en el condado de St. Lucie.

En las zonas más afectadas el nivel del mar se ha elevado hasta 3 metros, mientras siguen golpeando fuertes ráfagas de viento y lluvias que tienen el potencial de causar graves inundaciones. Las autoridades señalan que Milton se ha convertido en una de las tormentas más devastadoras que ha impactado la región en los últimos años.

Hace unos días, se ordenó la evacuación de más de cinco millones de personas para evitar que los fuertes vientos y los destrozos de infraestructuras pudieran poner en peligro la vida de los residentes. Estos están en alerta máxima, ya que se espera que las condiciones meteorológicas adversas continúen durante las próximas horas.

Todo esto está ocurriendo cuando Estados Unidos todavía se recupera de la devastación que provocó el huracán Helene, que hace poco más de una semana dejó más de 200 muertos en el sureste del país. Helene se ha convertido en el huracán más mortífero desde Katrina, que provocó más de 1.800 víctimas mortales en 2005.

¿Qué es un huracán?

Los huracanes son las tormentas más grandes y violentas de la Tierra, tal y como señala la Agencia Espacial de Estados Unidos (NASA). También se conocen como ciclones tropicales, porque se forman en la zona del Trópico terrestre.

Los huracanes se forman cuando el aire cálido y húmedo en la superficie del mar se eleva hacia arriba: este espacio cerca de la superficie se llena con el aire de alrededor, que tiene una temperatura diferente, lo que crea una diferencia de presión.

El movimiento de aire constante y la subida de humedad provoca la aparición de nubes que giran y se alimentan del agua en el mar. Dependiendo de las condiciones atmosféricas y de la temperatura, estas nubes girarán cada vez más rápido y serán más grandes, creando un agujero en el centro. Es lo que se conoce como el ojo del huracán.

A veces, los vientos del huracán son tan fuertes que pueden empujar la superficie del mar y desplazar grandes cantidades de agua. Zonas de costa que antes estaban bajo el mar o el océano aparecen vacías de golpe, como si el huracán hubiera succionado toda el agua: este fenómeno se conoce como marejada ciclónica

El problema es que el huracán volverá a descargar esta agua en otras zonas y esto puede provocar graves inundaciones.

Huracanes y cambio climático

Cada vez más estudios científicos señalan la relación entre el cambio climático y la intensidad de los huracanes. No es que el calentamiento global provoque directamente estos fenómenos meteorológicos, pero sí que influye en la fuerza de los vientos o el volumen de las precipitaciones y, por tanto, en su capacidad de destrucción.

El principal motor de los huracanes es el calor que extraen del agua del mar. A medida que las temperaturas de la superficie del mar aumentan debido al calentamiento global, los huracanes pueden captar más energía, lo que a menudo se traduce en tormentas más fuertes y con vientos más intensos.

La organización World Weather Attribution (WWA) ha estudiado esta relación y en un estudio publicado esta misma semana señala que las temperaturas del mar que han alimentado al reciente huracán Helene son entre 200 y 500 veces más probables por el calentamiento global. 

Por otro lado, un aire más cálido puede retener más humedad, lo que significa que cuando los huracanes descargan lluvias, estas pueden ser más intensas, aumentando el riesgo de inundaciones. El estudio de WWA también señala correlación en este sentido: el cambio climático aumentó la intensidad de las precipitaciones en un 10% en el caso de Helene. 

Los investigadores advierten que si el mundo sigue quemando combustibles fósiles, provocando un calentamiento global de 2°C por encima de los niveles preindustriales, las precipitaciones podrían ser todavía peores en temporada de huracanes.

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