El informe The Lancet Countdown in Europe 2024 advierte de la necesidad de actuar urgentemente para proteger nuestra salud frente al cambio climático
Los efectos negativos del cambio climático en nuestra salud no son iguales en toda la región y a menudo reflejan desigualdades socioeconómicas y marginación. Es la conclusión a la que ha llegado The Lancet Countdown in Europe 2024, un nuevo informe que hace un seguimiento de los vínculos entre el cambio climático y la salud en toda la región europea.
Los resultados muestran que los efectos negativos del cambio climático sobre la salud han empeorado en los últimos años. Se estima que las muertes relacionadas con el calor han aumentado en la mayor parte de Europa, con un incremento medio de 17 muertes por cada 100.000 habitantes entre 2003-2012 y 2013-2022.
Sin embargo, el informe también revela que estos efectos dependen de factores como el sexo o la clase.
Por un lado, los datos revelan que la mortalidad relacionada con el calor fue dos veces mayor en las mujeres que en los hombres. Por su parte, los hogares con bajos ingresos tenían una probabilidad sustancialmente mayor de experimentar inseguridad alimentaria causada por el cambio climático.
Además, el sur de Europa tiende a verse más afectado por las enfermedades relacionadas con el calor, los incendios forestales, la inseguridad alimentaria y la sequía.
El estudio de The Lancet concluye que si no se adoptan medidas climáticas, se prevé que los efectos adversos para la salud relacionados con el cambio climático empeoren en todo el mundo, afectando a miles de millones de personas.
Desigualdad de género y cambio climático
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ya ha advertido en numerosas ocasiones que la crisis climática no es “imparcial en cuanto al género”. Las mujeres y las niñas sufren los peores efectos del cambio climático, lo que agrava la desigualdad de género existente y plantea amenazas únicas a sus medios de vida, salud y seguridad.
Las mujeres, especialmente en regiones rurales y en países en desarrollo, dependen en gran medida de los recursos naturales para sobrevivir. La degradación ambiental y los eventos climáticos extremos afectan la disponibilidad de estos recursos, limitando sus oportunidades.
Durante las épocas de sequía y precipitaciones irregulares, las mujeres, como trabajadoras agrícolas en estos lugares, trabajan más arduamente para obtener ingresos y recursos para sus familias. Según la ONU, esto representa una mayor presión para las niñas, que a menudo deben abandonar la escuela para ayudar a sus madres en este trabajo extra.
Además, como el cambio climático agrava los conflictos armados en todo el mundo, las mujeres y las niñas son más vulnerables a todas las formas de violencia de género: la violencia sexual, la trata de personas y el matrimonio infantil son algunas de ellas.
El verano más caluroso
El cambio climático sigue presente y cada año su impacto es mayor. Ahora un nuevo estudio ha confirmado lo que muchos expertos ya anticiparon: el verano de 2023 fue el más caluroso en el hemisferio norte en los últimos 2.000 años, casi 4 grados más cálido que el verano más frío del mismo período.
Los resultados, publicados en la revista Nature, demuestran que en el hemisferio norte ya se ha incumplido el Acuerdo de París de 2015 para limitar el calentamiento a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales.
En los últimos 60 años, el calentamiento global, generado por la emisión descontrolada de gases de efecto invernadero, está provocando que los fenómenos meteorológicos extremos (sequías, inundaciones, olas de calor, ciclones tropicales…) se vuelvan cada vez más fuertes y frecuentes.
Aunque estos fenómenos afectan a todas las regiones del mundo, los países más desfavorecidos y con menos recursos son los más vulnerables frente al impacto del cambio climático. Entre los más afectados encontramos algunos países de África. En los últimos 50 años, los peligros relacionados con las sequías han provocado la muerte de más de medio millón de personas, según datos de las Naciones Unidas (ONU).
Países como Túnez, Argelia o Libia están experimentando olas de calor extremo, que vienen acompañadas de incendios forestales. Según la ONU, el aumento de la temperatura ha reducido un 34% el crecimiento de la productividad agrícola en el continente africano. Esto se suma a los conflictos armados y agrava la situación de crisis alimentaria y malnutrición.