El presidente peruano, Pedro Castillo, es detenido después de intentar disolver el Congreso y llevar a cabo un golpe de Estado
Perú se encuentra en una situación de gran inestabilidad política después de que su presidente, Pedro Castillo, intentara llevar a cabo un golpe de Estado y disolver el Congreso para hacerse con el poder.
Castillo ganó las elecciones en julio de 2021, pero en los últimos meses había vivido varias crisis de gobierno y había sustituido a su gabinete de ministros en varias ocasiones. Por ese motivo, los partidos de la oposición consideraban que no podía gobernar y querían iniciar un proceso de vacancia presidencial, es decir, una moción de censura para echarlo de la presidencia.
El miércoles 7 de diciembre, antes de que se iniciara la votación, Castillo realizó un mensaje televisado en el que anunció la disolución del Congreso y la instauración de un gobierno de excepción, es decir, un equipo de gobierno provisional para gobernar en situaciones de emergencia.
Los gobiernos de excepción tienen poderes extraordinarios y pueden tomar decisiones sin contar con el apoyo de la mayoría en el Congreso. Así, Castillo pretendía gobernar a través de decretos ley: un tipo de leyes elaboradas directamente por el poder ejecutivo, mientras que lo habitual es que las leyes pasen por un proceso de debate y votación en el Congreso o Parlamento (que representan el poder legislativo).
Tras el anuncio, políticos de todos los partidos (tanto de la oposición como del propio gobierno) denunciaron que el presidente peruano estaba cometiendo un “autogolpe de Estado” contra su gobierno. Varios ministros y altos funcionarios renunciaron a su cargo, mientras que la Policía y las Fuerzas armadas también criticaron la decisión.
Los miembros del Congreso adelantaron entonces la moción de censura: necesitaban dos tercios de la cámara para aprobarla (87 votos de 130), y 101 diputados votaron a favor de destituirlo. Castillo está ahora detenido por un presunto delito de rebelión, pero asegura que fue drogado y que no recuerda nada del golpe de Estado.
La vicepresidenta Dina Boluarte (que hasta ahora formaba parte del gobierno de Castillo), se ha convertido en la nueva presidenta de Perú. Es la primera mujer en ocupar el cargo en este país, pero no se sabe cuánto tiempo durará.
Al mismo tiempo, la detención de Castillo ha provocado graves enfrentamientos entre la policía y los defensores del expresidente, que reclaman la convocatoria inmediata de elecciones. De momento, Boluarte ha decretado el estado de emergencia y ha anunciado que avanzará las elecciones a 2024 (en Perú se celebran cada cinco años y estaban previstas para 2026).
Un presidente controvertido
El mandato de Pedro Castillo ha estado marcado por la polémica, incluso antes de ser nombrado presidente. Como líder del partido de izquierdas Peruanos por el Kambio (PPK), Castillo ganó las elecciones en junio de 2021, pero lo hizo por un margen muy ajustado: tan solo 44.000 votos más que Keiko Fujimori, candidata de Fuerza Popular, un partido de derechas y conservador.
Fujimori intentó detener la victoria de Castillo y presentó más de 900 recursos de nulidad para que los resultados de un millar de mesas electorales fueran invalidados. Los tribunales acabaron desestimando la denuncia, pero Castillo no fue proclamado presidente oficialmente hasta un mes después de las elecciones.
Una vez en el cargo, Castillo ha recibido numerosas denuncias por corrupción, que le acusan de otorgar contratos públicos a empresas amigas a cambio de dinero. La última denuncia de la fiscalía le acusa de liderar una “organización criminal” y de utilizar su poder como presidente para enriquecerse y obstruir las investigaciones judiciales.
Antes de ser destituido, Castillo ya se había enfrentado a otras dos mociones de censura, primero en noviembre de 2021 y después en marzo de 2022. En ambos casos, los impulsores de la moción argumentaban la “incapacidad moral” del presidente al estar implicado en casos de corrupción.
Castillo y sus defensores aseguran que estas acusaciones están promovidas por grupos de derechas y empresarios que no están de acuerdo con el resultado de las elecciones y que quieren apartar a la izquierda del poder.
Inestabilidad política en Perú
En los últimos cinco años, Perú ha tenido cinco presidentes diferentes. Dina Boluarte será el sexto jefe de Estado peruano, una muestra de la gran inestabilidad política en el país sudamericano.
En 2016, Pedro Pablo Kuczynski ganó las elecciones a favor del PKK, pero se vio obligado a renunciar dos años después por su implicación en varios casos de corrupción. Fue sustituido por Martín Vizcarra, que en 2020 fue sometido a una moción de vacancia en la que el Congreso decretó su “permanente incapacidad moral”.
Vizcarra fue sustituido por Manuel Merino, que renunció después de cinco días en el cargo, y Francisco Sagasti, que terminó el mandato de cinco años de Kuczynski hasta 2021, cuando Pedro Castillo volvió a ganar las elecciones para el PKK.
Una de las causas de esta inestabilidad política es que en el Congreso de Perú hay una mayoría de partidos y diputados de derechas, mientras que el presidente de los últimos años siempre ha sido de un partido de izquierdas. Esta diferencia hace que sea muy difícil gobernar.
Por otro lado, de acuerdo con la Constitución peruana, el presidente puede disolver el Congreso y convocar elecciones parlamentarias si el Congreso deniega dos veces su confianza. Esto sucede, por ejemplo, cuando el gobierno quiere tirar adelante una ley y el Congreso se opone: entonces el presidente puede denunciar ante los tribunales una “falta de confianza” por parte del Congreso.
Para evitar que el presidente pueda abusar de esta medida, el Congreso también tiene derecho a impulsar una moción de vacancia para destituir al presidente, que es lo que ha sucedido con Castillo. No obstante, estas medidas favorecen que el poder ejecutivo (el gobierno) y el poder legislativo (el Congreso) puedan anularse mutuamente y estén en un enfrentamiento constante.