La OMS ha declarado una emergencia de salud pública de importancia internacional por el brote de Mpox que ha surgido en África
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado una emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII) debido al brote de viruela del mono, también conocida como mpox. Este brote ha resurgido con fuerza en la República Democrática del Congo (RDC) y en otros países de África, lo que representa una amenaza a nivel global.
La decisión fue tomada por el Director General de la OMS, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, tras consultar con un Comité de Emergencias compuesto por expertos independientes. Este comité evaluó datos presentados por la OMS y los países afectados y concluyó que la viruela del mono tiene un alto potencial de propagarse más allá de África. La OMS emitirá recomendaciones temporales para ayudar a los países a controlar la situación.
La viruela del mono se detectó por primera vez en humanos en 1970 en el Congo y ha sido endémica en algunos países de África central y occidental. En los últimos años, el número de casos ha aumentado, y recientemente se ha identificado un nuevo tipo del virus, conocido como clado 1b, que parece transmitirse principalmente a través del contacto sexual. Esta cepa se ha detectado también en países vecinos como Burundi, Kenia, Ruanda y Uganda, que no habían registrado casos antes.
El aumento de casos en África, junto con la aparición de esta nueva cepa, ha llevado a la OMS a declarar la emergencia por segunda vez en dos años. Anteriormente, en julio de 2022, se había declarado una ESPII por un brote que se propagó rápidamente a través del contacto sexual. Esa emergencia se declaró terminada en mayo de 2023, pero el reciente brote en África ha reavivado la preocupación internacional. En lo que llevamos de año 2024, el número de casos ha superado ya el total del año 2023, con más de 14.000 diagnósticos y 524 muertes, según datos de la OMS.
La OMS está trabajando en colaboración con comunidades, gobiernos y otros socios para contener la propagación del virus mediante la distribución de vacunas, tratamientos y pruebas diagnósticas de manera equitativa.
¿Qué es la Viruela del Mono?
La viruela del mono, o mpox, es una enfermedad viral que afecta principalmente a roedores y primates, pero que se puede contagiar a los humanos. Es común en África Central y Occidental, aunque desde 2022 se ha extendido a otros países. El virus se transmite a las personas a través del contacto directo con animales infectados, como mediante mordeduras, arañazos o al manipular carne de caza. Se contagia entre los humanos mediante el contacto directo con las erupciones cutáneas, costras o fluidos corporales de una persona infectada. El contacto prolongado con gotitas respiratorias, como durante un beso o relación sexual, también es una vía de transmisión.
Los síntomas suelen aparecer entre 3 y 17 días después de la exposición e incluyen fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares, hinchazón de los ganglios linfáticos, cansancio y escalofríos. Un signo distintivo es un sarpullido que empieza en la cara, manos o pies y se extiende al resto del cuerpo, pasando por varias etapas hasta formar costras que eventualmente se caen.
Para prevenir la infección, es crucial evitar el contacto con personas o animales que presenten síntomas de la enfermedad. También es importante no tocar materiales que hayan estado en contacto con alguien infectado y mantener una buena higiene, lavándose las manos con agua y jabón o usando desinfectante de manos. El aislamiento de personas infectadas es fundamental para evitar la propagación del virus.
No existe un tratamiento específico para la viruela del mono, pero los médicos pueden usar medicamentos antivirales utilizados para tratar la viruela humana, que consiguió erradicarse en 1978 gracias al desarrollo de una vacuna específica. Las vacunas contra la viruela humana pueden ofrecer protección contra la viruela del mono, pero el enfoque principal del tratamiento es aliviar los síntomas y cuidar las lesiones cutáneas.
La importancia de las vacunas
La viruela humana se erradicó en 1978 gracias a la vacuna. Las vacunas son preparaciones que ayudan al sistema inmunitario a defenderse contra enfermedades al estimular la producción de anticuerpos. Estas preparaciones contienen una versión debilitada o muerta del patógeno, o una parte de este, que el cuerpo reconoce como extraño y contra el cual genera una respuesta inmunitaria. Esto permite que el cuerpo cree una «memoria» inmunitaria que le permite reaccionar de manera rápida y eficiente si vuelve a encontrarse con el patógeno activo, evitando que la persona se enferme o reduciendo la gravedad de la enfermedad.
Existen diferentes tipos de vacunas según cómo se fabrican y cómo interactúan con el sistema inmunitario. Pueden ser vacunas de virus vivos, como las que se utilizan para tratar enfermedades como el sarampión, las paperas, la rubéola y la varicela. También existen las vacunas inactivadas, que se fabrican a partir de fragmentos de un virus o bacteria muertos, y que se utilizan para prevenir enfermedades como la hepatitis A, la gripe y la rabia.
Las vacunas toxoides contienen toxinas producidas por bacterias, generando inmunidad directamente contra la toxina en lugar del germen en sí. También pueden necesitar refuerzos y se utilizan para tratar enfermedades como la difteria y el tétanos.
Finalmente, las vacunas biosintéticas se componen de sustancias fabricadas por el ser humano que imitan fragmentos de virus o bacterias, como la vacuna contra la hepatitis B.
Estos diferentes tipos de vacunas son esenciales para la protección contra diversas enfermedades, y su efectividad depende de factores como la forma en que se producen y se administran.