El magnate recupera la oferta inicial de 44.000 millones de dólares con el objetivo de integrar la red social en una nueva plataforma digital
El empresario tecnológico Elon Musk, el hombre más rico del mundo, ha vuelto a hacer una oferta económica para adquirir Twitter. Musk ofrece 44.000 millones de dólares para hacerse con el 100% de las acciones de la empresa, lo que lo convertiría en el dueño absoluto de la red social y le permitiría hacer los cambios que quisiera.
El anuncio ha aumentado el valor de las acciones de Twitter un 12%, por lo que las autoridades de Wall Street (el principal mercado de valores de Estados Unidos y uno de los más importantes del mundo) han suspendido la cotización de forma temporal hasta tener más detalles del acuerdo.
La nueva oferta económica de Musk es un giro imprevisto en esta historia. Musk anunció la compra de Twitter en abril (también por 44.000 millones), pero unas semanas más tarde retiró su oferta porque creía que había más cuentas falsas y bots de los que aseguraba la empresa.
La marcha atrás en el acuerdo provocó una caída en el precio de las acciones y los propietarios de Twitter denunciaron a Musk, porque creían que todo formaba parte de una estrategia para rebajar el valor de la empresa. El juicio debía empezar el 17 de octubre, pero Musk se ha avanzado y ha recuperado la oferta inicial. Ahora solo falta que se confirme la venta.
Twitter fue creado en 2006 y tiene más de 480 millones de usuarios en todo el mundo, según datos de DataReportal. Aunque no es una de las plataformas más utilizadas (Facebook tiene 3.000 millones de usuarios, por ejemplo), los temas y publicaciones de Twitter tienen mucha repercusión en los medios de comunicación e incluso cierta influencia a nivel político.
Desde su propio perfil de Twitter, Musk ha anunciado algunos cambios en la red social, como añadir un botón de edición para poder modificar los contenidos una vez publicados, aceptar pagos en criptomonedas (para pagar anuncios o promocionar publicaciones) o actuar contra los bots que publican spam en el timeline de los usuarios.
X: una plataforma para todo
El objetivo de Musk al comprar Twitter es incorporar esta red social dentro de X, una nueva plataforma digital que incorporaría nuevas funciones más allá de la publicación de contenidos.
El magnate tuvo una reunión con los empleados de Twitter en junio para responder a sus preguntas y dudas sobre el futuro de la empresa. En aquel encuentro, Musk dijo que quería que Twitter fuera más como TikTok o WeChat, una de las principales plataformas en China.
La idea es que Twitter añada más contenidos de entretenimiento, como los vídeos de TikTok, para ganar audiencia entre el público más joven. Las redes sociales más utilizadas del mundo, como Facebook, YouTube o Instagram ya están apostando por este tipo de contenidos.
Otra de las ideas es incorporar nuevas funciones y servicios. De esta forma, además de publicar tuits, los usuarios de Twitter podrían enviar dinero, jugar a juegos online, pedir comida a domicilio o reservar un taxi desde la misma aplicación. Este modelo se basa en el formato de WeChat, que tiene más de 1.200 millones de usuarios en China.
De esta forma, Twitter se convertiría en una especie de aplicación para todo que se utilizaría en diferentes ámbitos: no solo para informar o informarse, sino también para actividades cotidianas y de ocio, y ganaría mucha presencia en nuestro día a día.
Los límites de la libertad de expresión
Musk es un usuario muy activo en Twitter, plataforma que utiliza para hacer anuncios oficiales, presentar nuevos proyectos de sus empresas o incluso para bromear con alguno de sus 108 millones de seguidores.
El millonario se considera a sí mismo un “defensor absoluto de la libertad de expresión” y cree que Twitter es la plataforma perfecta para intercambiar ideas y promover el debate. En ese sentido, está en contra de censurar cuentas, aunque estas difundan bulos, rumores o información no contrastada.
Un ejemplo de ello es cuando Twitter decidió suspender la cuenta de Donald Trump, el ex presidente de Estados Unidos, tras el asalto al Capitolio. La desinformación y las teorías de la conspiración publicadas por Trump alentaron el ataque a la sede del Gobierno de Estados Unidos. Si Musk acaba adquiriendo Twitter, seguramente Trump recuperará su cuenta.
El problema de no poner límites a la libertad de expresión es que hay algunos discursos y contenidos que amenazan los derechos del resto de usuarios, tal como señala Human Rights Watch (HRW), organización que trabaja para defender los derechos humanos en todo el mundo.
El discurso del odio es un problema cada vez mayor en las redes sociales: rebajar las normas de participación o dejar de censurar aquellas cuentas que no las cumplan puede aumentar el ciberacoso, los insultos y la intolerancia. Por otro lado, estas conductas de odio se dirigen a colectivos muy concretos, como las mujeres o el colectivo LGTBIQ+, que acaban renunciando a tener un espacio de participación en estas plataformas.
En ese sentido, HRW defiende que es necesario una “supervisión democrática” de la actividad en las redes sociales, ya sea a través de los algoritmos o de las normas de participación, para proteger a los usuarios de cualquier ataque y garantizar sus derechos.