La nueva ley permitirá a las empresas imponer un sexto día laboral y jornadas de trabajo de hasta 13 horas diarias
El Parlamento de Grecia ha aprobado una nueva ley laboral, impulsada por el Gobierno conservador del primer ministro Kyriakos Mitsotakis. Con el apoyo de 158 diputados de un total de 300, la reforma permitirá alargar la jornada laboral y flexibilizar los horarios de trabajo.
En concreto, las empresas griegas podrán imponer un sexto día laboral (en sábados o domingos). Además, tendrán la posibilidad de variar los horarios de los trabajadores con 24 horas de antelación para adaptarlos a “las necesidades de producción”.
Esto quiere decir que, si una empresa ve un aumento repentino en la demanda de sus productos o servicios, podría requerir que algunos empleados trabajen horas adicionales o en horarios diferentes para satisfacer esa demanda sin tener que contratar personal adicional.
La reforma laboral también permite a los trabajadores tener un segundo empleo de un máximo de cinco horas diarias. Esta jornada se sumará a las ocho horas diarias de su actividad principal, por lo que habrá personas que puedan trabajar legalmente hasta 13 horas al día.
El Ejecutivo argumenta que la reforma trata de flexibilizar el horario y proteger a los trabajadores. Sin embargo, la noticia ha provocado una ola de movilizaciones en distintas ciudades de Grecia en los últimos días. Miles de personas se han manifestado contra la nueva ley, a la que consideran una forma de “esclavitud moderna”.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estableció en su Convenio sobre las horas de trabajo (1930) que las jornadas de los trabajadores no pueden exceder de 48 horas por semana y ocho por día. En convenios posteriores, la organización recomienda que la semana de trabajo no supere las 40 horas, un estándar que aplican la mayoría de países europeos.
Jornada laboral estándar
La jornada laboral de ocho horas al día y cinco días a la semana fue una conquista laboral que se logró a través de una serie de luchas y movimientos obreros. Durante años, las personas tuvieron que trabajar en condiciones muy duras, con largas jornadas y poco descanso.
Uno de los hitos más significativos en este contexto se produjo en Estados Unidos en 1886, cuando tuvo lugar una huelga masiva conocida como la Revuelta de Haymarket en Chicago. Los trabajadores exigieron una jornada laboral de ocho horas y el Gobierno acabó aprobando una nueva ley laboral.
Tres años más tarde, en 1889, el Congreso Internacional Obrero Socialista se reunió en París. Era un encuentro de trabajadores y trabajadoras de varios países que se unían para defender sus derechos conjuntamente. El Congreso proclamó el 1 de mayo como el Día Internacional de los Trabajadores y respaldó la demanda de una jornada laboral de ocho horas en todo el mundo.
Hoy en día, la semana laboral de 40 horas se ha establecido como una práctica estándar en muchas legislaciones laborales. En 2022, la semana laboral para los empleados de la Unión Europea de entre 15 y 64 años a jornada completa fue de 40,5 horas trabajadas de media, según los últimos datos de Eurostat.
El objetivo de este límite de horas es proporcionar a los empleados un equilibrio razonable entre trabajo y tiempo libre, ofreciendo la oportunidad de compaginar la vida laboral con las actividades personales, familiares y de ocio. Con este sistema, las personas tienen 8 horas para trabajar, 8 horas para dormir y 8 horas de tiempo libre.
En los últimos años, debido a los avances tecnológicos y la demanda de una mayor flexibilidad laboral, algunas empresas están explorando nuevos modelos de trabajo. Es el caso del trabajo remoto, que permite a los empleados trabajar desde casa, o la jornada laboral de cuatro días a la semana. Estos enfoques buscan mejorar la calidad de vida de los empleados y, al mismo tiempo, aumentar la productividad.
Crisis económica en Grecia
Grecia fue uno de los países de la Unión Europea más afectados por la crisis financiera global que se vivió en la región entre 2008-2009. La economía griega se contrajo drásticamente: el Producto Interior Bruto (PIB), que sirve para medir la riqueza de los países, se redujo y el desempleo aumentó considerablemente.
Como consecuencia, enfrentó una crisis de deuda soberana: no tenía ingresos suficientes para hacer frente a sus deudas como país. Con el objetivo de volver a la normalidad económica, Grecia recibió tres programas de rescate financiero de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional entre 2010 y 2018.
Estos programas aprobaron medidas de austeridad, cuyo objetivo era estabilizar las finanzas públicas y controlar la deuda pública. Las medidas tuvieron un alto costo social y económico: hubo recortes en el gasto público (se invirtió menos en áreas como la salud o la educación), aumentaron los impuestos y el desempleo creció.
En los últimos años, Grecia ha experimentado una recuperación económica gradual. Sin embargo, a día de hoy sigue siendo uno de los países de la Unión Europea con una mayor tasa de desempleo, junto a España e Italia. Uno de los principales objetivos de Nueva Democracia, el partido conservador de centroderecha que gobierna, es aprobar políticas para fomentar el crecimiento y la inversión.
Con la nueva reforma laboral, el gobierno del primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, pretende flexibilizar las jornadas laborales para que el trabajo se pueda ajustar a las necesidades del mercado. Sin embargo, esta libertad que ofrece a las empresas puede traducirse en inestabilidad laboral, ingresos variables y una falta de protección laboral para los trabajadores.