18 noviembre 2024
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18 noviembre 2024

La fotografía como testimonio histórico en Catalunya

Hacemos un recorrido por la captación de imágenes y cómo esta se ha utilizado para documentar la realidad social catalana y la identidad de grupo

El inicio de la fotografía durante el siglo XIX revolucionó todo el mundo y la historia de este arte en Catalunya no podría entenderse sin tener en cuenta su contexto internacional. La invención de Daguerre (el daguerrotipo, un dispositivo capaz de producir imágenes únicas) tuvo una repercusión inmediata en multitud de países. De hecho, el manual donde describía el proceso de su aparato se tradujo a varios idiomas. 

En España, en 1839 (el mismo año de la presentación del daguerrotipo) se publicaron tres traducciones de su manual, libros físicos y numerosos artículos en prensa. Precisamente en Catalunya, fue el Diario de Barcelona el que publicó el 26 de enero de 1839 la primera noticia sobre el descubrimiento de la fotografía a manos del artista francés. 

El mismo año de su invención, la Real Academia de Artes y Ciencias de Barcelona promovió la adquisición de una cámara y se organizó una sesión pública para captar la que se consideraría la primera fotografía española. Se hizo desde una azotea de Pla de Palau (en aquel momento Plaza de la Constitución) y retrató el edificio de la Llotja y los porches de la Casa Xifré. Fue el 10 de noviembre de 1839. 

La popularización del uso de la fotografía

Desde finales del siglo XIX y hasta el estallido de la Guerra Civil, nace y se desarrolla con fuerza una cultura fotográfica amateur y popular en Catalunya.  Esto sucede al mismo tiempo que en otros países marca un hito: es la primera vez en la historia que una persona podía representarse a sí misma sin depender de conocimientos artísticos ni técnicos. 

Durante las primeras décadas del invento, la complejidad de los procesos hizo que hubiera muy pocos fotógrafos amateurs. Eso cambió en 1888, cuando el fundador de Kodak, George Eastman, comercializó la primera cámara que había diseñado. Era de formato reducido y permitía enviar la película a cambio de recibir fotos reveladas. Fue un procedimiento que se extendió alrededor del mundo. 

Los valores sociales y culturales, junto a las prácticas de ocio de la época marcaron una tendencia en la fotografía que permitió crear imágenes recogiendo la documentación de la realidad (con episodios históricos como la nueva sociedad industrial catalana, el anarquismo o el asociacionismo), la identidad de grupo, la cohesión social, la memoria o las emociones

Retratos de estudio de principios de siglo

Desde su aparición en 1839, el daguerrotipo creó una profunda fascinación por la forma en que esas pequeñas placas plateadas atrapaban la identidad humana. La fotografía se convirtió en una  herramienta para el uso doméstico como registro para la memoria, principalmente de los espacios cotidianos. 

En el ámbito popular, la fotografía tuvo un impacto universal que impulsó su explotación comercial, comportó mejoras en el proceso e hizo que floreciera la primera industria basada en esta tecnología: los estudios fotográficos

La fotografía de estudio ya no solo recogía momentos cotidianos, sino que se le empezó a un valor significativo a la imagen. En aquel entonces se popularizaron fotografías que se llevan en la cartera y que se reparten entre los familiares. Muchas personas de avanzada edad aún conservan la primera fotografía de su pareja sentimental hecha en estudio fotográfico.

Los inicios del reportero gráfico en Catalunya

Plasmar en el recuerdo un momento concreto de una situación cotidiana llevó al fotógrafo a recoger instantes que podían pasar a la historia como testimonio gráfico. Así nació la figura del fotoperiodista. Las condiciones técnicas avanzaban y el reportero podía empezar a congelar movimientos, liberándose del trípode y de cámaras pesadas. 

Los periódicos catalanes empezaron a publicar estas imágenes a principios de siglo y los editores descubrieron el potencial de unas fotografías que hablaban por sí solas. Los fundadores del fotoperiodismo catalán fueron Adolf Mas, quien ideó el primer archivo fotográfico en Catalunya el año 1900, y Amadeu Mauri

Estos reporteros gráficos empezaron a definir la sociedad catalana del primer tercio del siglo a través de las imágenes que acompañaban las noticias. El autor retrataba los cambios arquitectónicos, sociales y culturales de la ciudad en imágenes que van del registro documental a las corrientes artísticas europeas contemporáneas. 

Del arte al negocio

Fue a partir de mediados del siglo XIX cuando comenzó a considerarse la fotografía como un negocio con futuro. En distintos países de Europa surgieron algunas empresas que no solo se dedicaban a realizar retratos, sino también a comercializar y a distribuir reproducciones de obras de arte, fotografías de vistas de ciudades, monumentos y paisajes o retratos de personalidades importantes.

Exposiciones sobre la historia de la fotografía

Un ejemplo para entender la evolución del arte de la fotografía catalana podrá verse en el Centro de Fotografía KBr de Fundación MAPFRE durante el próximo año. Esta muestra propone revisar el fenómeno de la fotografía amateur y popular en Catalunya a principios del siglo XX a través de la muestra La cámara doméstica (de febrero a mayo de 2024). 

No es la única exposición sobre fotografía de interés. Sobre la creación del retrato de estudio tenemos La mirada cautiva, una colección de hasta 105 daguerrotipos del Centre de Recerca i Difusió de la Imatge (CRDI) de Girona, creados a partir de este momento de optimismo tecnológico impulsado por el artista francés. La muestra contiene principalmente retratos de estudio individuales, de parejas o de grupos y dos retratos post mortem

Otra de las exposiciones que permite avanzar en la historia de la fotografía en Catalunya es la que retrata la Barcelona de contrastes: Adolf Mas. Los ojos de Barcelona. Esta hace un recorrido por el pionero del reporterismo gráfico en la comunidad. Las imágenes de Mas documentan una gran variedad de acontecimientos y actos culturales, así como las novedosas infraestructuras e iniciativas que afloraban en la Barcelona de principios del siglo XX. 

Por último, la exposición La Catalunya de Jules Ainaud (1871-1872) es un reconocimiento a la obra fotográfica que el artista realizó por encargo de la casa J. Laurent durante dos años de finales del siglo XIX. La muestra recoge fotografías que abarcan desde el Ebro hasta la Ciudad Condal, y que recorren lugares como Tortosa, Tarragona, los monasterios de Poblet y Santes Creus, el monasterio y la montaña de Montserrat y Barcelona. 

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