El activista ruso Alexéi Navalni muere en prisión

El político, que cumplía condena por varios delitos, era considerado el principal opositor del presidente ruso Vladímir Putin

El opositor ruso Alexéi Navalni ha muerto en prisión. Según informaron las autoridades penitenciarias rusas el viernes 16 de febrero, el político estaba dando un paseo cuando empezó a encontrarse mal, perdió el conocimiento y los médicos que lo atendieron no pudieron hacer nada para salvarle. 

Desde que se conoció la noticia, los grandes líderes de la comunidad internacional han señalado a Vladímir Putin, presidente de Rusia, y el Kremlin (como se conoce al gobierno ruso) como “responsables” de lo sucedido. El opositor ruso había pedido votar contra Putin en las elecciones previstas para el 15 de marzo.

Navalni era un político y activista conocido por criticar la falta de democracia y libertades en Rusia y por sus investigaciones para desenmascarar la corrupción del gobierno. Llevaba años denunciando las irregularidades de Putin para favorecer a sus aliados y mantenerse en el poder, por lo que era considerado el principal opositor del Kremlin. 

Por su lucha, fue galardonado con el Premio Sajárov a la Libertad de Conciencia 2021 por el Parlamento Europeo. Sin embargo, su activismo ha tenido un precio muy alto, pues ha sido arrestado en numerosas ocasiones y ha enfrentado varios cargos penales a lo largo de su vida.

En 2020, fue envenenado con novichok, un agente nervioso que provoca convulsiones y paraliza los pulmones, lo que generó indignación internacional y sospechas sobre la posible implicación del gobierno ruso en el envenenamiento. Una vez recuperado volvió a Rusia, donde fue detenido y condenado a más de 30 años de cárcel.

Desde entonces, el mismo Navalni había denunciado en varias ocasiones las malas condiciones de su confinamiento en prisión, donde finalmente ha fallecido. 

Un mismo presidente

Vladímir Putin controla el gobierno ruso desde hace más de 20 años. Desde que asumió la presidencia por primera vez en 2000, Putin ha mantenido una influencia dominante en la política rusa y ha establecido un régimen autoritario en el que la oposición casi no existe en la Duma (el parlamento ruso).

Una de las principales herramientas utilizadas por Putin es el control sobre los procesos electorales y los medios de comunicación. A través de la manipulación de elecciones y la supresión de voces críticas ha limitado la capacidad de la oposición para poner en jaque su liderazgo. 

Las figuras más críticas, como el político Alexéi Navalni, enfrentan obstáculos significativos para participar en unas elecciones libres. A menudo los activistas y partidos políticos que no están alineados con la ideología del Kremlin son perseguidos y encarcelados sin garantías.

En 2020, Putin llevó a cabo una controvertida reforma constitucional en Rusia que le permite mantenerse en el poder por dos mandatos más, lo que significa que podría ocupar la presidencia hasta el año 2036. Este mecanismo ha sido muy criticado, al considerarse un retroceso para la democracia rusa.

Derechos y libertades en Rusia

La situación de los derechos y libertades en Rusia ha sido motivo de preocupación a nivel nacional e internacional en los últimos años. El gobierno ruso ha impuesto restricciones severas a la libertad de reunión y asociación, especialmente para grupos opositores y organizaciones de derechos humanos.

La libertad de expresión y de prensa también está restringida, con un ambiente cada vez más hostil para periodistas independientes y medios de comunicación críticos con el Kremlin. Se han implementado leyes que limitan la difusión de información considerada como “extremista” o que critica al gobierno de Putin. 

Estas acciones han sido justificadas por el gobierno bajo el pretexto de combatir el espionaje y la influencia extranjera en los asuntos internos de Rusia. Sin embargo, muchos observadores internacionales consideran que estas medidas son parte de un intento más amplio de silenciar la oposición y mantener el control.

Organizaciones como Amnistía Internacional denuncian que a día de hoy siguen cometiéndose abusos de los derechos humanos en el país, incluidas detenciones arbitrarias, tortura, tratos inhumanos y degradantes, así como persecución de minorías étnicas y grupos vulnerables.