17 noviembre 2024
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17 noviembre 2024

La capa de ozono se recupera

Las Naciones Unidas señalan que el agujero de la capa de ozono podría restablecerse del todo en las próximas cuatro décadas

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha anunciado que el agujero de la capa de ozono, el escudo protector de la Tierra, se está haciendo más pequeño y que podría cerrarse del todo en el año 2066 en el Polo Sur, en 2045 en el Polo Norte y alrededor de 2040 en el resto del mundo.

Esta es la principal conclusión de un informe elaborado por el grupo de científicos del Protocolo de Montreal, un acuerdo que entró en vigor en 1989 y que prohíbe el uso de sustancias que agotan el ozono (SAO). Estas sustancias reducen el ozono de la atmósfera y hacen que la radiación solar que llega a nuestro planeta sea más perjudicial para los seres vivos.

Según los cálculos de los expertos de la ONU, casi el 99% de las sustancias prohibidas ya se han eliminado de la atmósfera. Así, la capa de ozono podría haber recuperado los valores de la década de 1980 (antes de que el agujero empezara a agrandarse) en los próximos cuarenta años.

Restablecer esta barrera natural podría ayudar a combatir el cambio climático. De acuerdo con el informe científico, gracias al Protocolo de Montreal y a sus enmiendas posteriores el calentamiento global podría reducirse entre 0,3 y 0,5ºC de aquí a finales de siglo.

Esto ayudaría a alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, firmado durante la Cumbre del Clima de 2015, en la que cerca de 200 países se comprometieron a trabajar juntos para limitar el aumento de temperatura entre 1,5 y 2 grados centígrados de cara al año 2100.

En ese sentido, los impulsores del acuerdo resaltan la importancia de que los países actúen todos juntos para hacer frente a la crisis climática. Después de prohibir y eliminar el uso de SAO, el siguiente paso debería ser abandonar los combustibles fósiles y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

El escudo protector de la Tierra

La capa de ozono se encuentra en la parte superior de la atmósfera, entre 10 y 40 kilómetros por encima de la superficie terrestre. La concentración de ozono en la parte más externa de la atmósfera crea un escudo contra la radiación solar, es decir, los rayos de sol que llegan a nuestro planeta y que pueden ser perjudiciales para los seres vivos.

El ozono absorbe hasta el 99% de la radiación ultravioleta y, de esta forma, la temperatura en la Tierra es lo suficientemente suave y se reúnen las condiciones necesarias para que haya vida. Si no existiera esta capa protectora, las temperaturas serían mucho más elevadas y aumentaría el riesgo de contraer cáncer de piel u otras enfermedades, además de afectar a las plantas y otros seres vivos.

El problema es que algunos gases y sustancias químicas utilizados por los humanos durante décadas han afectado el ozono y han hecho un agujero en esta capa. La mayoría son sustancias creadas artificialmente para el consumo humano, como los gases que se utilizan para la refrigeración, el aire acondicionado o los aerosoles.  

Con el objetivo de combatir el agujero de la capa de ozono, se creó el Protocolo de Montreal: un acuerdo que establecía la prohibición de sustancias dañinas para la capa de ozono. Hoy en día, el acuerdo está ratificado por todos los países del mundo y se considera un éxito de la cooperación internacional.

Los polos del planeta: las zonas más vulnerables

El agujero de la capa de ozono no es siempre igual, sino que va variando a lo largo del año debido al clima: la temperatura del aire y los vientos pueden influir en la cantidad de ozono que se concentra en la atmósfera.

Esto, combinado con la presencia de sustancias que afectan el ozono, hace que el agujero vaya cambiando de tamaño. En la web de la NASA, por ejemplo, puede verse cómo el agujero cambia de forma y tamaño casi cada día.

No obstante, hay regiones del planeta más afectadas que otras. La Antártida (Polo Sur) y el Ártico (Polo Norte) son especialmente sensibles a los cambios en el clima. Lo hemos visto este año en la Antártida, donde se han registrado temperaturas récord que ponen en peligro el ecosistema natural del Polo Sur.

Del mismo modo, el agujero de ozono es más grande en las zonas donde el clima es más extremo. En 2020 se detectó sobre la Antártida uno de los agujeros más grandes y profundos desde que se mantienen los registros: el agujero de ozono se extendía unos 25 millones de km2 (tanto como la superficie de Rusia y Canadá juntos).

Un agujero más grande en la capa de ozono permite una mayor entrada de radiación solar, que incide directamente sobre la superficie de hielo en los polos. Al mismo tiempo, el deshielo de los polos es uno de los principales efectos del cambio climático y tiene repercusiones globales.

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