El carnaval se remonta miles de años atrás, hasta la antigua Mesopotamia, y actualmente se celebra en países de todo el mundo
Millones de personas ultiman estos días los detalles de sus disfraces y se preparan para disfrutar del carnaval, una fiesta que se celebra en multitud de ciudades y países y cuyos orígenes se remontan miles de años atrás.
La mayoría de historiadores considera que el carnaval tiene un origen pagano, es decir, que está relacionado con las primeras religiones de la antigüedad. Estos pueblos creían en divinidades que representaban a los elementos de la naturaleza: el dios del sol, el dios de la lluvia, el dios de la muerte, el dios de la agricultura…
Los habitantes de la antigua Sumeria, una civilización que existió hace más de 5.000 años, celebraban un ritual en invierno para pedir buenas cosechas: encendían una hoguera cerca de los cultivos y así ahuyentaban a los malos espíritus. Esta tradición fue adoptada por otros pueblos, como los antiguos egipcios y los romanos, y se considera el origen del carnaval.
Siglos después, durante la Edad Media, la Iglesia Católica adoptó muchas festividades paganas dentro de su propia liturgia (el conjunto de rituales y celebraciones propios de cada religión). El objetivo era imponer la religión cristiana a las tradiciones más antiguas, que acabaron desapareciendo.
En el calendario cristiano, el carnaval tenía lugar antes de la Cuaresma, un período de abstinencia durante el cual los creyentes debían dedicarse a cultivar su espiritualidad. Tampoco podían comer carne porque se consideraba un exceso, de ahí el nombre: la palabra carnaval procede del latín carnem levare, que significa “quitar la carne”.
Para encarar este período de reflexión con mayor disposición, unos días antes de la Cuaresma tenía lugar una celebración en la que todo estaba permitido: el carnaval. Dice la tradición que, para mantener el anonimato y no ser reconocidos entre la juerga y el bullicio, la gente cubría su rostro con máscaras y se vestía con disfraces.
Las fechas del carnaval varían cada año porque se establecen en función de la Semana Santa, una de las celebraciones más importantes de la religión cristiana, que viene marcada por el calendario lunar. De acuerdo con la liturgia, Carnaval se celebra 40 días antes del Jueves Santo.
Una celebración global
A partir del siglo XV, con el descubrimiento de América, los navegantes españoles y portugueses introdujeron esta celebración en América Latina, donde hay carnavales muy populares. En cambio, en Norteamérica prevaleció la fiesta de Halloween, una tradición importada por los navegantes ingleses que llegaron a esta parte del continente.
En la actualidad, el carnaval se celebra en varios puntos del planeta. Uno de los más famosos es el Carnaval de Rio de Janeiro, en Brasil, que reúne a millones de brasileños y turistas en las calles aprovechando que, en el hemisferio sur, el mes de febrero cae en pleno verano.
Además de las actuaciones musicales en la calle, la desfilada de Escuelas de Samba en el Sambódromo es todo un espectáculo con carrozas gigantescas y miles de figurantes disfrazados que siguen el ritmo de la música.
En Europa, uno de los festivales con mayor tradición es el Carnaval de Venecia, que data del siglo XII. A día de hoy todavía se mantienen los ropajes pomposos y máscaras elegantes característicos de la época barroca (siglos XVII y XVIII), cuando el carnaval veneciano se hizo famoso en toda Europa.
A diferencia de los desfiles callejeros de Brasil, el Carnaval de Venecia se celebra sobre todo en eventos y fiestas privadas. La gente también sale a pasear con sus disfraces para hacerse fotos por la ciudad.
Carnaval precede al Miércoles de Ceniza, el primer día de la Cuaresma. En Francia, el Martes de Carnaval se conoce como Mardi Gras (Martes Lardero), porque era el último día en que se podía disfrutar de los placeres culinarios antes del período de abstinencia.
Los franceses exportaron esta celebración a sus colonias en el norte de América. Así fue cómo el Mardi Gras de Nueva Orleans (Estados Unidos) se convirtió en una de las celebraciones carnavalescas más famosas del mundo: hay desfiles con carrozas, actuaciones musicales, disfraces y los típicos collares con cuentas redondas de plástico, un homenaje a las joyas reales que se lucían en el siglo XIX.
Fiestas con origen pagano
Las religiones paganas tenían fiestas para honrar los momentos más destacados del año: el cambio de estaciones, los solsticios, la llegada de la primavera y el buen tiempo, el fin de las cosechas…
Todas estas fechas tenían una gran importancia en la organización de los pueblos más antiguos y se celebraban con rituales para dar gracias a las divinidades de la naturaleza. Algunas de estas tradiciones han perdurado en el tiempo y han llegado hasta nuestros días.
Halloween, por ejemplo, se remonta a una antigua festividad celta que marcaba el fin de la temporada de cosechas y servía para dar gracias a los dioses por los alimentos recogidos. La religión cristiana convirtió esta festividad en un homenaje a los antepasados con el día de Todos los Santos.
San Juan también es una fiesta con orígenes paganos. Este día coincide con la noche más corta del año y es cuando los días empiezan a acortarse en el hemisferio norte, de ahí la tradición de encender fuegos y hogueras: para dar más fuerza al Sol y la luz.
Gran parte de las celebraciones del calendario cristiano comparten origen con tradiciones mucho más antiguas. Es el caso de la Navidad, que se celebra en la misma época del año que la Saturnalia, una celebración romana dedicada a Saturno, dios de la agricultura y los frutos.