Francis Kéré se ha convertido en el primer africano en ganar el premio Pritzker gracias al enfoque social de sus proyectos
El burkinès Diébédo Francis Kéré (1965) ha rebut el Premi Pritzker 2022, el guardó més rellevant en el món de l'arquitectura i que, per primera vegada, ha estat atorgat a una persona africana. Kéré és arquitecte, professor i activista social, i fa anys que treballa per millorar l'arquitectura i empoderar les comunitats més desfavorides.
La obra de Kéré combina los materiales y la tradición de su lugar de origen y se ha convertido en un referente de la arquitectura sostenible. Sus proyectos están centrados principalmente en la educación y buscan crear lugares ecológicamente sostenibles para la gente.
Francis Kéré nació en Burkina Faso, uno de los países más pobres del mundo, donde la gran mayoría de la población no tiene acceso a agua potable ni a electricidad. En su pueblo natal, Gando, no había escuela, por lo que con solo 7 años tuvo que abandonar su comunidad y trasladarse a la ciudad de Tenkodogo. Fue el primer niño de Gando que pudo ir a la escuela.
La escuela de Tenkodogo estaba construida con bloques de cemento y carecía de buena ventilación y luz, lo que suponía una dificultad para recibir una educación en las condiciones adecuadas. Desde ese momento, Kéré se comprometió a que algún día mejoraría las escuelas de su país. Y así lo hizo.
A los 20 años se marchó a Berlín (Alemania) con una beca de carpintería, donde aprendió a hacer techos y muebles mientras asistía a la escuela secundaria. Su acercamiento a la arquitectura se consolidó en 1995, cuando recibió otra beca para la Technische Universität Berlin, donde se graduó con un título avanzado en arquitectura.
Aunque se marchó de Burkina Faso para poder estudiar, Kéré siempre tuvo presente su país de origen. Así, su primer edificio fue la Escuela Primaria Gando (2001), construida con un presupuesto de 30.000 euros. La escuela, hecha de ladrillo, incorporó un techo metálico que, mediante sistemas de aireación naturales, permitía liberar el efecto de las altas temperaturas en la zona.
El éxito de este primer proyecto le valió el Premio Aga Khan de Arquitectura en 2004 y lanzó su carrera internacional. Ha realizado edificios en otros países africanos como Kenia, Mozambique y Uganda; y ha trabajado en estructuras temporales y permanentes en Dinamarca, Alemania, Italia, Suiza, el Reino Unido y Estados Unidos.
Arquitectura sostenible en África
África es uno de los continentes con mayor tasa de pobreza y desigualdad. Entre los países más pobres del mundo en 2019, los diez primeros se encontraban en el continente africano, según datos de las Naciones Unidas.
La pobreza en África está causada por factores como los conflictos armados o el cambio climático, y afecta a millones de personas en el continente. La falta de recursos es constante e impide, entre otras muchas cosas, construir grandes edificios que sean habitables y se adecuen a la cultura de sus ciudades.
En este contexto, la arquitectura sostenible se convierte en una solución porque aprovecha materiales y técnicas locales para construir edificios sin tener que depender de mano de obra o recursos externos. El arquitecto Francis Kéré, a través de sus edificios, se incluye dentro de esta corriente arquitectónica.
En la escuela de Gando, por ejemplo, la comunidad fue una parte esencial en el proceso de construcción y ayudó con la mano de obra. Asimismo, se utilizaron materiales propios de la región como la laterita, una piedra que no necesita una maquinaria especial para su extracción y que, además, es un gran aislante térmico.
Kéré utiliza este tipo de técnicas en todos sus trabajos arquitectónicos. Otro ejemplo es el Instituto de Tecnología de Burkina Faso (BIT), cuyas paredes están hechas de arcilla local y revestidas de madera de eucalipto, también propia de la región; o la Escuela Secundaria Lycee Schorge, que tiene una fachada fabricada con madera local que da sombra y protege las aulas del polvo y los vientos corrosivos.
Premio Pritzker: el Nobel de la arquitectura
El Premio Pritzker fue creado en 1979 por la familia Pritzker de Chicago (Estados Unidos), propietaria de la cadena de hoteles Hyatt, y se considera el premio de arquitectura más prestigioso del mundo. Los ganadores reciben 100.000 dólares y una medalla de bronce, además del reconocimiento que supone para su trayectoria profesional.
Chicago está considerada la cuna de la arquitectura moderna en Estados Unidos, la ciudad donde se construyeron los primeros rascacielos. De ahí que la familia Pritzker decidiera utilizar su fortuna para promover edificios espectaculares en todo el mundo, además de despertar el interés del público por la arquitectura.
Entre los ganadores del Pritzer figuran grandes nombres de la arquitectura como Oscar Niemeyer, diseñador de Brasilia, la capital de Brasil; Frank Gehry, autor del Museo Gugenheim; Renzo Piano, creador del Centro Pompidou, Norman Foster, que ha firmado numerosos rascacielos en todo el mundo, o Rem Koolhas, arquitecto de museos, teatros, bibliotecas y pabellones.
En los últimos años, los premios han cambiado su enfoque y han pasado de reconocer las grandes construcciones a valorar la función social de la arquitectura, tanto por el uso de materiales sostenibles como por la función que desempeñan.
Es el caso del chileno Alejandro Aravena, que ganó el Pritzker 2016 por su proyecto de casas sociales construidas con materiales de bajo coste, facilitando el acceso a una vivienda; o el japonés Shigeru Ban, Pritzker 2014 por desarrollar técnicas arquitectónicas que permiten construir alojamientos de emergencia para víctimas de desastres naturales.
En poco más de cuatro décadas, el Pritzker solo ha reconocido la labor de las mujeres arquitectas en cuatro ocasiones: la anglo-iraquí Zaha Hadid (2004), la japonesa Kazuyo Sejima (2010), la catalana Carme Pigem del estudio RCR Arquitectes (2017) y las irlandesas Yvonne Farrell y Shelley McNamara (2020).