El asesinato de dos hermanas que habían sido obligadas a casarse en Pakistán pone el foco en esta violación de los derechos humanos
Las autoridades del Pakistán han informado sobre el asesinato de dos mujeres, Uruj y Anisa Abbas, en lo que se cree que ha sido un crimen de honor: los familiares de las chicas las han asesinado porque querían divorciarse de sus maridos, con quienes las habían obligado a casarse.
Uruj, de 21 años, y Anisa, de 24 años, eran dos hermanas que vivían en Terrassa, una ciudad del este de España. Su familia era originaria de Pakistán, por lo que tenían nacionalidad española y pakistaní.
El año pasado, Uruj y Anisa fueron obligadas a casarse con dos primos lejanos en una ceremonia en Pakistán. Ambas parejas vivían separadas, ya que ellas tenían ciudadanía española y podían vivir en Europa, pero ellos no.
En mayo, la familia las convenció para viajar a Pakistán. Al llegar allí, los familiares presionaron a Uruj y Anisa para ayudar a sus maridos a conseguir un visado para viajar a Europa. Ellas se negaron y dijeron que querían divorciarse de sus primos, para hacer su propia vida y casarse con quienes ellas quisieran. Entonces las mataron.
La policía pakistaní ha detenido a los dos maridos, al tío de las chicas y a su hermano. Los cuatro han confesado el asesinato: primero las estrangularon y luego les dispararon. También han detenido a otros dos hombres relacionados con el crimen.
Los crímenes de honor son agresiones o asesinatos perpetrados por la propia familia de la víctima, que considera que él o ella ha deshonrado a la familia con sus actos: ya sea porque quiere divorciarse de su marido, porque quiere casarse con alguien que la familia no aprueba, o porque lleva un estilo de vida que va en contra de sus creencias.
Este tipo de feminicidios (asesinato de una mujer por motivo de su género) se producen en todo el mundo y muestran una relación desigual entre el hombre y la mujer: el hombre (ya sea el marido, el padre u otro familiar) ejerce una posición de dominio y control sobre la mujer, que no puede vivir su vida libremente.
Crímenes de honor en Pakistán
En los países musulmanes, los crímenes de honor se vinculan con las ramas más estrictas del islam, que consideran que la mujer debe estar permanentemente bajo la tutela de un hombre: primero su padre y, después, su marido. Las mujeres de estas familias suelen ser sometidas a matrimonios forzados, a menudo cuando todavía son menores de edad.
En Pakistán, centenares de mujeres son asesinadas cada año por miembros de su propia familia. Un total de 478 mujeres fueron víctimas de asesinatos de honor en 2021, según datos policiales recopilados por la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán. Aun así, se teme que la cifra es mucho mayor, ya que muchos casos no se denuncian.
En 2016, la modelo e influencer Qandeel Baloch, conocida como “la Kim Kardashian del Pakistán”, fue asesinada por su propio hermano, quien consideraba que Qandeel no llevaba una vida digna según los valores del islam más conservador.
Este caso tuvo una gran repercusión mediática y provocó fuertes protestas, sobre todo entre la población más joven. El gobierno pakistaní se vio obligado a cambiar la legislación sobre los crímenes de honor e impuso una condena mínima de 25 años de cárcel para los culpables.
Hasta 2016, los asesinos podían librarse de la condena si la familia de la víctima les perdonaba oficialmente. El problema es que los crímenes de honor suelen producirse con el consentimiento de las familias, por eso la gran mayoría de culpables salían de la cárcel al cabo de pocos meses. Con la nueva ley, la familia puede perdonar la pena de muerte pero no evitar que se cumpla la condena.
El documental Una chica en el río: el precio del perdón (2015) explica la historia de una joven pakistaní que sobrevivió al ataque de su padre y su tío por haberse casado con quien ella quería. La cinta ganó el Oscar a Mejor Documental.
La lacra del matrimonio forzado
El matrimonio infantil y forzado es una violación de los derechos humanos que afecta a millones de niñas y mujeres en todo el mundo, según reconoce el Alto Comisionado de Naciones Unidas por los Derechos Humanos.
Este tipo de uniones pone en peligro la salud y el futuro de las mujeres, privándoles del derecho a decidir sobre su propia vida. Los matrimonios forzados interrumpen la educación de las niñas y adolescentes, e impide que las mujeres se formen para ser autónomas e independientes.
Por otro lado, los matrimonios forzados se producen casi siempre en un contexto de abusos sexuales, violencia y discriminación contra las mujeres, que viven una situación de desigualdad extrema. En el caso de las menores de edad, los embarazos y partos tempranos aumentan las cifras de mortalidad materna.
Según datos de Naciones Unidas, en el mundo hay más de 650 millones de mujeres que se casaron cuando eran niñas. Además, se calcula que 12 millones de niñas se casan antes de cumplir los 18 cada año; estas cifras se duplican en los países con menos recursos, donde las niñas tienen menos opciones de acceder a una educación y labrarse su propio futuro.