La familia de Fritz Grünbaum consigue recuperar varias obras de arte que el régimen nazi le robó al artista judío tras enviarlo a un campo de concentración
Las autoridades de Nueva York han anunciado la devolución de siete obras de arte robadas por el régimen nazi a la familia de Fritz Grünbaum, destacado artista y cómico judío que murió en el Holocausto. Los cuadros fueron entregados por las instituciones que los poseían, incluido el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York.
La decisión es una victoria para los herederos de Grünbaum, que llevan años reclamando la devolución de las obras saqueadas por los nazis. Aunque han conseguido recuperar siete cuadros pintados por Egon Schiele, la familia asegura que Grünbaum tenía más de 80 obras de este pintor austriaco.
Fritz Grünbaum fue un destacado artista judío que nació en 1880 en la actual República Checa. Destacó como cómico y actor de cabaret en la Viena de principios del siglo XX. Durante toda su vida, fue un apasionado coleccionista de arte moderno: consiguió más de 400 piezas de artistas como Egon Schiele y Gustav Klimt.
Como judío, Grünbaum fue perseguido por el régimen nazi, quien finalmente lo arrestó y envió al campo de concentración de Dachau en Alemania, donde murió en 1941. Los nazis confiscaron y robaron varias de sus obras de arte que, años después, fueron apareciendo en casas de subastas y museos internacionales.
El caso de Grünbaum no es una excepción. Según algunas estimaciones, los nazis robaron alrededor de 650.000 obras de arte entre 1933 y 1945. La mayoría de ellas pertenecían a familias judías que fueron arrestadas y luego asesinadas en campos de concentración durante el Holocausto.
‘Raubkunst’ o expolio nazi
El término "expolio nazi" (en alemán Raubkunst) hace referencia al saqueo y apropiación ilegal de bienes culturales, obras de arte y objetos de valor realizados por el régimen nazi durante el Tercer Reich (1933-1945). Las víctimas del robo fueron principalmente judíos, tanto en Alemania como en los países ocupados durante la Segunda Guerra Mundial.
Muchas de estas obras de arte pasaron a ser colección personal de Adolf Hitler, pero otras se vendieron en el mercado negro. Además, los nazis destruyeron deliberadamente piezas artísticas que consideraban "degeneradas" o inaceptables según sus estándares ideológicos, lo que resultó en la pérdida irreparable de patrimonio cultural.
Para llevar a cabo estas operaciones de saqueo, el régimen estableció unidades especializadas y organizadas como el Personal de Operaciones del Reichsleiter Rosenberg (ERR, por sus siglas en alemán), que se centró en el robo de obras de arte y materiales culturales.
Tras la derrota de la Alemania Nazi en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el expolio nazi fue clasificado como un crimen de lesa humanidad. En 1998, se firmó la Declaración de Washington, donde los países se comprometieron a identificar y recuperar obras de arte robadas por los nazis y devolverlas a sus legítimos propietarios o a sus países de origen.
A pesar de estos esfuerzos, muchas de esas obras todavía se consideran perdidas o no han sido recuperadas.
Robar y apropiarse del arte
Lo ocurrido en la Alemania Nazi con las obras de arte es solo un ejemplo más de cómo a lo largo de la historia las grandes potencias han utilizado el expolio para apropiarse del patrimonio cultural de otras regiones o civilizaciones.
Es el caso de las esculturas de mármol del Partenón de Atenas, que actualmente pueden verse en el Museo Británico después de que el diplomático Lord Elgin las adquiriera a principios del siglo XIX. El gobierno griego lleva años reclamando su repatriación, argumentando que fueron adquiridas de manera ilegal y que deben ser devueltas.
Otro caso famoso es el busto de Nefertiti, una escultura del antiguo Egipto que puede verse actualmente en el Neues Museum de Berlín. El egiptólogo alemán Ludwig Borchardt descubrió el busto durante unas excavaciones en 1912. Se cree que utilizó métodos poco transparentes y que pudo haber engañado a las autoridades egipcias para llevarse la obra.
También es conocido el Diamante Koh-i-Noor, que forma parte de las joyas de la corona británica. A lo largo de los años, India ha reclamado la devolución del Koh-i-Noor, argumentando que fue tomado ilegalmente de su país de origen durante el período colonial.
¿De quién es la joya de la corona?
Campaña en India para que Reino Unido devuelva el diamante de la corona.
Se trata de Koh-i-noor, uno de los diamantes más grandes del mundo y está incrustado en la corona de la monarquía británica.
¿Por qué? Aquí traemos la historia./ cc pic.twitter.com/mvMptonNqz
— DW Español (@dw_espanol) September 19, 2022
Los museos argumentan que muchas de las obras de arte en su posesión fueron adquiridas legalmente en el momento en que se obtuvieron. Además, sostienen que tienen la capacidad y los recursos para conservar y cuidar adecuadamente las piezas, así como para garantizar que estén disponibles para el público en general.