23 noviembre 2024
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23 noviembre 2024

Criptomonedas: ¿el dinero del futuro?

La moneda digital Bitcoin ha marcado un nuevo récord en la bolsa, pero los expertos advierten sobre su volatilidad

Las criptomonedas o monedas digitales son un tipo de divisa que sirve para comprar productos y servicios, como cualquier otra moneda, pero que solo existe en el mundo virtual. Bitcoin fue la primera criptomoneda en ser comercializada: fue en el año 2009 y su valor era de aproximadamente un dólar. Desde entonces su precio se ha revalorizado y multiplicado como ningún otro valor en bolsa. 

La semana pasada se lanzó ProShares Bitcoin Strategy, el primer fondo cotizado (ETF) de bitcoin, es decir: un fondo de inversión que cotiza en bolsa (como si fuera un producto o servicio) y cuyo valor depende directamente del valor de la criptomoneda. Tras el anuncio, las acciones de Bitcoin marcaron un récord histórico al superar los 56.000 euros por acción.

La noticia dio la vuelta al mundo porque el lanzamiento de este ETF de bitcoin tuvo lugar en la bolsa de Wall Street, en Nueva York (Estados Unidos), uno de los principales mercados de valores del mundo. Las tendencias de Wall Street a la hora de invertir se siguen en bolsas de todo el mundo, lo que podría animar a otros inversores extranjeros a apostar por el Bitcoin y eso aumentaría todavía más su valor.

Las criptomonedas no están emitidas por ninguna autoridad monetaria, así que no siguen ninguna regulación ni basan su valor en activos o reservas en los bancos. Ahora, el hecho de estar presentes en bolsa a través de un producto que sí que está reconocido y regulado por las autoridades financieras (el ETF), podría aportar más credibilidad al Bitcoin y los inversores se sentirían más seguros.

Aun así, los expertos en economía advierten de la volatilidad de las criptomonedas, cuyo valor puede variar rápidamente en muy poco tiempo y provocar también pérdidas millonarias. El gobierno chino, por ejemplo, ha aprobado varias leyes para prohibir el uso y emisión de bitcoins porque considera que son muy arriesgadas para la economía del país. Esto ha generado varias caídas del precio de la criptomoneda en todo el mundo.

¿Cómo funcionan las monedas virtuales?

Las criptomonedas utilizan un sistema de encriptación o blockchain que cifra el dinero: para realizar los pagos o recibir dinero, los usuarios deben tener unos códigos de encriptación que sirven para transferir las monedas digitales de una cuenta a otra. 

Para poder operar con bitcoins (o cualquier otra criptomoneda) hay que tener un monedero virtual: una aplicación que sirve para almacenar bitcoins y que dispone de los algoritmos necesarios para encriptar y desencriptar la moneda. Solo se puede pagar o recibir dinero de otros usuarios o empresas que tengan monedero virtual.

Las monedas virtuales no están emitidas por ningún banco, así que no existe ninguna entidad que lleve un registro de los clientes y las transacciones. Las cuentas donde se almacenan los bitcoins no requieren nombre ni datos personales. Esto garantiza el carácter anónimo de las criptomonedas, pero tampoco hay forma de saber de dónde procede el dinero o si proviene de actividades ilícitas.

El código en el que se basa sistema de encriptado y desencriptado lo escriben programadores de diferentes países de forma colaborativa: es lo que se conoce como minería de criptomonedas. En ese sentido, es muy difícil que cualquier autoridad o gobierno pueda reclamar los datos, porque no hay una ley internacional que regule esta actividad.

Argumentos a favor y en contra

Se puede comprar y vender en Bitcoins en todos aquellos negocios y servicios que reconozcan el pago en criptomonedas. Aunque todavía no es una divisa muy habitual, cada vez más empresas se apuntan al negocio del dinero digital, como la plataforma de pagos virtuales Paypal, cuyos usuarios ya pueden pagar en Bitcoin.

Las criptomonedas también son una alternativa importante en algunos países de África o América Latina donde la crisis económica provoca que la moneda local se deprecie y pierda su valor. En estos casos, invertir el dinero en monedas digitales permite preservar su valor. 

El gobierno de El Salvador, por ejemplo, ha decidido adoptar la criptomoneda como divisa oficial como una forma de combatir la economía sumergida, en un país donde el 70% de la población no tiene cuenta bancaria. Sin embargo, una parte de la población teme que la volatilidad de la moneda pueda afectar a sus ahorros.

Sin embargo, la mayoría de expertos en economía siguen apuntando a que el Bitcoin y otras criptomonedas no cuentan con el aval de un banco central o de instituciones como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial, que puedan intervenir en caso de crisis económica o para regular su funcionamiento en los mercados.

Además, el hecho de que su valor aumente tan rápido ha provocado que se utilicen como anzuelo en estafas piramidales, en las que se prometen grandes recompensas a cambio de una inversión inicial que después suele desaparecer. Como no existe una autoridad u organismo regulador al que reclamar, las personas que participan en este tipo de negocios suele perder todo el dinero invertido.

Por último, los trabajos de minería que requieren las criptomonedas para mantener los códigos encriptados tienen un gran impacto medioambiental, ya que los servidores trabajan a pleno rendimiento y consumen grandes cantidades de energía. Tanto es así, que el magnate Elon Musk anunció que dejaría de aceptar bitcoins como método de pago en sus empresas (aunque él sigue invirtiendo su fortuna en criptomonedas por su alta rentabilidad).

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