23 noviembre 2024
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23 noviembre 2024

El golpe que llevó la democracia a Portugal

Este 25 de abril se cumplen 50 años de la Revolución de los Claveles, una revuelta pacífica que derrocó el régimen dictatorial portugués en 1974 

El 25 de abril de 1974, un golpe de estado pacífico en Portugal puso fin al régimen dictatorial conocido como Estado novo, fundado en 1932 por el dictador António de Oliveira Salazar. La llamada “Revolución de los Claveles” acabó con más de cuatro décadas de dictadura y dio comienzo a la transición a la democracia en el país.

La revuelta estuvo liderada por el Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA), compuesto por oficiales jóvenes del Ejército que estaban descontentos con la situación política y social que atravesaba Portugal. La guerra colonial en África, la represión política, la censura y las dificultades económicas fueron algunos de los factores detrás de ese descontento. 

El nombre “Revolución de los Claveles” proviene de la forma en que se desarrolló el golpe. Los soldados tomaron el control de Lisboa y colocaron claveles rojos en las bocas de sus rifles y tanques en señal de protesta pacífica La población civil también se unió a la revuelta, portando sus propios claveles.

Una vez derrocado el régimen Estado novo, se formó un gobierno provisional liderado por el general António de Spínola. Se realizaron reformas significativas, como la legalización de los partidos políticos, la libertad de prensa y la autonomía de las colonias portuguesas en África

En 1976, Portugal dio la bienvenida a la democracia al adoptar una nueva constitución y celebrar elecciones legislativas. La Revolución de los Claveles es considerada un hito clave en la historia de Portugal y un ejemplo de cómo una revuelta popular puede lograr un cambio político pacífico y transformador

Fin a la dictadura

El Estado novo comenzó en 1932, cuando Olivera Salazar llegó a la presidencia de Portugal tras un golpe de estado que terminó con el régimen parlamentario previo. 

El nuevo gobierno portugués se asentó bajo el lema “Dios, Patria y Familia”, siguiendo el modelo de otros regímenes totalitarios que iban ganando fuerza en Europa. Era el caso del fascismo en Italia y el nazismo en Alemania, donde Benito Mussolini y Adolf Hitler se convirtieron entonces en líderes.

El régimen dictatorial estaba respaldado por el partido político União Nacional (Unión Nacional), que era el único partido permitido y funcionaba como una herramienta para mantener el control político. Cualquier forma de oposición política era reprimida sistemáticamente. 

El Estado Novo promovía un fuerte sentido de nacionalismo portugués y defendía valores tradicionales como la religión católica, la familia y el orden social jerárquico. En aquellos años también se estableció un sistema de control que avaló todo tipo de censura y represión a manos de la Policía Internacional y de Defensa del Estado (PIDE). 

La Revolución de los Claveles puso fin a este régimen autoritario en 1974, es decir, cuarenta años después de que comenzara la dictadura en Portugal. Esta revuelta es clave para entender cómo el país llegó a ser un Estado democrático, basado en principios de libertad, justicia y participación política.

Independencia de las colonias

A lo largo de los siglos XV y XVI, Portugal consolidó su imperio colonial en África, estableciendo colonias en lugares como Angola, Mozambique, Guinea-Bissau y Cabo Verde. Estos territorios fueron colonizados principalmente para el comercio y la explotación de recursos naturales, así como para expandir la influencia y el prestigio del país internacionalmente. 

El Estado Novo defendía la integridad del imperio y quería seguir manteniendo el control de las colonias en África. Sin embargo, la represión, la discriminación racial y la explotación económica hizo que el descontento aumentara en los territorios colonizados. Surgieron entonces varios movimientos de independencia.

La Revolución de los Claveles provocó un cambio significativo en la política exterior de Portugal. El nuevo gobierno provisional mostró una disposición mucho más abierta hacia la independencia de las colonias africanas
De esta manera, en los años posteriores a la revuelta, las últimas colonias portuguesas en África consiguieron la independencia. Angola, Mozambique, Guinea-Bissau, Cabo Verde y Santo Tomé y Príncipe, Macao y Timor se convirtieron en Estados independientes.

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