23 noviembre 2024
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23 noviembre 2024

La higiene menstrual, un reflejo de la desigualdad en el mundo

La pobreza, la desigualdad de género, los estereotipos y tabúes influyen en la manera como viven la menstruación millones de mujeres y niñas 

Cada mes, cerca de 1.800 millones de niñas, mujeres, personas transgénero y no binarias tienen la regla durante un periodo de dos a siete días, según datos de UNICEF, y la gran mayoría no pueden gestionar su ciclo menstrual de forma digna y saludable.

El inicio de la menstruación supone un cambio fisiológico trascendental en la vida de las niñas y adolescentes: muchas se enfrentan a los prejuicios y el estigma, mientras que otras no disponen de los productos y materiales básicos para cubrir las necesidades de higiene derivadas del ciclo menstrual.

Por ese motivo, el 28 de mayo se celebra el Día Internacional de la Higiene Menstrual, una jornada que busca visibilizar la menstruación como un proceso biológico natural por el que ninguna persona debería ser excluida o menospreciada en el entorno familiar, social o laboral. Se ha elegido este día porque los ciclos menstruales tienen una duración media de 28 días y las personas menstrúan, de media, cinco días al mes, y mayo es el quinto mes del año. 

Otro de los objetivos es concienciar sobre la pobreza menstrual, es decir, los problemas y dificultades económicas que sufren las personas menstruantes y que les impiden acceder a recursos y productos de higiene menstrual: compresas, tampones, copas menstruales, jabones… 

La duración del ciclo menstrual de cada persona está condicionada por varios factores: hay un componente genético, pero también influyen la alimentación, las patologías, los cambios hormonales, la edad… Si juntáramos todos los días de regla en la vida de una persona menstruante, podría tener la regla entre 3 y 8 años seguidos a lo largo de su vida. 

Menstruación y derechos humanos

La menstruación está directamente relacionada con la salud sexual y reproductiva de las mujeres y niñas. Por eso, no poder vivirla con dignidad es una violación de sus derechos, recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH).  

La desigualdad de género, la pobreza extrema, las crisis humanitarias y las creencias y tabúes culturales pueden provocar que la menstruación sea una etapa llena de estigmas y obstáculos.  Pero, ¿qué consecuencias sufren las personas que menstrúan? 

Por un lado, la falta de instalaciones de agua limpia y saneamiento (lavabos y duchas) puede provocar infecciones y enfermedades, que pueden tener consecuencias graves a la hora de tener relaciones sexuales o de ser madres, por ejemplo. Además, no disponer de un espacio privado y seguro para cambiarse o lavarse las expone a ser juzgadas o atacadas; en algunos países donde los baños no están segregados por sexo, algunas mujeres incluso son víctimas de ataques sexuales.

Las mujeres también pueden ser excluidas de la vida pública (trabajo, calles, escuela…) durante los días que tienen el ciclo menstrual. Esto sucede porque se entiende la menstruación como algo sucio y vergonzoso que debe ocultarse. En algunos países como la India, las mujeres son expulsadas de sus casas y se ven obligadas a vivir en cobertizos durante esos días. Tampoco pueden participar en celebraciones, ritos religiosos o incluso en eventos deportivos. Este tipo de prácticas refuerza la idea de que las mujeres y niñas tienen menos derecho a utilizar los espacios públicos y a participar de la vida social.

Por otro lado, tener la regla puede ser sinónimo de desigualdad de oportunidades en distintos ámbitos (laboral, educativo, deportivo…), pues todavía existe la falsa creencia de que cuando una persona tiene la menstruación es más débil o se siente emocionalmente más vulnerable. La realidad es que las capacidades físicas o emocionales de la mayoría de mujeres y niñas no disminuyen cuando tienen la regla, a no ser que tengan algún tipo de síndrome o enfermedad asociada, como podría ser la endometriosis (cuando el revestimiento del útero crece por fuera del mismo). 

Una ley pionera para la salud menstrual

España se ha convertido en el primer país de la Unión Europea que reconoce el derecho a la salud menstrual como derecho fundamental para la salud de todas las mujeres. Así lo considera la nueva Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo, aprobada por el Consejo de Ministros el 17 de mayo de 2022. 

Con esta reforma, las mujeres que sufran reglas muy dolorosas, que no les permitan desarrollar su actividad profesional con normalidad, podrán pedir la baja laboral y será el Estado quien asuma los costes económicos. 

La ley también contempla ofrecer de manera gratuita los productos de higiene menstrual (compresas, tampones…) en los centros educativos, en las cárceles y en los centros de servicios sociales donde asisten las personas con pocos recursos económicos.  

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