23 diciembre 2024
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23 diciembre 2024

La educación, imprescindible para un mundo mejor

La pobreza y los conflictos armados siguen siendo un obstáculo para que millones de niños y niñas vayan a la escuela

La educación es un derecho fundamental de todas las personas. Este derecho está recogido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989. Pero, ¿por qué es tan importante?

La educación permite a las personas desarrollar su personalidad, empoderarse y llevar una vida más saludable y sostenible. Al mismo tiempo, estudiar nos permite conocer la historia y la cultura de otros pueblos, profundizar en otras realidades, y eso favorece la comprensión, la tolerancia y el respeto por los demás.

Garantizar el acceso a una educación de calidad permite que todas las personas dispongan de recursos para labrarse un futuro con igualdad de oportunidades. Por eso es muy importante que los países garanticen una educación equitativa, inclusiva y de calidad para todos y todas. La educación no puede depender de la clase social ni puede estar reservada únicamente a aquellos que puedan pagar por ella.

Por todo ello, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó el 24 de enero como el Día Internacional de la Educación. Además, la ONU ha incluido la educación en el Objetivo 4 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que pretenden acabar con los grandes problemas globales para el año 2030.

Desigualdad educativa en el mundo

A pesar de ser un elemento clave para el desarrollo y la justicia social, todavía existen grandes desigualdades en la educación a nivel global. Millones de niños y niñas siguen sin tener acceso a una educación debido a factores sociales, culturales y económicos.

Se estima que 258 millones de niños, niñas y adolescentes no van a la escuela en todo el mundo, según datos del último informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Además, 617 millones no saben leer y carecen de los conocimientos básicos de cálculo y matemáticas.

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La pobreza sigue siendo el principal obstáculo a la hora de acceder a una educación. A veces, los más pequeños deben enfrentarse también a otras dificultades: viven en zonas con conflictos armados o se ven obligados a trabajar a edades muy tempranas.

La situación es especialmente vulnerable en los países en vías de desarrollo, donde los niños y las niñas tienen muchas menos oportunidades de asistir a la escuela y acabar los estudios que aquellos que viven en países con rentas más altas. Como consecuencia, los menores que viven en estos países tienen menos opciones de desarrollar su potencial y trabajar para tener un futuro digno.

Las niñas, más vulnerables que sus compañeros

La desigualdad de género también está presente en la educación. Cada vez hay más niñas que van a la escuela en todo el mundo; sin embargo, estas se enfrentan a más dificultades que sus compañeros a la hora de recibir una educación de calidad.

Las niñas, por el hecho de serlo, se ven expuestas a grandes peligros como el matrimonio infantil o la violencia de género, lo que hace más complicado que puedan ir al colegio o terminar sus estudios. La situación es especialmente complicada en Guinea Ecuatorial y Tanzania, donde las niñas embarazadas tienen prohibido ir a la escuela.

Además, en algunas sociedades, las niñas adolescentes en edad de ir al instituto son consideradas lo suficientemente adultas como para trabajar, casarse o tener hijos. Según el último informe de la UNESCO, casi ninguna joven de un entorno rural pobre termina la enseñanza secundaria en al menos 20 países, la mayoría de ellos en África Subsahariana.

El peligro de ir a la escuela en zonas de conflicto

En los países afectados por la guerra, ir a la escuela se ha convertido en una situación muy peligrosa para millones de escolares. Así, se calcula que el 50% de los menores que no van a la escuela primaria viven en zonas con conflictos armados.

Alrededor de 24 millones de niños y niñas no van al colegio porque las escuelas están destruidas, porque no quedan profesores o por miedo a un posible ataque, según Unicef. Los países del mundo con más menores afectados son Sudán del Sur, Níger y Afganistán.

Por otro lado, debido a la violencia y los conflictos, millones de niños y niñas se ven obligados a abandonar sus hogares con sus familias en busca de una nueva oportunidad. Estamos hablando de 7,1 millones de niños, niñas y adolescentes refugiados en edad escolar. De ellos, más de la mitad (3,7 millones) no van al colegio o instituto, según ACNUR.

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Es fundamental que todos los niños y niñas del mundo puedan recibir una educación de calidad en un entorno seguro, que les permita convertirse en seres independientes y tener una vida mejor.

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