26 diciembre 2024
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26 diciembre 2024

La reina Margarita II de Dinamarca deja el trono

La única mujer del mundo al frente de una monarquía tras la muerte de Isabel II ha abdicado, poniendo fin a un reinado de 52 años

Margarita II de Dinamarca deja de ser reina. La única mujer del mundo al frente de una monarquía tras la muerte de Isabel II ha abdicado, después de más de cinco décadas como jefa de Estado. Lo ha hecho en favor de su primogénito, Federico X, que tras la abdicación del pasado 14 de enero se ha convertido en el nuevo rey de los daneses.

La reina de 83 años anunció que dejaría el trono durante su tradicional discurso de Fin de Año, retransmitido a través de televisión. De esta manera, se pone fin al reinado más longevo de una monarca viva: 52 años al frente de la Casa Real danesa. Sin embargo, seguirá conservando el título de reina y el tratamiento de Su Majestad

Hija primogénita del rey Federico IX y de la reina Ingrid, Margrethe Alexandrine Þorhildur Ingrid (nombre completo) nació en el Palacio de Amalienborg, en Copenhague, el 16 de abril de 1940. Con solo 13 años fue proclamada heredera a la Corona gracias a una reforma constitucional que derogó la Ley Sálica, una norma impedía a las mujeres acceder al trono. 

Al morir su padre casi dos décadas más tarde, se convirtió en la segunda monarca de la historia de Dinamarca después de Margarita I (1387-1412). En 1967 contrajo matrimonio con Henri de Laborde, conde de Montpezat, que falleció en 2018. El matrimonio tuvo dos hijos: el príncipe heredero Federico, y el príncipe Joaquín.

Su abdicación ha sido una noticia inesperada en el país, pues ningún soberano de esta región del norte de Europa había renunciado al trono en los últimos 900 años. En términos de permanencia, la familia real danesa puede considerarse como una de las más antiguas del mundo, al haber existido durante al menos un milenio

El reinado de una mujer

Margarita II de Dinamarca es un caso aislado en el resto de monarquías europeas: es la única mujer viva que era jefa de Estado. El resto de reinas actuales en Europa tienen el título de reina consorte

Una reina consorte es la esposa del rey que ocupa el trono, pero que no tiene el título de soberana. Aunque comparte ciertos privilegios y responsabilidades con el rey, no posee la autoridad política inherente al cargo real. Esto quiere decir que su posición está vinculada principalmente al hecho de estar casada con el monarca.

Su principal función es dar apoyo en las tareas durante su reinado, así como acompañar a la gran mayoría de actos oficiales o eventos públicos. De esta manera, su rol suele incluir deberes ceremoniales y representativos.

Como ejemplo tenemos el caso de Inglaterra. Con el fallecimiento de Isabel II, que era la reina soberana de Reino Unido, su hijo Carlos III ha sido proclamado nuevo rey y jefe de Estado del país. Así, su mujer Camila Parker es la actual reina consorte. Es lo mismo que ocurre en España, donde el rey es Felipe VI y la reina consorte es Letizia Ortiz.

Sin embargo, esta situación cambiará en muchas monarquías europeas en los próximos años debido a las nuevas generaciones. En España, la princesa Leonor de Borbón sucederá en el trono a su padre; en Bélgica, la heredera al trono es la princesa Elisabeth, primogénita del rey Felipe; en Países Bajos, la próxima reina será la princesa Catalina Amalia, primera hija del monarca Guillermo.

¿Monarquía o república?

En una monarquía, el jefe de Estado es un monarca, que puede ser un rey o una reina. Este líder suele ocupar el cargo de por vida y, en muchos casos, la posición es hereditaria, pasando de padres a hijos.  

En el otro lado encontramos la república, donde el jefe de Estado es un presidente o presidenta, elegido por un periodo determinado a través de elecciones u otros procesos democráticos. Este no hereda su posición y se elige en base a votos de la población o de representantes elegidos.

El debate entre monarquía y república ha sido un tema recurrente que ha evolucionado a lo largo de la historia. Ambas formas de gobierno tienen defensores y críticos.

Los defensores de la monarquía a menudo argumentan que esta aporta una conexión histórica y cultural profunda con el pasado de una nación. Consideran que la figura del monarca, a menudo vinculada a la historia del país, puede desempeñar un papel unificador en la sociedad. Por todo ellos, sostienen que la monarquía proporciona estabilidad política.

Por otro lado, los partidarios de la república abogan por sistemas políticos basados en principios democráticos y de igualdad. Consideran que la elección de líderes a través de elecciones es una expresión directa de la voluntad popular, sin depender de estructuras hereditarias como ocurre en la monarquía.

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