La relación entre ambos países ha sido históricamente complicada, pues los dos defienden sistemas políticos e ideologías opuestas
El gobierno de Estados Unidos, todavía liderado por Joe Biden, ha anunciado la retirada de Cuba de su lista de países patrocinadores del terrorismo. El Vaticano ha sido el órgano encargado de mediar en este proceso de negociación entre La Habana y Washington, dos potencias que históricamente han estado enfrentadas por sus ideologías.
La lista de patrocinadores del terrorismo es una especie de “lista negra” elaborada por el Departamento de Estado que identifica a los países que, según el gobierno estadounidense, han proporcionado apoyo de forma reiterada a actos de terrorismo internacional.
Los países incluidos (ahora solo quedan tres: Corea del Norte, Irán y Siria) se enfrentan a sanciones económicas, restricciones comerciales y límites a la asistencia financiera y militar por parte de Estados Unidos.
La administración de Barack Obama ya retiró al país caribeño de esta lista en 2015. Sin embargo, lo hizo días antes de finalizar su primera presidencia. Cuando Donald Trump tomó el poder, decidió volver a incluirlo. El presidente justificó la decisión señalando que el gobierno cubano tenía una alianza con el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela y, además, se negaba a extraditar a miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia.
Ahora podría volver a ocurrir lo mismo. La medida ha entrado en vigor poco antes de que Donald Trump asuma la presidencia el próximo 20 de enero. El nuevo presidente podría volver a incluir a Cuba en la lista de promotores del terrorismo, como ya lo hizo en su primer mandato y, por tanto, la decisión de Biden quedaría anulada.
¿Quién gobierna en Cuba?
La historia reciente de Cuba no puede entenderse sin la figura de Fidel Castro, quien lideró la Revolución Cubana en 1959. Con el apoyo de la población, Castro consiguió poner fin a la dictadura de Fulgencio Batista, un militar que durante años sirvió a los intereses de Estados Unidos.
Así comenzó el régimen castrista, que durante más de 60 años ha gobernado en la isla caribeña sin oposición. Como sucede en otros países comunistas del mundo (por ejemplo, en China), en Cuba solo está permitido un único partido: el Partido Comunista, que es la única fuerza política reconocida constitucionalmente.
Muchas personas denuncian esta falta de pluralidad política y aseguran que Cuba es una dictadura controlada por la familia Castro y sus aliados. En 2018, hubo un relevo político: Miguel Díaz-Canel fue elegido presidente, por lo que por primera vez el líder del país no pertenecía a la familia Castro.
Sin embargo, a pesar de estos cambios, los nuevos líderes políticos mantienen la misma ideología y el mismo sistema castrista que reprime cualquier forma de oposición política o protesta social en el país. Esto ha perjudicado directamente la relación entre Cuba y Estados Unidos.
¿Cómo es la relación Cuba-Estados Unidos?
Con la llegada de Fidel Castro al poder, Cuba inició un proceso de transformación política, económica y social que llevó al establecimiento de un régimen comunista. En este sentido, el país estableció lazos diplomáticos y económicos con la Unión Soviética, enemiga ideológica de Estados Unidos durante la Guerra Fría.
El gobierno de Castro también nacionalizó la economía: todas las empresas, negocios y propiedades pasaron a manos del gobierno, que se encargaba de administrarlas y distribuir los beneficios entre la población. Además, implementó reformas agrarias, expropiando tierras de grandes propietarios, incluidas empresas estadounidenses.
Los discursos públicos de Castro, donde el dirigente hablaba de un proceso revolucionario de carácter socialista, lo distanció aún más de los ideales capitalistas de Estados Unidos. Con todo esto sobre la mesa, Cuba acabó rompiendo sus relaciones con EE.UU. en 1961. Un año después, Estados Unidos impuso restricciones comerciales, económicas y financieras contra la isla (algunas de ellas persisten a día de hoy).
La situación empezó a cambiar en 2009. Fidel Castro se retiró por motivos de salud y su hermano Raúl, con una mentalidad más abierta, le sustituyó como presidente. Mientras, en el país vecino, el demócrata Barack Obama sustituyó al republicano George Bush Jr. Los dos mandatarios decidieron restablecer poco a poco las relaciones, un avance que se vio truncado con la llegada de Trump a la Casa Blanca.
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