Conocer las diferencias entre sexo y género, los tipos de orientaciones sexuales o la definición de salud sexual es fundamental para comprender a fondo la sexualidad
“La sexualidad es un aspecto central del ser humano que está presente a lo largo de toda su vida”, explica la Organización Mundial de la Salud (OMS). La sexualidad es un fenómeno natural que afecta a todos los seres humanos y que abarca el sexo, las identidades de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual.
Para entender qué es y cómo funcionan los diferentes aspectos de la sexualidad, es necesario conocer la definición de algunos conceptos clave.
Sexo
Según la OMS, el sexo hace referencia a las características biológicas que definen a los seres humanos. Al nacer, a todas las personas se les asigna un sexo concreto: masculino o femenino, en función de sus órganos sexuales y reproductivos. De esta forma, los seres humanos nacemos como machos o hembras dependiendo de si tenemos vulva o pene.
Estas características biológicas no son excluyentes entre sí, ya que existen personas que poseen características de ambos sexos. Nos referimos a las personas intersexuales, que nacen con una anatomía reproductiva que no se ajusta a la definición tradicional de masculino o femenino.
La intersexualidad puede presentarse de muchas maneras. Existen personas intersexuales que tienen combinaciones de cromosomas diferentes: por ejemplo XXY, en vez de XY (generalmente asociada al sexo masculino) o XX (femenino). Otras tienen genitales u órganos internos que no siguen el esquema tradicional (por ejemplo, hay individuos que tienen testículos y tejido de ovarios).
Género
El género hace referencia a una serie de roles e ideas preconcebidas que la sociedad asocia al sexo femenino o masculino. Estas ideas se traducen en conductas, pensamientos y características que, de forma generalizada, se atribuyen a los hombres y a las mujeres: por ejemplo, que las mujeres visten con falda, se maquillan y deben depilarse, pero los hombres no.
Género y sexo no deben confundirse, pero ambos términos sí que están relacionados. Cuando nacemos se nos asigna un sexo biológico y la sociedad entiende que este va a determinar cómo nos comportamos, cómo nos comunicamos o cómo nos vestimos. Esta forma de expresar cómo nos sentimos se conoce como identidad de género.
Cuando una persona se identifica con el sexo y el género que le asignaron al nacer, se le denomina cisgénero. Por ejemplo, una persona con sexo masculino que además se identifica con el género masculino, es decir, con los roles sociales que se esperan de un hombre.
Sin embargo, el sexo que se asigna a una persona cuando nace no siempre se corresponde con el género con el que se identifica. En este caso, hablamos de personas transgénero o trans.
También hay personas que no se reconocen en esta dualidad de opciones, hombre o mujer, y se definen según el género no binario.
Orientación sexual
La orientación sexual no debe confundirse con la identidad de género. Este concepto tiene que ver con la atracción romántica, emocional y sexual hacia otras personas.
Las orientaciones sexuales más conocidas son la heterosexualidad (personas que sienten atracción por personas de un género diferente, por ejemplo, mujeres que se sienten atraídas por hombres), la homosexualidad (atracción por personas del mismo género) y la bisexualidad (atracción tanto por hombres como por mujeres).
Las personas que no sienten ningún tipo de atracción sexual por otros individuos reciben la etiqueta de asexuales. No sentir atracción sexual no implica que no puedan sentir una atracción romántica y tener relaciones afectivas.
Salud sexual
La salud sexual hace referencia a un estado de bienestar físico, mental y social relacionado con la sexualidad. Este término suele relacionarse con la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras en libertad, es decir, sin ningún tipo de coacción, discriminación y violencia por parte de otra persona.
Para conseguir que todas las personas del mundo tengan una buena salud sexual, es necesario respetar y proteger los derechos sexuales de todos los individuos. Entre ellos, el derecho a libertad sexual, que excluye toda forma de explotación y abuso sexuales, o el derecho a la privacidad sexual.
Para proteger la salud sexual de las personas, estas también necesitan tener acceso a información veraz sobre cuestiones que pueden afectar a su sexualidad, como los métodos anticonceptivos o las enfermedades de transmisión sexual.