12 noviembre 2024
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12 noviembre 2024

Elon Musk compra Twitter

El hombre más rico del mundo paga 44.000 millones de dólares para hacerse con el control de la red social

El multimillonario sudafricano Elon Musk ha comprado Twitter por una cifra récord: 44.000 millones de dólares. Hacía tiempo que Musk iba detrás de esta red social y hace tres semanas pagó 2.900 millones para hacerse con el 9,2% de sus acciones, convirtiéndose en el principal accionista de la compañía. 

Musk es un usuario asiduo de Twitter, tiene más de 84 millones de seguidores y sus tuits tienen repercusiones más allá del mundo virtual: sus comentarios sobre criptomonedas y dinero virtual, por ejemplo, hicieron subir la cotización de estas monedas virtuales en el mundo real a finales del año pasado.

Sin embargo, la compra de Twitter ha encendido las alarmas sobre las posibles consecuencias sobre la libertad de expresión en esta plataforma: algunos temen que Musk pueda silenciar aquellas opiniones que vayan en contra de sus intereses o los de sus empresas.

No obstante, el propio Musk ha escrito un tuit para defender la libertad de expresión como un “pilar de la democracia” y ha descrito Twitter como un “ágora digital” donde se puedan debatir temas cruciales para el futuro de la humanidad.

Twitter fue creado en 2006 como una plataforma abierta en la que sus usuarios pueden escribir mensajes o tuits de 280 caracteres como máximo (originalmente eran 140 caracteres). En la actualidad tiene más de 400 millones de usuarios, según los datos más recientes de Statista.

Aunque no es una de las redes más populares (Facebook tiene cerca de 3.000 millones de usuarios, por ejemplo), los temas que se debaten en esta aplicación tienen una gran difusión en los medios de comunicación. Muchos gobiernos, instituciones y personajes famosos utilizan Twitter como plataforma para hacer comunicados públicos.

Para Musk, Twitter está desaprovechado y debería hacer cambios para aprovechar su potencial al máximo: añadir un botón de edición para poder modificar los contenidos una vez publicados, aceptar pagos en criptomonedas (para pagar anuncios o promocionar publicaciones) o actuar contra los bots que publican spam en el timeline de los usuarios.

¿Libertad de expresión en peligro?

Musk ha anunciado su intención de ofrecer en abierto el algoritmo de Twitter: esto significa que cualquier persona podrá ver de qué forma se procesan las publicaciones, cuáles se consideran prioritarias y según qué criterios, por qué aparecen los anuncios en nuestro timeline

No obstante, las voces más críticas señalan que Musk podría utilizar su poder como propietario para ocultar informaciones que no le interesen o vetar opiniones negativas sobre él o sus empresas en Twitter.

Después de comprar todas las acciones y de convertirse en el único propietario, Musk convertirá Twitter en una empresa privada sin consejo directivo: él tomará todas las decisiones y no deberá someterse a la opinión de otros accionistas.

Además de la preocupación sobre la libertad de expresión, también hay dudas sobre la privacidad de los usuarios: ¿Twitter seguirá siendo una aplicación gratuita? ¿Los usuarios deberán pagar para que sus datos personales no sean tratados con fines comerciales?

A partir de ahora, ¿cuál será la estrategia para combatir las noticias falsas y la desinformación? Si Musk utiliza el argumento de la libertad de expresión para defender que todas las opiniones son publicables, ¿significa que Donald Trump recuperaría su perfil en Twitter? (La cuenta del ex presidente fue suspendida por incitar a la violencia y defender el asalto al Capitolio).

Musk no es el primer multimillonario que invierte en medios de comunicación. Jeff Bezos, propietario de Amazon y segundo hombre más rico del mundo, compró el Washington Post, uno de los diarios más prestigiosos de Estados Unidos. Grandes magnates como Rupert Murdoch o Carlos Slim también han invertido parte de su fortuna en grupos mediáticos, una forma de controlar la información y usarla a su favor.

El hombre más rico del mundo

Elon Musk nació en Pretoria (Sudáfrica) en 1971. Desde muy pequeño le interesó la programación y la informática y con 12 años diseñó su primer videojuego, que vendió por 500 dólares. A principios de este mes fue nombrado el hombre más rico del mundo por la revista económica Forbes, con un patrimonio de 219.000 millones de dólares

Estudió en la Universidad de Ontario (Canadá) porque su madre era canadiense, pero también porque desde allí era mucho más fácil conseguir el visado de estudiante en Estados Unidos. Musk quería probar suerte en Silicon Valley (California), donde se encuentran las principales compañías tecnológicas y de internet.

En 1999 fundó X.com, una de las primeras empresas de servicios financieros por internet, que más adelante se fusionaría con PayPal, la principal plataforma de pagos online. El éxito de este proyecto convirtió a Musk en multimillonario, lo que le permitió invertir en sus propios proyectos.

En 2002 fundó SpaceX, una empresa dedicada a la exploración espacial. En los últimos años, SpaceX ha construido varios cohetes y ha promovido el turismo espacial, pero también ha colaborado con la NASA desarrollando un cohete para desviar un asteroide. Por otro lado, a través de Starlink está creando una red de satélites para ampliar las comunicaciones y hacerlas más accesibles.

También es el propietario de Tesla, fabricante de automóviles eléctricos de alta gama. La empresa también funciona como laboratorio de energías renovables y desarrolla otros proyectos como placas fotovoltaicas e instalaciones solares.

Musk se considera a sí mismo un visionario y ha hecho grandes inversiones en proyectos para el futuro. Ha fundado la empresa Neuralink para investigar el funcionamiento del cerebro y desarrollar aplicaciones de inteligencia artificial en nuestro día a día, y también ha creado Halcyon Molecular para desarrollar medicamentos que puedan frenar el envejecimiento y alargar la vida.

A pesar de destinar millones de dólares a la investigación científica, muchos critican que este dinero tendría mayor impacto si se dedicara a resolver problemas actuales como la pobreza, la malnutrición o la contaminación. Los expertos señalan, además, que la mayor parte de la fortuna de Musk es en forma de acciones en empresas, por lo que no paga impuestos sobre bienes o propiedades (un dinero que repercutiría directamente sobre el presupuesto público y el bienestar social).

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