Los escritores de series y películas se plantan ante los grandes estudios de cine y televisión para reclamar mejoras laborales
El Sindicato de Guionistas de Estados Unidos (WGA, por sus siglas en inglés) ha convocado una huelga indefinida que podría paralizar la grabación de nuevas series y películas e incluso modificar la emisión de algunos programas de televisión, como los famosos late shows o las telenovelas, donde los guiones se escriben con poca antelación.
Los guionistas denuncian que sus salarios son bajos y defienden que deberían recibir una parte proporcional de los beneficios que las plataformas de streaming y los estudios de cine y televisión obtienen gracias a las historias que escriben. También reclaman trabajar con equipos más grandes, que incluyan a varios guionistas.
Y ponen sobre la mesa otro debate: el uso de inteligencia artificial para escribir guiones. Las productoras defienden que los sistemas de IA permiten abaratar costes, pero los guionistas se oponen porque supone una amenaza para sus puestos de trabajo y, además, no ofrecen la misma calidad en los guiones.
Los salarios y condiciones laborales de los guionistas están establecidos por un contrato entre el sindicato WGA, que cuenta con más de 11.000 afiliados, y la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP, siglas en inglés), que representa a más de 350 empresas de producción de cine y televisión en Estados Unidos.
Este contrato expiraba el 1 de mayo y, después de semanas de reuniones para intentar renegociar las condiciones laborales, el 97,85% de los guionistas ha votado a favor de la huelga como medida de presión para lograr sus reivindicaciones.
No es la primera vez que los guionistas de Hollywood convocan una huelga. Entre 2007 y 2008, durante poco más de tres meses, ya consiguieron paralizar el sector televisivo. Series tan famosas como The Big Bang Theory, The Office, House, Lost o Breaking Bad tuvieron menos episodios de los planeados en aquella temporada por la falta de escritores.
Una nueva forma de producir series y películas
La aparición de plataformas como Netflix, HBO Max, Disney+ o Amazon Prime ha transformado el mundo del entretenimiento audiovisual y, también, la forma de crearlo. A diferencia de la televisión y el cine tradicionales, ahora el catálogo de producciones es interminable y ofrece una gran variedad de opciones para todos los gustos.
El problema de este modelo es que obliga a los guionistas a trabajar con unos tiempos más ajustados y en equipos más pequeños, porque los estudios planifican varias series a la vez y quieren ahorrar costes de personal.
Al mismo tiempo, las series son más cortas, tienen menos capítulos y restringen el número de decorados o argumentos, lo que dificulta el trabajo de los redactores. Los guionistas pueden pasar meses trabajando en una idea antes de que el estudio la apruebe definitivamente, y durante este tiempo cobran menos que si la serie ya se estuviera emitiendo.
Uno de los orígenes de este nuevo modelo fue la pandemia de covid, que disparó el consumo de contenidos online. Cada vez se producían más series y películas, pero las condiciones laborales de los guionistas habían cambiado: el confinamiento y las restricciones obligaban a trabajar desde casa, sin reuniones presenciales ni desplazamiento a los sets de rodaje.
Esta situación permitió ahorrar mucho dinero a los estudios y productoras, que intentan mantener el mismo sistema tres años después. No obstante, ahora las plataformas de streaming se han convertido en todo un negocio y los beneficios han aumentado, por eso los guionistas reclaman una mejora en sus contratos.
Los sindicatos en Estados Unidos
Estados Unidos es un país con un sistema capitalista: esto significa que los negocios y empresas privadas son la principal fuente de riqueza del país. En ese sentido, las leyes y políticas se crean para proteger los intereses privados.
Este modelo se diferencia del sistema socialista, como el que hay en la mayoría de países europeos, en que el gobierno interviene de forma más directa en la economía e impone una mayor regulación a las empresas para garantizar una serie de derechos sociales y laborales.
El modelo estadounidense permite que las empresas crezcan y se hagan muy ricas, libres del control de las autoridades. El problema es que no existe una legislación a nivel federal (aplicable en todo el país) que proteja los derechos de los trabajadores de forma generalizada.
En este contexto, los sindicatos representan la principal alternativa para defender los derechos laborales, aunque no son muy habituales en Estados Unidos: tan solo un 10,1% de los trabajadores estadounidenses son miembros sindicales, según las últimas estadísticas oficiales. Y la representación es aún menor en el sector privado, donde solo el 6% de los empleados están sindicados.
Aun así, el caso de los guionistas demuestra que unirse es una estrategia más para defender los derechos colectivamente y obtener resultados. El paro en la producción, grabación y emisión de contenidos audiovisuales podría generar miles de millones de pérdidas, por lo que los estudios y productoras se verán obligados a negociar si quieren mantener el negocio.