El terremoto empeora la crisis humanitaria en Afganistán
Miles de personas han fallecido y resultado heridas como consecuencia de un sismo de magnitud 6, que ha destruido viviendas y bloqueado carreteras
El domingo 31 de agosto de 2025, a las 23:47 hora local, un terremoto de magnitud 6 y varias réplicas sacudieron el este de Afganistán. El epicentro se localizó en el distrito de Kama, a unos 30 km de la ciudad de Jalalabad, aunque los temblores también se sintieron en otras localidades como Kabul, Khost, Laghman y Nuristan.
Los últimos datos compartidos por las autoridades locales indican que más de 1.000 personas han muerto y otras 3.000 han resultado heridas, aunque las cifras podrían ser mayores. El problema es que muchas de las víctimas viven en zonas muy remotas y montañosas con rutas de acceso clave bloqueadas, lo que está dificultando la evaluación de daños así como las tareas de rescate y evacuación.
Afganistán es un país especialmente vulnerable a los terremotos debido a su ubicación, ya que se encuentra entre dos grandes placas tectónicas: la India y la Euroasiática. Esto ha hecho que, en los últimos años, la región haya sido escenario recurrente de seísmos de gran intensidad.
Las imágenes compartidas por los medios de comunicación advierten del desastre que sufre actualmente la zona afectada: carreteras cortadas por los escombros, viviendas totalmente destruidas, personas atrapadas, familias que se han quedado sin recursos… Todo ello se suma a la crisis humanitaria que Afganistán enfrenta desde hace años.
¿En qué situación se encuentran los derechos de las niñas y las mujeres en Afganistán?
¿Cómo es la vida en Afganistán?
En agosto de 2021, los talibanes tomaron el poder de Afganistán. El grupo islamista impuso una interpretación muy estricta de la sharía, la ley islámica, limitando los derechos y libertades de la población. En este tiempo, las organizaciones internacionales han advertido que el régimen ha empeorado la situación social, política y económica del pueblo afgano.
El Consejo Europeo señala que el país se enfrenta a una de las mayores crisis humanitarias del mundo, con más de 22,9 millones de personas (más de la mitad de la población de Afganistán) que necesitan ayuda humanitaria. Hablamos de familias que no tienen acceso suficiente a alimentos, agua potable, atención sanitaria y un lugar seguro en el que dormir.
Por otro lado, la región ha sufrido un importante retroceso en materia de derechos humanos. Las autoridades talibanas han anulado la Constitución y han aprobado numerosos decretos que restringen libertades básicas. Según Amnistía Internacional, las detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, tortura, ejecuciones públicas y castigos corporales siguen siendo una realidad.
Las más perjudicadas han sido las mujeres y las niñas, que están siendo excluidas de la vida pública. El gobierno ha establecido restricciones que limitan sus posibilidades de trabajar y moverse libremente (por ejemplo, no pueden viajar sin un tutor masculino). Estas decisiones están marginando y silenciando de forma sistemática a la mitad de la población.
¿De qué manera te afecta esta noticia?
En septiembre, millones de niños y niñas en todo el mundo empiezan un nuevo curso escolar. Esta es una oportunidad para aprender, crecer y adquirir habilidades que les ayudarán a desarrollarse como personas adultas. Sin embargo, en algunos lugares como Afganistán, la educación es un derecho del que no todos pueden disfrutar por igual.
Las niñas afganas no pueden ir al instituto. A partir de los 12 años, las jóvenes tienen prohibido acceder a la educación y, por tanto, no pueden asistir a la escuela secundaria ni a la universidad. UNICEF señala que, desde que los talibanes aprobaron esta prohibición, alrededor de 2,2 millones de niñas han sido privadas de su derecho a la educación.
La organización advierte que esta situación tendrá consecuencias. Por un lado, las niñas serán expuestas a una mayor ansiedad y un mayor riesgo de explotación y abuso. Por otro lado, verán limitadas sus oportunidades futuras, perpetuando los ciclos de pobreza y desigualdad.
Esta situación no solo les afectará a ellas, sino también al desarrollo del país en general. Según UNICEF, si las niñas pudieran acabar sus estudios y participar en el mercado laboral, las mujeres del futuro podrían aportar al menos 5.400 millones de dólares a la economía afgana.