Doce de los clubs de fútbol más importantes de Europa se enfrentan a la UEFA para organizar su propia competición deportiva
Doce clubs de fútbol de la liga española, inglesa e italiana han presentado un nuevo proyecto deportivo: la Superliga, una competición de máximo nivel con los 20 clubes más importantes de Europa.
Los Clubes Fundadores son el Real Madrid CF, el FC Barcelona y el Atlético de Madrid de La Liga española; el Arsenal FC, el Chelsea FC, el Liverpool FC, el Manchester City, el Manchester United y el Tottenham Hotspur de la Premier League inglesa, y el AC Milan, el FC Internazionale Milano y el Juventus FC de la Serie A italiana. Otros tres clubes serán presentados próximamente hasta llegar a 15 clubes fundadores.
El objetivo es crear una competición cerrada en la que solo participen los principales equipos de las ligas europeas, garantizando el espectáculo futbolístico. Además, al organizar su propia competición, estos clubs podrán gestionar directamente los derechos comerciales y audiovisuales, que suponen miles de millones de euros.
La pandemia de coronavirus ha afectado también el negocio del fútbol. Las restricciones por la covid-19 obligan a disputar los partidos sin público, lo que ha provocado una disminución de los ingresos en entradas pero también de los patrocinadores, que invierten menos dinero en publicidad.
Los Clubes Fundadores señalan que este nuevo formato les permitirá aumentar los ingresos, mejorar su rendimiento deportivo y ofrecer más espectáculo. La Superliga empezaría en verano de 2022.
Sin embargo, la propuesta no ha gustado a todo el mundo. La Unión de Federaciones Europeas de Fútbol (UEFA), el máximo organismo del fútbol europeo, ha anunciado en un comunicado que actuará para detener este “cínico proyecto”. La UEFA cuenta con el apoyo de la Federación de Fútbol Inglesa, la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y la Federación Italiana de Fútbol (FIGC).
Según la UEFA, el fútbol se basa en competiciones abiertas y en el mérito deportivo, de forma que incluso los equipos más pequeños pueden llegar a disputar las grandes competiciones como la Champions League (si consiguen superar las primeras fases). En cambio, la Superliga solo beneficiaría a los clubes organizadores y a sus propios intereses.
Los clubes de la Ligue 1 francesa y de la Bundesliga alemana, las otras dos grandes ligas europeas, también se han posicionado en contra de la Superliga. E incluso el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, han criticado el proyecto.
Una cuestión de dinero
Los periodistas especializados señalan que, en el fondo, este enfrentamiento entre los Clubes Fundadores de la Superliga y la UEFA se debe a una cuestión de dinero.
Hasta ahora, el título anual más importante del fútbol europeo era la Champions League, un torneo organizado por la UEFA. Y es la UEFA también quien se encarga de repartir los beneficios derivados de esta competición (derechos de retransmisión, patrocinios) entre los clubes participantes. Pero los clubes consideran que son ellos, con los jugadores, quienes aportan el espectáculo, por eso quieren tener más poder sobre la distribución de ingresos.
Si la Superliga siguiera adelante, la Champions perdería a doce de sus competidores más importantes. Como consecuencia, la competición perdería interés y eso repercutiría en los contratos de publicidad y televisión. Por eso, la UEFA ha advertido a los Clubes Fundadores de que podrían quedar vetados de cualquier otra competición a nivel nacional, europeo o mundial.
Los Clubes Fundadores de la Superliga podrían ganar hasta 300 millones de euros por temporada, según un artículo publicado en enero en The Times en el que se descubrían algunos detalles del borrador. El ganador de la Champions 2021 se llevará unos 120 millones.
Además, recibirán 3.500 millones de euros de inicio para apoyar su estrategia deportiva y compensar las pérdidas provocadas por la pandemia. La Superliga cuenta con el apoyo económico de JP Morgan, una importante empresa financiera que aportará el crédito inicial para poner en marcha la competición.
El deporte como espectáculo
La Superliga sigue el ejemplo de otras competiciones que han apostado por un cambio de formato para ofrecer mayor espectáculo y, de este modo, aumentar sus ingresos. El modelo de referencia suelen ser las ligas deportivas de Estados Unidos, donde la competición es tan importante como el entretenimiento.
En el 2000, la empresa privada Euroleague Basketball organizó la Euroliga: una nueva competición entre los clubes de baloncesto más importantes de Europa que seguía el modelo de Final Four de la NBA americana. Este sistema aumentaba el número de enfrentamientos entre equipos, de forma que la clasificación podía cambiar a cada partido y eso añadía emoción a la competición.
La Euroliga acabó desplazando en interés y popularidad a la Copa de Campeones, la competición oficial organizada por la Confederación Europea de Baloncesto (FIBA).
La propia UEFA estaba preparando un cambio de formato para la Champions League, consciente de los efectos de la covid-19 sobre la economía de los equipos y de la intención de algunos clubs de crear una nueva Superliga.
Con el nuevo sistema, que debía presentarse oficialmente el 19 de abril, jugarán 36 equipos (ahora son 32) y de los 125 partidos que se disputan ahora se pasaría a 225 encuentros, lo que haría aumentar los ingresos por retransmisión y la opción de incluir más equipos en la competición.