La educación sexual es imprescindible para que los jóvenes cuestionen el modelo de la pornografía y rechacen prácticas abusivas
La educación sexual es todavía una asignatura pendiente en escuelas e institutos de todo el mundo. Muchos niños, niñas y adolescentes crecen sin recibir información sobre qué es la salud sexual, el consentimiento, el placer, el autodescubrimiento o las infecciones de transmisión sexual (ITS).
Generalmente, los programas educativos solo incluyen información sobre los órganos sexuales y la reproducción, pero dejan atrás una larga lista de conceptos que afectan al correcto desarrollo personal y que son necesarios para entender todo lo que rodea el mundo de la sexualidad.
Aprender a diferenciar entre género, sexo y orientación sexual, conocer los distintos métodos anticonceptivos para evitar embarazos o hablar sin tabúes sobre la menstruación o el deseo sexual son algunas de las lecciones que deberían incluirse en los centros escolares: no solo para ampliar el conocimiento de los más jóvenes, sino también para frenar la discriminación y la violencia sexual.
Una visión irreal del sexo
A menudo, los jóvenes se enfrentan a sus primeras experiencias sexuales sin saber realmente qué tienen que hacer, qué les gusta o cómo comunicarlo a sus parejas. Para muchos, el único referente es la pornografía, que representa el sexo de una forma poco realista y llena de estereotipos.
Además, muchas páginas pornográficas publican imágenes que denigran a las mujeres y que solo se centran en el placer masculino, además de vídeos que reproducen prácticas abusivas y de riesgo (cómo mantener relaciones sin preservativo).
La educadora social y especialista en violencia de género Marina Marroquí pone sobre la mesa las graves consecuencias del consumo de porno machista en el libro Eso no es sexo (2023). La autora invita a los lectores más jóvenes a descubrir una sexualidad real, respetuosa, placentera e inclusiva a través de distintas cuestiones.
¿Tenemos toda la información necesaria si solo consumimos porno? ¿Difundir imágenes íntimas sin consentimiento es una broma de adolescentes? ¿Los cuerpos que se muestran en el porno son el cánon de belleza para todos los chicos y chicas? Por supuesto que no. Pero para saberlo es imprescindible enseñar en materia de educación sexual.
Los secretos del cuerpo femenino
Si preguntamos en un aula cuáles son las fases del ciclo menstrual, qué es la menopausia, cómo identificar una infección común o qué partes integran el aparato reproductor femenino, buena parte del alumnado no sabrá dar una respuesta.
Asimismo, las adolescentes sienten mucha vergüenza si manchan la ropa de sangre o si tienen que pedir una compresa o un tampón en clase. A pesar de que sea algo completamente natural, suelen comentarlo con sus amigas más cercanas y evitar que se sepa para no recibir burlas o comentarios.
En el libro Conócete bien, cuídate mejor (2023), la médico especialista en ginecología y obstetricia Lorena Serrano desmonta mitos sobre la sexualidad y nuestro cuerpo. Gracias a esta guía, las jóvenes pueden conocer a fondo su salud sexual y reproductiva para cuidarse y sentirse seguras con ellas mismas.
El cuerpo femenino no es motivo de vergüenza y nadie tiene derecho a opinar sobre él. No debe esconderse, sexualizarse, ni tampoco hablar de los genitales con eufemismos, porque estas acciones solo desencadenan más discriminación, rechazo y violencia contra las mujeres.