Los viajeros procedentes de otros países podrán entrar en el país sin necesidad de hacer cuarentena por primera vez en casi tres años
El gobierno de China ha reabierto las fronteras y ha eliminado la cuarentena obligatoria para los viajeros internacionales, que debían recluirse durante varios días o incluso semanas en un hotel o centro de aislamiento antes de poder entrar en el país. Así, el país asiático ha rebajado oficialmente la categoría covid desde el nivel A (el más grave) hasta el nivel B.
Es la primera vez en tres años que se retiran las restricciones de viaje en China, desde que se impusieron las primeras medidas para controlar los contagios de coronavirus en marzo de 2020.
Esta medida supondrá un impulso para los viajes y la economía. Hasta ahora, muchas personas evitaban viajar a China porque tenían que perder tiempo y dinero cumpliendo la cuarentena a su llegada: en algunas regiones los viajeros tenían que pagarse ellos mismos el hotel de la cuarentena, mientras que en los momentos más graves de la pandemia (cuando había más contagios) el confinamiento podía durar hasta tres semanas.
Ahora, las personas que quieran entrar en el país solo deberán presentar una prueba PCR negativa realizada en las últimas 48 horas. La eliminación de las restricciones permitirá realizar más viajes de negocios, pero también hará que muchos ciudadanos chinos que viven en el extranjero puedan volver para visitar a sus familias.
El cambio en las políticas anti-covid se produce poco más de una semana antes del Año Nuevo Chino, que se celebrará entre el 21 y el 22 de enero. Esta fiesta supone uno de los movimientos migratorios más importantes del mundo: millones de chinos recorren miles de kilómetros dentro del país o desde el extranjero para volver a casa y celebrarlo con sus seres queridos.
La apertura de fronteras demuestra que el gobierno chino considera que la situación epidemiológica está más controlada. Esto permitirá rebajar la estrategia covid cero, un conjunto de medidas muy severas que incluían el cierre de negocios y espacios públicos, la prohibición de circular o el confinamiento de ciudades enteras, lo que produjo graves protestas en China a finales del año pasado.
Nuevas variantes del virus
A punto de cumplirse tres años del inicio de la pandemia, parece que los contagios no disminuyen y que el virus se resiste a desaparecer. La gran capacidad de mutación del SARS-CoV-2 ha dado lugar a nuevas variantes que se propagan con facilidad por diferentes países y continentes.
Una de las variantes que ha producido más contagios en las últimas semanas es la XBB.1.5, más conocida como Kraken. Se trata de una mutación de la variante ómicron, que ya se extendió por todo el mundo a finales de 2021 y que tenía una gran capacidad de transmisión.
La subvariante Kraken ha aparecido en Estados Unidos y se ha extendido con facilidad durante las fiestas navideñas. Aunque no produce síntomas graves (excepto para la población vulnerable), sí que es muy contagiosa y ya representa casi la mitad de los más de 100 millones de casos de coronavirus registrados en este país.
En China predomina otra subvariante de ómicron: la B.F.7 (abreviatura de BA.5.2.1.7), que también tiene un índice de transmisión muy elevado y es responsable de la gran mayoría de contagios, aunque la falta de datos oficiales impide saber con exactitud cuántos casos hay hoy en día.
Apagón informativo en China
China es el país más poblado del mundo y uno de los más ricos, pero también es uno de los más desconocidos. El gobierno chino mantiene un fuerte control sobre la información que se publica en los medios de comunicación y en las redes sociales, tanto de lo que ocurre en el país como sobre su población, con el objetivo de evitar cualquier crítica o imagen negativa.
Esta censura informativa ha estado muy presente durante toda la pandemia de covid. Las cifras oficiales sobre el número de contagios y de muertes son muy inferiores a las que cabría esperar en un país con más de 1.400 millones de habitantes, lo que provoca dudas sobre si son ciertas o bien forman parte de una campaña para justificar las políticas de covid cero.
Los primeros casos de covid se detectaron en la ciudad china de Wuhan en diciembre de 2019. Tres años después, las fuertes restricciones y confinamientos masivos impuestos por el gobierno chino todavía no han conseguido controlar los contagios, que podrían superar los 3 millones de casos diarios, según estimaciones de la consultora de salud Airfinity.
Este fue uno de los motivos de las protestas ciudadanas que tuvieron lugar en diferentes ciudades de China a finales de 2022. Estas protestas tuvieron una gran repercusión internacional, sobre todo porque no es habitual ver manifestaciones públicas contra las autoridades chinas.
La rebaja de las restricciones, como en el caso de los viajeros internacionales, puede ser una estrategia del gobierno para calmar los ánimos entre la población. Sin embargo, los expertos creen que puede afectar a la situación epidemiológica en China, con los sistemas sanitarios colapsados y cifras de mortalidad muy altas. Esto se debe en parte a la gran densidad de población en el país, pero también a la baja tasa de vacunación (sobre todo entre la gente mayor) y al uso de vacunas menos eficaces.