Un nuevo estudio científico analiza los efectos del calentamiento global y cómo podría afectar al planeta si no se toman medidas
El nivel del mar podría aumentar y ocupar zonas de costa donde habita el 10% de la población mundial, lo que significa que algo más de 800 millones de personas perderían sus hogares y se verían obligadas a desplazarse tierra adentro. Es la conclusión de una investigación de Climate Central, una organización de científicos y periodistas especializados en cambio climático.
El avance de la línea de costa tierra adentro también provocaría la desaparición de algunos países insulares, formados íntegramente por islas, como por ejemplo algunos estados del océano Pacífico como Tuvalu o las islas Marshall.
El estudio señala que Asia sería el continente más afectado: de los diez países más perjudicados a largo plazo, ocho están en este continente. China, la India, Bangladesh y Vietnam serían los más afectados. En China, por ejemplo, más de 40 millones de personas viven en zonas que quedarán bajo el nivel del mar a finales de siglo.
La web de Climate Central ofrece un interactivo en el que se muestra cómo quedarían algunas ciudades bajo el agua si no reducimos las emisiones de gases contaminantes y se mantiene el aumento de temperatura actual, previsto en 3ºC.
Hace décadas que el nivel del mar está subiendo debido a la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Estos gases acumulan calor y generan un aumento en la temperatura global que provoca el deshielo de los polos: el hielo derretido añade agua a los mares y océanos, provocando el temido aumento de la línea marítima.
El calentamiento global de hoy tiene un origen antropogénico, es decir, que está provocado por las actividades humanas: fábricas, transporte, producción de energía, ganadería… Por eso también depende de nosotros reducir las emisiones y, así, frenar el aumento de temperatura.
El Acuerdo de París de 2015 señalaba que, para evitar las peores consecuencias del cambio climático, era necesario mantener el aumento de temperatura global por debajo de los 2 grados centígrados. El problema es que el calentamiento del planeta no puede detenerse de golpe así que, aunque redujéramos las emisiones al máximo, la temperatura seguirá aumentando un tiempo por los gases ya acumulados en la atmósfera. Por eso es imprescindible actuar cuanto antes.
Según el informe de Climate Central, si redujéramos las emisiones para limitar el aumento de temperatura a 1,5ºC (la principal recomendación del Acuerdo de París), podríamos evitar tener que abandonar las megaciudades de la costa y recurrir a medidas de protección que no se sabe si funcionarían, como los fallidos diques móviles de Venecia.
Corales en peligro
El deshielo de los polos no sólo afecta a las poblaciones de costa. Cuando el hielo se derrite se mezcla con el agua de los océanos y eso cambia su composición química, lo que puede afectar a la fauna y flora de los océanos.
Es el caso de los corales, una de las especies marinas más vulnerables al cambio climático. Las barreras de coral solo ocupan el 0,2% del fondo marino pero representan el hogar de una cuarta part de la fauna marina, además de ser una barrera natural para los ecosistemas de costa.
Sin embargo, los corales están desapareciendo en todo el mundo por culpa de la actividad humana, según un estudio presentado recientemente por la Iniciativa Internacional sobre los Arrecifes de Coral (ICRI). La acidificación de los océanos provocada por el deshielo, la contaminación o la pesca masiva ponen en peligro la supervivencia de estos animales.
El aumento de la temperatura de mares y océanos provoca la decoloración de los corales y, a largo plazo, su desaparición. Se calcula que, entre 2009 y 2018, se perdió el 14% de los arrecifes de coral en todo el mundo.
El impacto de los cruceros
Una de las fuentes de contaminación más graves en los mares y océanos son los cruceros, que afectan a la calidad del agua y de los ecosistemas marinos, pero también del aire que respiramos.
Muchos cruceros utilizan un combustible llamado fueloil pesado, mucho más contaminante que la gasolina de los coches. En realidad, el fueloil está prohibido en tierra porque se considera un residuo peligroso que puede producir lluvia ácida y cáncer, pero los barcos lo utilizan porque es más barato.
Según un estudio publicado en la revista Marine Pollution Bulletin, la huella de carbono producida por un crucero en un día puede superar la de 12.000 coches. Los pasajeros de un crucero que navegase por el Atlántico durante siete días podrían producir las mismas emisiones de CO2 que un ciudadano en Europa durante un año entero.
El mismo informe destaca el impacto de los residuos sólidos sobre el medio ambiente y la salud. Un crucero con 2.700 pasajeros, por ejemplo, puede llegar a producir una tonelada de basura al día. Generalmente, estos residuos se incineran a bordo (lo que provocan más emisiones) o se descargan de forma ilegal en el mar.