21 diciembre 2024
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21 diciembre 2024

Descubierto el mayor depósito de tierras raras de la Unión Europea

Estos materiales son esenciales para la fabricación de componentes eléctricos y podrían reducir la dependencia energética de China

El gobierno de Suecia y la empresa minera LKAB han anunciado el descubrimiento del mayor depósito de tierras raras de toda la Unión Europea. El yacimiento se encuentra cerca de la mina de hierro de Kiruna, al norte de Suecia, y podría almacenar hasta un millón de toneladas de estos materiales.

La exploración inicial indica que en el yacimiento podría haber hasta 585 millones de toneladas de minerales ricos en tierras raras, unos elementos que tienen importantes propiedades magnéticas y conductivas y que son muy valiosos para la industria tecnológica.

De acuerdo con los primeros análisis, la concentración de tierras raras es del 0,18%, lo que significa que solo puede aprovecharse una parte muy pequeña de los minerales y que se necesitará un gran trabajo de extracción y tratamiento.

Sin embargo, el volumen de minerales es tan grande, que los responsables de LKAB aseguran que la extracción dará grandes beneficios. Construir una mina y hacer que sea explotable puede llevar entre 10 y 15 años, pero la empresa sueca espera poder acelerar el proceso debido a la importancia de estos materiales.

Este hallazgo podría cubrir una parte importante del suministro de tierras raras a los diferentes países europeos, y utilizarlos para fabricar productos como vehículos eléctricos, aerogeneradores eólicos o imanes permanentes utilizados en la industria.

Así, la Unión Europea reduciría la dependencia de China a la hora de obtener estos elementos. El país asiático es el principal productor de tierras raras: se calcula que produce el 60% de las tierras raras que se comercializan en todo el mundo.

Por otro lado, el uso de tierras raras podría impulsar la llamada transición verde: una serie de políticas energéticas que tienen como objetivo abandonar los combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón) y promover el uso de energías verdes y renovables para combatir los efectos del cambio climático.

¿Qué son las tierras raras?

Las tierras raras son 17 elementos de la tabla periódica que forman parte del grupo de los metales. Se dividen en dos tipos: livianas y pesadas, dependiendo de su número atómico (el número de protones que componen el núcleo del átomo). 

Estos elementos no se llaman así porque sean poco abundantes, sino porque es difícil encontrarlos en estado puro. Generalmente se encuentran en forma de óxido dentro de otros minerales y precisan de un proceso de extracción muy caro y complejo para poder aislarlos, concentrarlos y utilizarlos en la fabricación de componentes eléctricos.

Además, las tierras raras tienen un gran valor comercial debido a sus propiedades magnéticas y conductoras. Elementos como el iterbio y el terbio tienen una capacidad de conducción eléctrica muy superior a la de otros materiales, lo que permite construir dispositivos móviles o aparatos con un tamaño más reducido. Esto hace que las empresas prefieran las tierras raras para fabricar sus productos.

Así, estos materiales se han convertido en un elemento indispensable para el funcionamiento del mundo moderno: teléfonos móviles, televisiores, aparatos médicos para hacer resonancias, láseres para analizar materiales en laboratorios, fabricación de baterías y fibra de telecomunicaciones…

De ahí la importancia para la Unión Europea de tener sus propias reservas de tierras raras, ya que la demanda de este tipo de tecnología será cada vez mayor. Hasta ahora, la UE no dispone de ninguna mina de estas características.

El peligro de las tierras raras

El auge de la industria tecnológica hace que la demanda de tierras raras no deje de aumentar. Al mismo tiempo, su extracción y tratamiento supone la explotación en minas, lo que tiene graves consecuencias medioambientales

Así lo señala un estudio del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales de la Universitat Autònoma de Barcelona (CREAF-UAB), donde se explica que el uso de elementos químicos en las actividades humanas está cada vez más distanciado de los elementos que participan en los procesos naturales.

Los procesos naturales, como el crecimiento de las plantas o de los seres vivos, se basan en unos pocos elementos de la tabla periódica: carbono, calcio, oxígeno, hidrógeno, fósforo, potasio…

Sin embargo, para construir el mundo moderno en el que vivimos, necesitamos cada vez más elementos químicos y más diferentes de los que intervienen en la naturaleza. En 1900, el 80% de las materias utilizadas por los humanos procedían de la naturaleza (plantas, madera, alimentos); en cambio, en 2005 estos solo representaban el 32%, según datos del estudio.

La previsión es que, en el año 2050, el 80% de los elementos utilizados por los humanos sean de fuentes no biológicas. Esto implica que cada vez habrá más proyectos de extracción, que consumen una gran cantidad de energía y generan grandes emisiones contaminantes. Además, tienen un grave impacto en los espacios naturales y pueden ser una fuente de contaminación medioambiental.

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