Las encuestas sitúan a Hermanos de Italia, una formación política de ultraderecha, como favoritos en las próximas elecciones
La italiana Giorgia Meloni, líder del partido de ultraderecha Hermanos de Italia (FI), será la ganadora de las elecciones italianas del próximo domingo 25 de septiembre. Así lo indican todos los sondeos y, de ser así, Meloni será la nueva primera ministra y la primera mujer en ocupar el cargo de Jefa de Gobierno en Italia.
Hermanos de Italia es un partido relativamente nuevo (se creó en 2012), pero en poco tiempo su discurso ha conseguido convencer a una parte importante de la población italiana. Como otros partidos de extrema derecha, FI está en contra de las políticas de acogida, apuesta por cerrar las fronteras a la migración y rechaza el derecho al aborto, por ejemplo.
Si el partido de Meloni pacta con la Liga Norte de Mateo Salvini (también de ultraderecha) y con Forza Italia de Silvio Berlusconi (partido de derechas), los tres partidos conseguirían la mayoría absoluta tanto en el parlamento como en el senado y podrían gobernar sin oposición.
La oposición está liderada por el Partido Democrático, formación de izquierdas representada por el ex primer ministro Enrico Letta. Sin embargo, las encuestas muestran que el voto para los partidos de izquierdas no será suficiente para superar a la coalición de derechas.
Italia vive una crisis política y económica agravada por la pandemia. Fue uno de los países europeos más afectados por la covid y uno de los últimos en rebajar las restricciones. Estas medidas han tenido un fuerte impacto en el turismo y la economía, lo que ha generado un fuerte descontento entre la sociedad.
Las elecciones italianas se convocaron tras la dimisión de Mario Draghi, el anterior primer ministro, que no consiguió formar un gobierno de coalición con el resto de partidos y acabó renunciando al cargo en julio de este año.
La extrema derecha en Europa
Hace ya varios años que los movimientos de extrema derecha han entrado en los gobiernos de Europa. Los casos más destacados son los de Lech y Ladislaw Kaczynski (Partido Ley y Justicia), que han ocupado varios cargos en el gobierno de Polonia desde 2005; o el de Víktor Orban (Fidesz-Unión Cívica Húngara), que es primer ministro de Hungría desde 2010.
Por otro lado, los partidos de ultraderecha han conseguido representación en los parlamentos de casi todos los países europeos: VOX en España, Agrupación Nacional en Francia, Alternativa para Alemania en el Bundestag, la Liga Norte en Italia, el Foro para la Democracia en los Países Bajos… Hace apenas una semana, el partido de extrema derecha Demócratas de Suecia fue el segundo más votado en las elecciones.
Estas formaciones comparten ideas comunes como el discurso contra la inmigración, la defensa de la familia tradicional y el rechazo del feminismo, por ejemplo. La mayoría también son euroescépticos: están en contra de la idea de la Unión Europea y de la colaboración entre países, y creen que a cada uno le iría mejor por su cuenta.
El auge de la ultraderecha se produce, sobre todo, en momentos de crisis. Estos movimientos presentan soluciones rápidas y poco realistas a los problemas de la sociedad, como el desempleo, los recortes en los servicios públicos o la falta de oportunidades. Estas problemáticas requieren de medidas complejas que tienen efectos a largo plazo, pero los ultraderechistas aprovechan el malestar social y apelan a las emociones para ganar apoyos.
En algunos países, los gobiernos han llevado a cabo un “cordón sanitario”: un pacto entre partidos políticos para mantener a la extrema derecha fuera del poder. Sin embargo, cada vez más partidos de derecha están dispuestos a pactar con la extrema derecha y formar gobiernos de coalición para no perder su influencia.
El resultado es un “blanqueamiento de la ultraderecha”: sus ideas excluyentes se normalizan y estas formaciones acaban entrando en los gobiernos como si fueran un partido democrático más. Sin embargo, estos partidos no pueden considerarse democráticos porque van en contra de los derechos de una parte de los ciudadanos, como las mujeres, los migrantes o el colectivo LGTBIQ+.
La campaña en las redes sociales
Italia tiene una población de casi 60 millones de habitantes, de los cuales 50 millones están llamados a las urnas el próximo domingo. Además, por primera vez, los menores de 25 años podrán votar también a los representantes del senado (hasta ahora solo podían votar a los diputados del parlamento).
Esta situación ha hecho que los candidatos se lancen a las redes sociales para promover su candidatura ya que, desde allí, pueden conseguir más visibilidad frente a los votantes más jóvenes.
Aprovechando la popularidad de TikTok, varios políticos italianos se han creado un perfil para conectar con la Generación Z: Giorgia Meloni, Matteo Salvini, el exprimer ministro Matteo Renzi… Desde allí explican los puntos de su programa electoral, pero también muestran anécdotas durante la campaña y dejan ver su perfil más personal.
Uno de los perfiles más comentados es el del ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi, que a sus 85 años acumula más de 580.000 seguidores. Además de hacer carrera en la política, Berlusconi es un importante empresario que ha creado un imperio televisivo en Italia y España: de ahí su afición al entretenimiento y el espectáculo.