El Tratado de Prohibición de Armas Nucleares entra hoy en vigor para garantizar un mundo más seguro
El 6 y el 9 de agosto de 1945 los Estados Unidos bombardearon las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki con bombas atómicas, un tipo de armas de destrucción masiva.
Aunque no hay datos oficiales, se cree que murieron cerca de 200.000 personas, además de las consecuencias sobre la salud de otros miles de personas que sufrieron enfermedades y malformaciones físicas durante años. Ambas ciudades quedaron arrasadas.
Fue el primer y único ataque nuclear de la historia y marcó el final de la Segunda Guerra Mundial (1940-1945), pero también hizo que los gobiernos se replantearan el uso de este tipo de armas debido a su capacidad de destrucción.
Ese fue el origen del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP, 1970) el primer documento que intentaba limitar la producción y uso de armas nucleares a nivel internacional.
El TNP está firmado por más de 190 países pero no prohíbe a todos los gobiernos desarrollar armas nucleares. De ahí que las Naciones Unidas quisieran crear un tratado más restrictivo y proteger el planeta de esta amenaza.
Casi medio siglo después, en 2017, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares (TPAN) para impedir el desarrollo de nuevas armas nucleares. Este tratado sí que prohíbe a los países firmantes desarrollar, producir, comprar o utilizar armas nucleares.
Los tratados internacionales no pueden entrar en vigor hasta que 50 países los han ratificado, entonces hay que esperar 90 días para implementarlos. En el caso del TPAN la fecha se cumple el 22 de enero de 2021, 75 años después de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki.
¿Quién puede utilizar armas nucleares?
A pesar de las graves consecuencias de las bombas atómicas lanzadas en 1945 y de la iniciativa del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), lo cierto es que la carrera nuclear continuó y otros países desarrollaron este tipo de armamento.
El TNP incluía una cláusula que permitía tener armas nucleares tan solo a cinco estados: Estados Unidos, Reino Unido, Rusia, Francia y China, porque ya disponían de este tipo de armamento antes de que el tratado empezara a redactarse.
Esto hizo que otros países cuestionaran la validez del acuerdo ya que, si otros países podían tener armas nucleares, ¿por qué no iban a desarrollarlas ellos también? Este enfrentamiento se producía en plena Guerra Fría, un periodo de gran tensión política tras la Segunda Guerra Mundial.
Según un informe del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), se calcula que estos cinco países, junto con India, Pakistán, Israel y Corea del Norte, poseen un arsenal de 13.400 armas nucleares.
Las instituciones internacionales y organizaciones como la Campaña Internacional para Prohibir las Armas Nucleares (ICAN), que en 2017 ganó el Nobel de la Paz, siguen alertando sobre el peligro que suponen estas armas y exigen a los gobiernos que se sumen al TPAN. Hasta ahora, solo una cuarta parte de los países del mundo ha ratificado el tratado.
Energía nuclear: ¿solución o amenaza?
Las armas nucleares suponen una amenaza evidente pero, ¿qué sucede con la energía producida con esta tecnología?
La energía nuclear se consigue mediante un proceso de fisión nuclear: se bombardean los núcleos de átomos de elementos como el uranio o el plutonio, para que se dividan en dos núcleos más pequeños. Durante este proceso de división se genera energía.
Al final del proceso, hay una parte de residuos radioactivos que tienen que enterrarse en depósitos muy profundos y pueden durar miles de años. Este es uno de los mayores inconvenientes.
Para algunos, este inconveniente no es una razón de peso para prohibir la energía nuclear y creen que podría ser la solución al cambio climático, porque su producción no genera gases de efecto invernadero. Pero otros, como los activistas de Greenpeace, advierten de que las centrales nucleares pueden ser muy peligrosas.
En la actualidad, el 10% de la energía que se produce en todo el mundo se genera en centrales nucleares, según la Asociación Nuclear Mundial.