16 noviembre 2024
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16 noviembre 2024

El presidente de Uzbekistán cambia la constitución para mantenerse en el poder

La reforma constitucional se ha aprobado en medio de las protestas de las ONG contra el régimen autoritario que gobierna en el país

El gobierno de Uzbekistán ha organizado un referéndum para consultar a la población si está de acuerdo con reformar la constitución del país. El 90,2% de los uzbekos han votado a favor de la reforma, que extiende el mandato presidencial de 5 a 7 años y permite al presidente de turno optar dos veces a la reelección

De este modo, el actual presidente de Uzbekistán, Shavkat Mirziyoyev, podría seguir gobernando hasta el año 2040. El nuevo texto modifica dos terceras partes de la Constitución para otorgar más poder a Mirziyoyev, que ahora tiene 65 años y podría gobernar hasta cumplir los 83.

El gobierno uzbeko hizo campaña a favor de la reforma bajo el argumento de que mejoraría la democracia y los derechos humanos en Uzbekistán: la nueva Constitución deroga la pena de muerte y ofrece una mayor protección jurídica para evitar casos de encarcelamiento ilegal y sin garantías. También facilita las inversiones extranjeras con el objetivo de mejorar la economía y modernizar el país

Durante 13 años, Mirziyoyev fue el primer ministro del presidente Islam Karimov, que gobernó el país con mano de hierro durante casi tres décadas (1990-2016). El régimen de Karimov encarceló a miles de disidentes, prohibió partidos políticos y fue acusado de promover la tortura en centros de detención. 

Cuando Karimov murió en 2016, Mirziyoyev le sustituyó como presidente y prometió impulsar nuevas políticas, más abiertas y democráticas, que sirvieran para promover la economía y los derechos civiles. Entre estas medidas destaca la eliminación del trabajo forzado y el trabajo infantil en los campos de algodón, uno de los principales sectores económicos del país.

Sin embargo, las ONG denuncian que Uzbekistán sigue gobernado por un régimen autoritario que prohíbe cualquier tipo de oposición política real y que controla muy de cerca la prensa y los medios de comunicación.

Pasado soviético, futuro en Occidente

Uzbekistán es un país de Asia Central con 35 millones de habitantes. A pesar de ser un país muy rico en recursos naturales, un 11% de la población vive bajo el umbral de la pobreza, según datos del Banco de Desarrollo Asiático. Esta pobreza afecta sobre todo a la población infantil, que carece de acceso a una educación y atención sanitaria de calidad.

La economía de Uzbekistán se basa en materias primas como el oro, el uranio o el gas natural. En el pasado, estos sectores económicos estaban totalmente controlados por el gobierno; en cambio, ahora, el gobierno de Mirziyoyev favorecerá la entrada de empresas extranjeras para impulsar la producción.

Entre 1924 y 1991, el país formó parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), una federación de estados con gobiernos de ideología comunista en los que el gobierno controlaba todos los ámbitos políticos, sociales y económicos. En 1991, con la caída de la Unión Soviética, estos países se independizaron y adoptaron nuevas formas de gobierno.

Después de décadas bajo la influencia de Rusia (el país más grande y poderoso de la URSS), el gobierno uzbeko decidió aliarse con Estados Unidos, que representaba y sigue representando la principal competencia de Rusia a nivel global.

Al gobierno estadounidense le interesa tener países aliados en Asia Central. Por un lado, porque allí se encuentra la base de numerosos grupos terroristas yihadistas. Contar con gobiernos aliados en la zona también facilita el despliegue de operaciones militares, como la ocupación de Afganistán (2001-2021).

Por otro lado, a Estados Unidos también le interesa contar con el apoyo de antiguas repúblicas soviéticas porque eso supone aislar al gobierno ruso y a su presidente, Vladímir Putin, en el escenario de la política internacional.

Censura en Uzbekistán 

Uzbekistán ocupa el puesto 133 de 180 en la clasificación sobre la libertad de prensa de Reporteros Sin Fronteras (RSF), una organización que analiza los derechos de los medios de comunicación y las amenazas que reciben periodistas de todo el mundo a la hora de llevar a cabo su trabajo y contar la verdad.

RSF denuncia que no existe ninguna cadena de televisión independiente en el país. La radio pública se limita a reproducir el discurso oficial del gobierno, mientras que las emisoras privadas no se atreven a criticar a las autoridades por miedo a ser cerradas.

Sí que existen algunos medios digitales que publican información veraz y crítica con el gobierno, aunque tienen que publicar desde el extranjero para poder hacerlo. Es el caso de la agencia de prensa Fergana, con base en Moscú, y de Ozodlik Radiosi, un servicio en lengua uzbeka elaborado por Radio Free Europe / Radio Liberty (RFERL), una emisora que ofrece información independiente en varios países de Asia Central y Oriente Medio.

La corrupción es uno de los problemas más graves en Uzbekistán, pero solo algunos blogueros o medios alternativos se atreven a hablar de ello por miedo a represalias del gobierno. En este contexto, y teniendo en cuenta que los menores de 30 años representan más de la mitad de la población, cada vez son más importantes los medios digitales y la información difundida por redes sociales para garantizar la libertad de prensa.

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