Un fragmento de hueso de 1,45 millones de años encontrado en el norte de Kenia evidencia que nuestros ancestros comían carne humana
Un estudio reciente publicado en Scientific Reports afirma que un fragmento de hueso de la espinilla de 1,45 millones de años de antigüedad, encontrado en el norte de Kenia hace 53 años, proporciona evidencias de canibalismo en nuestros ancestros humanos.
El fragmento, que fue descubierto hace 53 años y tenía poca documentación, presenta 11 marcas finas consistentes con marcas hechas por herramientas de piedra.
El análisis de las marcas sugiere que la carne fue arrancada del hueso, lo que lleva a la conclusión de que existió el canibalismo.
La paleoantropóloga Briana Pobiner, autora principal del estudio, sostiene que las marcas en el hueso sugieren que nuestros antepasados probablemente se comián entre sí para sobrevivir, en más ocasiones de lo que se creía hasta ahora.
Sin embargo, esta conclusión genera alguna controversia. Algunos expertos argumentan que la evidencia no es suficiente para demostrar definitivamente el canibalismo, ya que no hay pruebas de que la carne haya sido realmente consumida.
Los científicos debaten si otras explicaciones también podrían ser válidas, como marcas de caza o accidentes.
El debate sobre el canibalismo en la prehistoria ha sido objeto de discusión en el mundo académico durante más de un siglo, y las evidencias y conclusiones han sido cuestionadas y revisadas constantemente.
Los críticos del estudio reciente argumentan que se necesitan más contexto arqueológico y evidencia para llegar a conclusiones precisas sobre las prácticas canibalísticas pasadas.
Los paleoantropólogos abogan por elevar los estándares de evidencia y erudición para evitar interpretaciones apresuradas o sensacionalistas sobre el canibalismo en la prehistoria.
Pruebas de canibalismo en España
Los arqueólogos han encontrado evidencia de prácticas canibalísticas en el linaje humano que se remonta al menos hasta 800.000 años atrás. Una de las primera pruebas se halló en España, en concreto, en la cueva de la Gran Dolina, en la sierra de Atapuerca.
En esta cueva se descubrieron restos descuartizados de bisonte, oveja y ciervo, junto con al menos 11 individuos humanos, todos ellos niños o adolescentes, que mostraban signos de canibalismo.
Además de cortes y mordidas en los huesos, las pruebas sugieren que los residentes de la cueva, pertenecientes a la especie Homo antecessor, también se comían los cerebros de sus víctimas.
Los restos humanos se encontraron en capas que abarcan aproximadamente 100.000 años en la cueva de la Gran Dolina, lo que indica que el canibalismo pudo haber sido una práctica regular en esta comunidad.
Canibalismo entre los neandertales
Algunos científicos aseguran que los neandertales eran practicantes de canibalismo, aunque no existe una evidencia definitiva que sugiera que fueran caníbales de forma generalizada. De hecho, algunos investigadores sugieren que el canibalismo pudo haber sido una fuente de nutrición importante en épocas de supervivencia.
Los neandertales fueron una especie de homínidos que vivieron en Europa y partes de Asia hace aproximadamente entre 400.000 y 40.000 años atrás. Esta especie convivió y se apareó con los humanos durante miles de años.
En su caso, únicamente se han hallado algunos restos óseos que muestran signos de haber sido manipulados después de la muerte, si bien esto no necesariamente indica canibalismo.
Los críticos con esta teoría indican que puede haber varias razones para la manipulación de restos, como prácticas funerarias o rituales, en lugar de ser evidencia de canibalismo. En algunos sitios arqueológicos, se han hallado indicios que sugieren que los neandertales pudieron haber consumido ocasionalmente la carne de otros neandertales. Sin embargo, la frecuencia y el propósito de tales eventos siguen siendo temas de debate entre los investigadores, y la idea de que los neandertales fueron caníbales en gran escala no está respaldada por pruebas concluyentes.