16 diciembre 2024
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16 diciembre 2024

La Antártida está cambiando de color

Las imágenes satelitales revelan que en esta región, conocida por su paisaje de hielo, están creciendo considerablemente las zonas verdes

El color verde se abre paso en la Antártida. Este continente, el más austral de la Tierra, es un vasto territorio cubierto casi en su totalidad por hielo. Sin embargo, en los últimos años y como consecuencia del calentamiento global, la región está experimentando un notable incremento de su cobertura vegetal.

Es la conclusión a la que ha llegado un nuevo estudio realizado por las universidades de Exeter y Hertfordshire, y el British Antarctic Survey, y publicado en la revista Nature. Los investigadores han analizado las imágenes de los satélites de la región para evaluar en qué medida la península Antártica se ha “reverdecido”.

Los resultados revelan que las zonas verdes de la Antártida han pasado de ocupar 0,86 km² en 1986 a 11,95 km² en 2021. Esto quiere decir que la vegetación ha crecido más de diez veces en la última década; un crecimiento que, según los científicos, se ha acelerado considerablemente desde 2016 hasta ahora.

Detrás de este fenómeno, está el cambio climático. Los investigadores señalan en el estudio que el aumento de la temperatura está impulsando la expansión de la vegetación en la región, en particular de los musgos. Estas plantas están creciendo en áreas que antes estaban cubiertas completamente de hielo y nieve

Pero el crecimiento de las zonas verdes no es solo un cambio paisajístico, sino que trae consigo importantes repercusiones ecológicas. La formación de nueva vegetación abre la puerta a la llegada de especies invasoras que no pertenecen naturalmente al ecosistema antártico, lo que podría alterar drásticamente la biodiversidad local.

Ola de calor en la Antártida

La Antártida lleva varios años sufriendo preocupantes olas de calor. Una ola de calor es un periodo prolongado de temperaturas anormalmente altas en comparación con las condiciones climáticas habituales de una región.

Este verano, por ejemplo, algunas partes de la Antártida Oriental registraron temperaturas inusualmente altas, que en lugar de oscilar los 50 y 60 grados bajo cero, llegaron a alcanzar entre -25 y -30ºC. No era la primera vez que el continente experimentaba cambios tan pronunciados en sus temperaturas. En 2022, la Estación Concordia, una base de investigación en el este de la Antártida, marcó 11,8 grados bajo cero

Las olas de calor en la Antártida están relacionadas con dos fenómenos. Por un lado, están los cambios en los patrones meteorológicos. La interacción de los sistemas de presión atmosférica y las corrientes oceánicas pueden provocar la llegada de aire cálido al continente. Por ejemplo, la presencia de anticiclones puede atrapar el aire caliente.

Sin embargo, el fenómeno que más preocupa a los científicos es el cambio climático. El aumento global de las temperaturas está afectando más intensamente a las regiones polares. Tanto la Antártida (Polo Sur) como el Ártico (Polo Norte) están calentándose a un ritmo más rápido que el promedio mundial.

Los científicos advierten que estas olas de calor podrían transformar el continente antártico y convertirlo en un lugar aún más vulnerable para los que habitan allí. Además, señalan que estos no son eventos extremos aislados, sino que cada vez son más frecuentes y severos.

Cambio climático en la criosfera

La criosfera es la parte de la Tierra donde las temperaturas son tan bajas que el agua se encuentra en estado sólido, ya sea en forma de nieve o de hielo. La palabra procede del término griego kryos, que significa “hielo”.

El Polo Norte y la Antártida conforman la mayor parte de la criosfera, pero también forman parte de ella los glaciares, las regiones nevadas o territorios como Groenlandia o el archipiélago de Svalbard (Noruega), cuya superficie también está cubierta de hielo. La criosfera se expande durante los meses de invierno y disminuye en verano, pero la masa de hielo que se pierde cada vez es mayor. 

Las personas, plantas y animales que viven en estas zonas son más vulnerables al cambio climático, ya que el aumento de temperatura provoca la desaparición de su hábitat natural y hace más difícil que encuentren recursos para alimentarse y subsistir.

Los científicos llevan años recopilando datos para ver cómo va cambiando el clima en estas zonas. Esta información permite establecer modelos y patrones para entender cómo evoluciona el cambio climático en estas regiones tan extremas y qué efectos podemos esperar. Además, la difusión de esta información es clave para aumentar la concienciación pública sobre el calentamiento global y sus consecuencias.

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